(InfoCatólica) Con motivo da la festividad de san José obrero, del próximo 1 de mayo, el obispo de la diócesis andaluza reflexiona sobre la actual crisis económica, sus causas y sus posibles soluciones.
Mons. Demetrio Fernández explica que el trabajo humano no debe tener «sólo la perspectiva de la producción, sino ante todo la perspectiva de la persona... En cualquier caso, siempre es el hombre el centro del trabajo, no la producción».
Para el obispo, está claro que «algo se ha roto en el sistema, y la máquina no funciona. Las prestaciones sociales se acaban y muchas personas, de las que dependen muchas familias, se ven en la angustiosa situación de no tener trabajo. Y de ahí surgen otros muchos problemas personales y familiares».
Mons. Fernández cree que «deben favorecerse las iniciativas personales o de grupo que tienden a proyectar la capacidad creativa del hombre para servir a la sociedad con su propio trabajo».
Apertura a la vida
El prelado señala que «la apertura a la vida, engendrar a la generación venidera, es otro punto importante de la cuestión social, porque si no hay generación de reemplazo, no será posible garantizar las pensiones y ni siquiera la mínima producción para sobrevivir en nuestra sociedad».
Don Demetrio apunta que ante «las cifras macroeconómicas que nos hablan de un parón del consumo y el consiguiente parón de la productividad, debemos preguntarnos qué pieza se ha roto en el mecanismo social, por el cual esto no funciona, y muchos sufren las consecuencias. A simple vista, se percibe que no podemos vivir por encima de nuestras posibilidades» y advierte que «la permanente excitación al consumo tiene un límite, y si no somos capaces de ser austeros por el camino de la virtud, tendremos que ser austeros obligatoriamente por la vía de la carencia».
Igualmente escribe que «todos nos hemos hecho más sensibles a la transparencia en la gestión del dinero público, de manera que sea perseguida la corrupción en todos sus ámbitos, el dinero fácil a base de pelotazos con cargo al erario público, el derroche faraónico en proyectos y realizaciones, que se hacen con el dinero de todos, para cobrar comisiones».
Por último, el obispo español pide que «evitemos conflictos innecesarios y protestas que no conducen a nada y abramos nuestro corazón a la solidaridad fraterna, la que brota de considerar al otro como hermano y no como rival».