Señala los límites de la autoridad doctrinal de las CEs

Mons. Baldisseri: «La Conferencia episcopal no puede estar por encima de cada obispo»

Mons. Lorenzo Baldisseri, desde el 21 de septiembre secretario del Sínodo de los obispos, ha concedido una entrevista al diario italiano Avvenire en la que comenta la reciente exhortación apostólica del papa Francisco. El prelado asegura que «leyendo la Evangelii gaudium todos los miembros de la Iglesia pueden captar los aspectos operativos. Las palabras entran directamente en el corazón desde la primera lectura, sin necesidad de mediaciones interpretativas».

(Stefania Falasca/Avvenire/InfoCatólica) Entrevista a Mons. Baldisseri:

- Monseñor Baldisseri, ¿qué impresión deja una lectura profunda de la Evangelii gaudium?

La Exhortación arroja una luz inmensa sobre la Iglesia y sobre la humanidad, hace sentir toda la fragancia de la Palabra anunciada que ilumina, indica, sugiere, abre.

- ¿Cuál es el rasgo que más caracteriza el texto papal?

El anuncio gozoso de la fe, como elemento dominante y caracterizador. El evangelio es alegría evangelizadora, como el Papa Francisco repite muchas veces (hasta 59) en la Exhortación, citando a Pablo VI. El último documento pontificio que llevaba en el título una referencia a la alegría fue la exhortación apostólica Gaudete in Domino, publicada por Pablo VI durante el Año Santo de 1975.

- No se puede decir, ciertamente, que la alegría brille por su ausencia en los documentos del magisterio…

Pero aquí la alegría del Evangelio no viene solo descrita, o recordada. Si la Iglesia tiene como razón propia de su existir el anuncio y comunicar la alegría de Cristo, que da sentido y asegura la vida y la felicidad de las personas –nos dice el Papa- esta realidad se convierte en fuente y criterio de medios operativos adecuados y concretos en la praxis eclesial, que pueden y deben lograr cambios también en determinadas estructuras. El criterio para cambiar la Iglesia no es aplicar concepciones ideológicas, sino partir de su naturaleza propia y del obrar que más le conviene para conseguir su fin, hacer que llegue el Mensaje. Forma parte de la naturaleza de la Iglesia salir de sí misma, no estar replegada sino des-centrada de sí misma. Y cuando sigue a Cristo la Iglesia no se repliega, como la mujer encorvada del Evangelio. Sólo en esta dinámica de «salida de sí» resplandece su belleza.

- ¿Qué novedades encuentra en la Exhortación?

Las referencias bíblicas y doctrinales son de la gran tradición de la Iglesia. Se citan, entre otros, a san Ireneo, san Agustín, santo Tomás, y numerosos textos magisteriales hasta el Vaticano II y los últimos Papas… La novedad está en la mirada, y también en el lenguaje. El texto tiene una concreción y un realismo únicos, contiene criterios que pueden ser inmediatamente aplicados a muchas cuestiones reales, en todos los níveles. Leyendo Evangelii gaudium todos los miembros de la Iglesia –verdaderamente todos- pueden captar los aspectos operativos. Las palabras entran directamente en el corazón desde la primera lectura, sin necesidad de mediaciones interpretativas. Es en verdad un documento programático que abraza amplios horizontes. También por esto ha perdido la calificación de Exhortación «post-sinodal», demasiado estrecha para un texto con este respiro.

Iglesia en misión

- El Papa invita a la Iglesia a ponerse «en estado de misión». ¿Qué quiere decir?

El dinamismo vital, el «biorritmo» propio de la Iglesia, es el misionero. La misión ya no es un asunto de misioneros sino que nos corresponde a todos. En cierto sentido, se ha acabado un modo de entender la misión como «missio ad gentes», una concepción detrás de la cual estaba la idea de que en algunas áreas del mundo la Iglesia representaría casi una entidad preconstituida, mientras en otras –las «tierras de misión»- entraba como un germen nuevo, necesitado de estrategias e instrumentos particulares. En cambio hoy muchos ni siquiera conocen el Evangelio aunque viven en países de tradición cristiana milenaria.

- ¿Cómo valora los pasajes sobre la relación entre Evangelio y culturas?

