Testimonio J.B Nguyen Huu Cau tras 39 años de cárcel

«Hice que la cadena se convirtiera en mi rosario personal»

Al leer la historia de J.B Nguyen Huu Cau, soldado vietnamita, parece que las bienaventuranzas han penetrado en lo más profundo de su corazón. Este hombre, de sesenta y ocho años, salió el pasado 22 de marzo de una pena de prisión que ha durado 39 años, por lo que es una de las personas detenidas por motivos políticos durante más tiempo. Su fe ardiente le ha permitido sufrir cristianamente esta situación, llena de sufrimientos, humillaciones y decadencia física.

(Zenit) Todo comenzó al inicios de 1975. Después de la reunificación del país asiático, el capitán fue conducido por las tropas comunistas, vencedoras de la guerra, a un campo de reeducación a través del trabajo. Estuvo allí seis años hasta que, en 1982, fue nuevamente arrestado por su actividad de poeta y compositor a veces crítico con el régimen comunista.

Un año después, otro incidente. Se organizó contra él un proceso por haber denunciado la corrupción difundida entre altos rangos del ejército de Hanoi y por haber hablado de los crímenes cometidos por soldados comunistas contra la población civil. La acusación fue de sabotaje, de haber «dañado la imagen del régimen». El imputado se declaró no culpable, es decir, hizo que las autoridades conmutaran la pena de muerte por la cadena perpetua.

Un cárcel muy dura, de pasar del aislamiento, a la frontera y en medio de la selva. Las difíciles condiciones provocaron serios problemas en la salud de J.B Nguyen Huu Cau: fue perdiendo la capacidad auditiva, se quedó ciego del ojo izquierdo y con fuertes problemas de vista en el ojo derecho.

Y después, finalmente una luz. El pasado 22 de marzo consiguió la libertad gracias a la amnistía concedida por el presidente vietnamita Truong Tan Sang. Un gesto que, según el hijo del ex detenido, se encuadra más que como una rehabilitación política, como un acto de caridad por sus condiciones precarias de salud.

Viviendo con Dios y con la Virgen María

En los días pasados, J.B Nguyen Huu Cau contó a un periodista su historia, publicada por la agencia AsiaNews. Ha hablado del encuentro «con Dios y con la Virgen», que le han ayudado a superar «las insidias del destino».

Durante la Pascua de 1986 fue bautizado por el padre Jospeh Nguyen, un jesuita que realizaba su misión en las cárceles. Fue él quien le enseñó los fundamentos del cristianismo, las oraciones y el catecismo. Enseñanzas que el militar acogió en seguida con diligencia, tal era el deseo de Dios que se desbordó en su alma.

Él ha contado que supo transformar la cadena de 90 anillas que le tenía atado día y noche en un excepcional instrumento de oración. «Hice que la cadena se convirtiera en mi rosario personal». Quizá, reflexiona, «el rosario más duro del mundo».

Para alegrar los días de J.B Nguyen Huu Cau, el regalo de su compañero de celda en un periodo en el que no se encontraba en aislamiento. Se trata de una pequeña cruz hecha con coco. Fue este pequeño regalo el que le dio inspiración para poner sus dotes como compositor al servicio de Dios. Compuso un canto dedicado a la Santa Cruz. «La Santa Cruz viene a mí, de los abismos más profundos del mundo [...] que me ha sostenido en esta prisión terrena», cuenta al periodista. Y añade: «Siempre he creído en el amor de Dios».

Amor, gratitud y perdón 

Ahora que J.B Nguyen Huu Cau es un hombre libre, no sale de sus palabras ningún ápice de resentimiento, sino solo gratitud y perdón. Llama a sus carceleros, o sea a los hombres del régimen, «hermanos y hermanas» y afirma no tener «ningún rencor hacia ellos».

Además, añade, «tenemos todos las mismas raíces, descendemos del rey Hung Vuong, por eso debemos amarnos los unos a los otros». Y después, su declaración de amor que más emoción provoca: «una vez más creo en la Trinidad y en la Virgen María. Que me han ayudado a superar las insidias del destino y me han impedido acabar con todo, matándome durante los años de reclusión».

8 comentarios

Carmen Carrión
¡Que Dios le bendiga, J.B Nguyen Huu Cau! ¡Qué lección de fe y amor a Dios tan grande! Es usted sal de la tierra y luz del mundo para mi. ¡Gracias, de corazón!
4/04/14 11:26 PM
Raymundo Esteban Tristán González
Qué testimonio...que Dios me conceda una fidelidad así...pido a Dios que se acabe la injusticia!!!
5/04/14 5:00 PM
abc
Siempre es lo mismo: La Virgen María es la que va la primera en la evangelización, en la conversión en la fortaleza, en la lucha en la victoria. Lo vemos en la vida de este cristiano y de cada uno de nosotros. "De María, numquam satis "
5/04/14 5:42 PM
Gregory
Alabado sea Dios que no abandona a sus hijos. En verdad que uno se siente pequeño ante testimonios como este.
5/04/14 11:48 PM
Enrique G. B. A.
Alabado sea Dios, que se hizo carne en la Siempre Virgen María, y por nuestra salvación pasando por la muerte, nos dió la vida eterna.
En fidelidad a ello, este hombre nos da su testimonio, abrazando su cruz bajo la mirada maternal de la Madre de Dios.
6/04/14 1:27 AM
Angela Lacayo de García
No, hay duda el amor de Dios es inmenso,creamos realmente en la misericordia de nuestro Señor Jesucristo y en la protección de su santa madre nuestra querida madre María Santísima y que este relato nos ayude a convertirnos a todos nosotros especialmente a mi, que la perseverancia,la humildad de este hermano Dios nos la conceda para poder amar,perdonar y ser feliz, Bendito
sea Dios!!!!!!!!!
6/04/14 3:30 AM
rogelio de costa rica
Que gran ejemplo de fe y de caridad muchas gracias.
7/04/14 6:22 AM
marina verduzco
Que maravilloso testimonio, digno de ser contado a las personas que tienen dudas del poder de Dios.
7/04/14 8:02 AM

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