(Fides) Recordando que «el amor y la paz del Señor resucitado han inundado el mundo de la alegría pascual», Mons. Yeom Soo-jung invita a todos a «rezar por aquellos que sufren física y espiritualmente» y, sobre todo, «por los hermanos de Corea del Norte».
«Con la resurrección de Jesucristo, Dios nos muestra que la muerte no es el final sino un nuevo comienzo: se pasa de la oscuridad a la luz, de la muerte a una nueva vida». El arzobispo desea a todo el pueblo coreano esa «nueva vida»: «Vivimos en una época en que la paz es más necesaria que nunca, y nosotros los cristianos debemos convertirnos en el instrumento que trae la paz de Jesús al mundo. Nuestro país está lejos de la paz debido a la inestable situación política y al conflicto con Corea del Norte. ¿Qué debemos hacer para ser un instrumento de paz? Debemos creer en la Resurrección de Cristo y vivir la Resurrección. Permanecer en Cristo con una fe profunda ante el mal o el dolor significa abrazar la agonía del prójimo y ayudar a los demás a llevar su cruz».
El Arzobispo remarca la actualidad de la Resurrección que «no es sólo un evento que ocurrió en el pasado»: «El Señor resucitado está con nosotros en este momento. Si creemos en su presencia, todo se puede cambiar, nada es imposible para Dios». «El amor y la paz de Dios sea con todos vosotros y con toda la Corea», concluye el mensaje.