He estado en nunciaturas apostólicas durante 39 años, de los cuales 20 como nuncio y 36 fuera de Europa, y cuando volvía a Italia frecuentemente tenía la impresión de que la relación con nuestra herencia cultural, más que ser una ayuda, podía transformarse en un peso para el impulso misionero. El Papa Francisco repite que ninguna cultura puede considerarse como un instrumento exclusivo para transmitir la fe. Los obispos de Oceanía, citados en la Exhortación, han escrito: «querríamos una comprensión y una presentación de la verdad de Cristo que arranque de las tradiciones y culturas de la región». Es verdad que se trata de un trabajo enorme, pero son cuestiones que ahora ya no se pueden ignorar.

Conferencias Episcopales

- El Papa Francisco ha pedido que se verifique como pueden tener atribuciones concretas las Conferencias episcopales, incluyendo «alguna auténtica autoridad doctrinal». ¿Qué quiere decir?

El Santo Padre invita a profundizar el tema para encontrar nuevas vías. La referencia a la autoridad doctrinal no se ha de interpretar como autonomía de ejercicio independiente sobre las cuestiones doctrinales. Las Conferencias episcopales no son instituciones de derecho divino: sólo el Papa y los obispos, como sucesores de los Apóstoles, lo son, y constituyen juntos el Colegio episcopal. Sin embargo las Conferencias episcopales no son instituciones meramente burocráticas. El Papa Francisco evoca la experiencia de las antiguas Iglesias patriarcales, su sinodalidad. La Conferencia episcopal, por tanto, no puede estar por encima de cada obispo, es un organismo de comunión eclesial y de coordinación, que puede asumir una autoridad doctrinal, cuando permanece en comunión con las demás Iglesias locales y el Papa. En esta dimensión la Conferencia episcopal participa en el magisterio ordinario, tanto como cada obispo. El hecho de que el Papa haya citado varias veces documentos de episcopados o de conferencias episcopales indica que se les reconoce una «auténtica autoridad doctrinal», que se mide siempre con el sensus fidei de los fieles y con el consensus Ecclesiae, y esto no tiene que ver con iniciativas provocadoras, realizadas de manera aislada, con las que a veces algunos obispos individualmente o en grupo pueden lacerar la comunión eclesial.

- Las Conferencias episcopales y otros organismos, ¿cómo pueden favorecer la descentralización y la colegialidad?

El Papa Francisco está dando su impronta a los procesos decisionales en la Iglesia. Implica a todos –episcopados y grupos de cardenales, obispos, religiosos- en un diálogo abierto sobre las diversas cuestiones. Después siempre será él quien tome las decisiones, con resoluciones propias en las que se ve el propio convencimiento aunque se haya madurado con la aportación del discernimiento colegial. Así está funcionando también la consulta con vistas a los Sínodos sobre la familia. No se trata de un sondeo de opinión o un referendum, ni de la aplicación de métodos democráticos a la vida interna de la Iglesia. Es una encuesta que debe dar respuestas meditadas y propositivas. Se mira en esto también a la experiencia de las Iglesias orientales.

- En efecto el Papa ha sugerido mirar a los ortodoxos también para la práctica de la colegialidad…

Sí, es verdad. Las estructuras de comunión que ellos utilizan son antiguas. El factor que garantiza todo, a partir del funcionamiento, es la condivisión de la misma fe apostólica y la tradición de la Iglesia más allá de aspectos o sensibilidades eclesiales pertenecientes a la cultura de cada pueblo evangelizado. El Sínodo de los obispos o las Conferencias episcopales interactúan en esto siempre y son organismos que pueden ayudar a consolidar la comunión. Aquellas deben estudiar todavía más las culturas y los contextos sociales de la propia nación y del propio pueblo, para que el Evangelio entre en el corazón de la gente y llegue a ser propio. El primer milenio fue una época histórica interesante en este sentido y deberíamos volver a él para sacar enseñanzas, ideas e indicaciones preciosas para la evangelización de hoy.

- ¿Piensa en un Sínodo deliberativo, que tome decisiones pastorales concretas?

