(Efe) La falta de reacción hasta ahora al anuncio del Papa Benedicto XVI por parte del Gobierno chino se debe, en parte, a que coincidió con las vacaciones de Año Nuevo del país asiático, pero también a que China no reconoce la autoridad eclesial del Papa y tiene su propia Iglesia Patriótica Católica, cismática, desde la Revolución Comunista de 1949.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Hong Lei, se limitó a reiterar la «voluntad» de Pekín de acercar posturas con la Santa Sede, aunque remarcó que la reanudación de las relaciones diplomáticas es posible siempre y cuando «el Vaticano rompa lazos con Taiwán y reconozca que es parte inherente de China».
«Y que, además, no interfiera en nuestros asuntos internos», agregó el portavoz chino, en recuerdo de las exigencias tradicionales del régimen comunista a la Santa Sede.