Espera su empeño para llegar a la plena comunión

Benedicto XVI pide a los obispos lefebvristas que acepten la autoridad del Concilio Vaticano II

Benedicto XVI explicó ayer, durante la Audiencia General, por qué ha decidido levantar la excomunión a los obispos ordenados en 1988 por monseñor Marcel Lefebvre, tal y como dio a conocer la Santa Sede el pasado sábado 24 de enero. Ha sido, explicó, un “acto de misericordia paterna”, en cumplimiento del “servicio a la unidad” propio del “ministerio del Sucesor de Pedro”, y añadió que espera “un empeño” por parte de estos obispos “para llegar a la plena comunión”. El Papa espera de los obispos de la FSSPX su reconocimiento la autoridad del Concilio Vaticano II.

(Zenit/InfoCatólica*) El Papa se refirió al levantamiento de la excomunión a los cuatro obispos, recordando unas palabras de la primera homilía de su pontificado, en las que afirmó que es “explícito” deber del Pastor “la llamada a la unidad”.

Se refirió a sus propias palabras comentando el pasaje evangélico de la pesca milagrosa: “aunque había tantos peces, la red no se rompió”, proseguí tras estas palabras evangélicas: “Ay de mí, amado Señor, ésta ahora está rota, quisiéramos decir con dolor”. Y continué: “Pero no, ¡no debemos estar tristes! Alegrémonos por tu promesa que no decepciona y hagamos todo lo posible para recorrer el camino hacia la unidad que tú has prometido... No permitas, Señor, que tu red se rompa y ayudanos a ser servidores de la unidad”.

“Precisamente en cumplimiento de este servicio a la unidad, que califica de modo específico mi ministerio de Sucesor de Pedro, he decidido hace días conceder la remisión de la excomunión en que habían incurrido los cuatro obispos ordenados en 1988 por monseñor Lefebvre sin mandato pontificio”, aclaró.

El Papa explicó que el motivo de “este acto de misericordia paterna” ha sido que “repetidamente estos Prelados me han manifestado su vivo sufrimiento por la situación en la que se encontraban”.

Sin embargo, recordó que este acto no supone aún la reintegración a la comunión plena” y confió en que por parte de estos obispos, “a este gesto mío siga el solícito empeño por su parte de llevar a cabo ulteriores pasos”, entre ellos “el verdadero reconocimiento del magisterio y de la autoridad del Papa y del Concilio Vaticano II”.

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