Se trata de una posibilidad prevista también en el Código de derecho canónico, pero hasta ahora, cincuenta años después de su institución, no ha habido intentos concretos de aplicar hasta ese punto el principio de la sinodalidad. El Concilio había pedido que se instituyera el Sínodo: se tenía la intuición, pero faltaba la experiencia. El Sínodo de los obispos, como lo vemos hoy, ha surgido sin parámetros ni modelos de referencia. Los obispos orientales, como el patriarca melquita Maximos IV, hicieron intervenciones fuertes también en virtud de su experiencia, pero en Occidente no había tradición del Sínodo salvo a nivel diocesano y provincial. Hoy, a cincuenta años del Concilio, hemos conseguido cierta experiencia, y queremos seguir adelante, porque así como es ahora el instituto del Sínodo parece insuficiente.

- También el Papa ha participado en vuestros trabajos de preparación del próximo Sínodo sobre la familia…

El Papa ya ha venido a nuestra oficina dos veces, ha ocupado un lugar entre nosotros, ha escuchado las intervenciones, ha ofrecido algunas sugerencias metodológicas de trabajo. Y nosotros hemos ido adelante. Un obispo me ha dicho: «En pocos días se ha hecho lo que se hace en un año y medio y más». Pero no es cuestión de eficientismo: cuenta la actitud. Es el signo de otro ritmo, por el que también una oficina «desenreda-papeles» puede transformarse en un organismo vivo, activo.

 

10 comentarios

Serloc
Con los cambios que se proyectan en el estatuto de las conferencias episcopales, a las cuales según Evangelii Gaudium convendría darles "verdadera autoridad doctrinal":
-¿No hay peligro de que suplanten la autoridad del obispo en su diócesis?
-¿No hay peligro de que haya doctrina diferente en los diferentes territorios según lo que diga cada conferencia episcopal?
-¿No hay peligro de disminuir la autoridad del los papas?
-¿No se irá en contra del motu proprio Apostolos suos de Juan Pablo II?
Este motu proprio de JP II limita fuertemente la publicación de documentos doctrinales por la conferencia episcopal (unanimidad o bien 2/3 pero con la aprobación, recognitio, de Roma) y además hace avisos y advertencias sobre ciertos riesgos.
18/12/13 10:44 AM
Luis Fernando
Serloc, ¿qué parte no has entendido de?:

- Las Conferencias episcopales no son instituciones de derecho divino

-La Conferencia episcopal, por tanto, no puede estar por encima de cada obispo

- ... esto no tiene que ver con iniciativas provocadoras, realizadas de manera aislada, con las que a veces algunos obispos individualmente o en grupo pueden lacerar la comunión eclesial.

Está escrito en castellano fácil de entender.
18/12/13 10:48 AM
Serloc
Luis Fernando. Sí, sí. Si eso lo he entendido y es tranquilizador, pero aún así... no sé, no sé, no me cuadra con lo que dice la exhortación papal. Es que a mí me parece el punto 32 habla de dar a las conferencias episcopales alguna "verdadera autoridad doctrinal" que ahora no tienen y que me parece que Juan Pablo II quiso evitar con su Apostolos Suos. Me puedo equivocar, quizá esté yo un poco envenenado con malas lecturas. O no, no lo sé.
En todo caso, yo me fío del criterio de usted, en serio lo digo. Sin ironías: si usted está tranquilo con el punto 32, yo me tranquilizaré. ¿Lo está?
Gracias.
18/12/13 11:08 AM
Enrique, desde Sevilla
El nacionalismo es un grave problema. La Iglesia Universal ha aceptado como hecho consumado de que, p.e., un gallego o un pacense no puedan ser obispos en Cataluña (pero sí de Roma). Y se ve hasta con recelo que un leonés sea obispo en Galicia, como en días pasados. Sería fantástico y una nota de catolicidad que el ámbito geográfico de las CCEE no coincidera con el de los estados. Porque en Centroeuropa las CCEE nacionales dan verdadero miedo, y en otros lugares del mundo, al abrigo de "las tradiciones y culturas de la región" de las que habla Baldisseri, y de cierta eurofobia, quién sabe los disparates que podrán cometerse, desde la tolerancia disimulada a las castas tradicionales y a las prácticas chamánicas hasta, tal vez, que se fomente la adaptación de danzas y sacrificios rituales para la Eucaristía, la reinterpretación del carácter estrictamente personal del ministerio o la introducción en el mensaje cristiano de reivindicaciones nacionalistas. Llegado el caso, no es el mismo reprender a un obispo que a una Conferencia Episcopal Nacional entera. Los cristianos no somos griegos ni judíos. Para magisterio, con el de Roma y con el de cada obispo ya tenemos tarea suficiente.
18/12/13 11:36 AM
Luis Fernando
Precisamente la cita de la EG sobre ese asunto se basa en la Apostolos Suos -aparece en una nota-. Juan Pablo II no solo no quiso evitar ese asunto sino que lo puso sobre la mesa.
18/12/13 11:49 AM
Néstor
Bien por Mons. Baldisseri. El peligro con las Conferencias Episcopales es que muchas veces la cadena se rompe por el eslabón más débil y la búsqueda de consensos lleva a aguar el mensaje, más aún, después los Obispos en sus diócesis usan para no hacer esto o aquello el argumento de que la Conferencia Episcopal no los apoya. Además, tenemos el ejemplo reciente de la Conferencia Episcopal Alemana que autorizó el aborto (...) en los hospitales católicos mediante la "píldora del día después", cosa de la que hasta ahora no se ha sabido más, no?

