(RV/InfoCatólica) «Sobre la Palabra del Señor nosotros creemos que la vida de quien cree en Jesús y sigue su mandamiento, después de la muerte será trasnformada en una vida nueva e inmortal», afirmó el Sucesor de Pedro. «Como Jesús ha resucitado con el proprio cuerpo, pero no ha regresado a una vida terrena, así nosotros resurgiremos con nuestros cuerpos que serán transfigurados en cuerpos gloriosos. Él nos espera junto al Padre, y la fuerza del Espíritu Santo que lo resucitó a Él, resucitará también al que está unido a él», explicó.
El Vicario de Cristo dijo que el grito de Jesús a Lázaro está dirigido a cada hombre, porque todos estamos signados por la muerte; «es la voz de Aquel que es el dueño de la vida y quiere que todos tengamos vida en abundancia».
Cristo no se resigna
«Cristo no se resigna a los sepulcros que nos hemos construido con nuestras elecciones de mal y de muerte… nos llama insistentemente a salir de la oscuridad de la prisión en la que nos hemos encerrado, contentándonos con una vida falsa, egoísta, mediocre» Dejémonos aferrar, liberar, por las palabras que Jesús nos repite a cada uno: «salí afuera». Nuestra resurrección empieza cuando decidimos obedecer a la orden de Jesús de salir a la luz, a la vida.
El Papa dijo también que el gesto de Jesús de resucitar a Lázaro era demasiado grande, demasiado claramente divino como para ser tolerado por los sumos sacerdotes, que tomaron la decisión de matar a Jesús.
Después de la oración dominical del ángelus Francisco saludo a los peregrinos, recordó el genocidio iniciado en Ruanda en 1994, los cinco años del terremoto en L’Aquila, y explicó el gesto del regalo del Evangelio de bolsillo en Cuaresma.