«Pretende redefinir la naturaleza humana y la propia familia»

Mons. Munilla: «la política ha llegado a convertirse en el único principio rector de la existencia humana»

Mons. José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, ha presidido la Santa Misa de la festividad del patrón de su diócesis que, como cada año se ha celebrado con presencia de autoridades en la Basílica de Santa María, a las 10:30 horas, hora local. El prelado ha reflexionado sobre el papel de la actividad política tomando como referencia la obra «La Ciudad de Dios» de San Agustín de Hipona. El obispo ha dicho a sus fieles que no deben pensar «que el bien común se identifica, sin más, con un ‘mínimo común múltiplo’, con una especie de ‘promedio’, o con un ‘pacto de circunstancias’»

(InfoCatólica) El obispo de San Sebastián ha asegurado que «hoy en día, por desgracia, suele confundirse la tolerancia con el relativismo, y la prudencia con la cobardía. Más aún, en algunos manuales de ética se presenta la ética de la prudencia como incompatible con una «moral heroica». Para algunos, San Sebastián o la Madre Teresa de Calcuta –por poner un ejemplo– no habrían sido `prudentes´».

El drama de nuestra sociedad

A la pregunta «¿Cuál es el drama de nuestra sociedad?» el prelado vasco ha asegurado que «consiste en que la política - siendo muy necesaria - ha llegado a convertirse en el único principio rector de la existencia humana. En efecto, la política pretende decidir el bien y el mal; la política pretende redefinir la naturaleza humana y la propia familia; la política pretende determinar el principio y el fin de la vida humana; la política pretende ser la única responsable del sistema de enseñanza, etc».

Para Mons. Munilla la clave «está en entender que la política es el ejercicio de la prudencia social, al servicio del bien común; es decir, al servicio de la justicia». Por ello ha señalado que «sería un error gravísimo que un valor moral absoluto -como por ejemplo es el caso del respeto a la dignidad de toda vida humana desde su concepción- quedase sin protección de forma incondicional, en virtud de una falsa prudencia».

 

 

6 comentarios

Julián
Como siempre, muy clarito Monseñor J.I. Munilla. Muchas gracias.
20/01/14 6:43 PM
Gregory
La politica es casi pan nuestro de todos los días, pero la política no esta por encima de los principios eticos ni morales más bien estos han de orientarla en su desempeño.
20/01/14 8:17 PM
María de las Nieves
No corresponde a los políticos definir el comienzo de la vida humana, sino que los referentes en lo corporal son los científicos por demostración de lo que ocurre con el nuevo ADN de una nueva persona humana, que en Embriología llamamos embrión y despues feto etc.

Es cierto que los datos son de la ciencia, pero previo es lo Absoluto del Creador y hace que seamos seres corpóreo espirituales.

Ciencia y Teología son las idóneos para saber quienes somos. En origen el término persona viene de las personas de la Santísima Trinidad y de la definición de Boecio desde el siglo VI,"Sustancia individual de naturaleza racional"

Así que como el ordenamiento positivo-el Derecho- admitió que todos somos personas es tomar los referentes de investigación de la ciencia y de la persona y seguir aplicándola a nuestro origen.

Es inútil el pataleo político, no corresponde a la política este asunto de la naturaleza y dignidad de la persona humana en su origen, así que como políticos deben escuchar a las ciencias corpóreo-espirituales que es lo que somos y son estudiadas por la EMBRIOLOGÍA Y GENÉTICA y en lo espiritual la Teología.

La política sólo le corresponde proteger al concebido es decir a las personas y no es asunto de opinión de políticos estamos ante hechos ciertos, el político gobierna, pero no la naturaleza humana, estamos perdiendo las referencias de ser persona.

O se pone orden con asesores o vamos a la deriva en la ciencia de las personas. La persona requiere prote
20/01/14 8:55 PM
Pepito
Hoy la ciudad humana es más ciudad del Diablo que ciudad de Dios. Por sus frutos las conoceréis: aborto, gaymonio, divorcio, eutanasia, economía del afán de lucro, etc. no son frutos del Espíritu de Dios sino del Diablo y el Anticristo.

¿Nos decidiremos algún día los fieles católicos a construir en serio la ciudad de Dios o seguiremos estupidamente a las órdenes de los arquitectos de la ciudad del Diablo?
21/01/14 12:02 AM
josé ignacio estébanez díez
Don José Ignacio: Gracias.
21/01/14 1:03 PM
Juan Mariner
Pues fuera el "mal menor"...
21/01/14 1:54 PM

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