Saludos cordiales.
18/12/13 11:50 AM
peruga
Lo de las conferencias episcopales es una aclaración que viene bien (con alguna otra, que no hubiera estado de más).

Lo del Sínodo deliberativo es asunto complicado... Es cierto que lo prevé el Código (que también dice que correspondería al Papa ratificar esas decisiones). Si hay que "seguir adelante", en mi opinión, mejor perfeccionar lo consultivo que meterse en campo minado.
18/12/13 11:57 AM
Luis Fernando
Serloc, antes de que publicar la noticia preparé un post sobre el tema que he enviado a revisión del editor. Creo que en el mismo dejo bien clara mi postura. Lo sacaré en unas horas.
18/12/13 1:06 PM
Pepito
Soy lego en el tema, pero creo que lo más sencillo es que sea el mismo Papa directamente el que, cuando conste que algún Obispo se aparta de la sana doctrina o realiza algún acto pastoral o personal reprensible, sea el que corriga y en su caso destituya al Obispo.

El sacerdote debe ser corregido, llegado el caso por el Obispo, y éste, si llega el caso, por el mismo Papa.

Aunque, dado que el Papa tiene plena potestad, podría determinar que las Conferencias Espiscopales por delegación tuviesen potestad de corrección sobre los Obispos particulares en una primera instancia.

Pero esto último me parece más problemático, por el malestar que podría causar entre los mismos Obispos.

Yo creo, es mi simple opinión, que el mismo Papa debe tomar cartas en el asunto cuando sea preciso corregir a algún Obispo, haciendo las consultas previas que crea pertinentes y con el prudente asesoramiento.
18/12/13 4:47 PM
Thomas Hennigan
El Papa Francisco ha hecho referencias al parecer positivas acerca del modus operandi de las Iglesias Orientales, primero respecto al divorio que permiten por así llamada "oikonomía", y ahora sobre la así llamada sinodalidad. No sé si qué conocimiento tiene de la historia de la Iglesia y como ha funcionado esta así llamada sinodalidad en la Iglesia Oriental. Baste recordar el espectáculo escandaloso que dejaron los obispos orientales en el siglo IV con un concilio o sínodo contradiciendo a otro, expulsando a obispos como San Atanasio. No digamos otros tales sínodos en siglos posteriores. Ellos le cortaron la lengua y el brazo a San Máximo Confesor, promovieron el inconoclasmo y otras barbaridades apoyando a los emperadores con sus proyectos más bien políticos etc. En aquellos siglos una y otra vez los Papas tuvieron que intervenir en multiples intentos de salvaguardar la ortodoxia. Hoy en día los mismos Ortodoxos no pueden ponerse de acuerdo entre sí con peleas entre los de Moscú y Constantinopla etc. En fin, no veo que podemos aprender casi nada de ellos, sino más bien qué no hacer.
En cuanto a lo del divorcio de ellos, es patente que es un retroceso y absolutamente contrario al evangelio, por más argumentos "bizantinos" que ellos vayan a proponer. Por otra parte, creo que a ellos les conviene una buena dosis de humildad, que a mi parecer siempre les ha faltado. Siempre han despreciado a Occidente, y han sido incapaces de apreciar a San Agustín, debido a su soberbia.
19/12/13 2:05 AM

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