(Aica) Monseñor Cardelli recordó que María «lo sugirió y acompañó su crecimiento», mientras que «sus hijos escuchamos su pedido, porque sabíamos que ella como Dueña de casa no nos haría faltar nada». El obispo afirmó que la Virgen «pidió esta casa para convocarnos y para decirnos al alma que hagamos lo que Él nos diga», según consignó el diario local Norte
El obispo recordó que los devotos de María del Rosario tuvieron la gracia de escuchar a la Virgen insistir en la perseverancia de seguir a su Hijo, en este caso a través de Gladys Quiroga, a quien caracterizó como «su fiel transmisora».
Milagrosa intervención del cielo
«Este es un hecho irrefutable –aseguró-, una obra material que pone la firma a la milagrosa intervención del cielo sin la cual no hubiera sido posible. María firmó su promesa con este santuario y nosotros recogemos asombrados este gesto amoroso diciéndole que sí al Señor como lo hizo Ella en Nazaret aquel día que nos abrió las puertas de la casa del cielo anticipada y prefigurada con este santuario».
«Esta es la casa donde ella quiere encontrarse con sus hijos. Qué profundas resonancias se despiertan en nosotros cuando hablamos y recordamos que vamos a la casa de nuestra madre y también qué profundo dolor sentimos cuando la casa de mamá ya no existe o pasó a manos de otros que no son sus hijos. Pero Ella está y estará siempre esperándonos y podríamos añadir que sería triste no acudir o corresponder a esa espera», afirmó.
Mons. Cardelli sugirió que el santuario «se asemeja al útero materno donde se gesta la vida», porque «aquí nos vamos formando en criaturas nuevas y vamos creciendo en el amor que brota de su ternura maternal, que nos prodiga y que casi imperceptiblemente nos va transformando en testigos y mensajeros de tan magnífico don».
El obispo finalizó con una invitación a los peregrinos para ser misioneros y evangelizadores en sus lugares: «Cuando irradiamos lo que aquí recibimos nos convertimos en esa sal y esa luz de la que nos habla Jesús y muchos se sentirán llamados a venir a esta fuente de amor y de gracia para saciar su hambre de Dios y descubrirlo a Él como camino verdad y vida».