Betancourt fue recibida ayer en audiencia privada por el Papa

Ingrid Betancourt: "Hay un manual de instrucciones para la felicidad y se llama la Biblia"

Ingrid Betancourt vio cumplido su deseo al ser recibida en audiencia privada por Benedicto XVI, a quien dio un abrazo saltándose el protocolo. Durante el encuentro de veinte minutos de duración, Betancourt le expresó al Papa lo mucho que significó para ella cuando pudo escuchar por la radio la voz del Santo Padre pidiendo su liberación. Ambos rezaron por la liberación del resto de secuestrados por la guerrilla terrorista colombiana. En la rueda de prensa posterior a la audiencia, Betancourt no pudo evitar emocionarse varias veces y reconoció que la Biblia y la oración fueron fundamentales para salir adelante durante su cautiverio.

(Agencias) Ingrid Betancourt, recientemente liberada por el ejército colombiano tras seis años de cautiverio en manos de las FARC, fue recibida ayer lunes por el Papa Benedicto XVI, a quien abrazó y confesó que sus palabras la emocionaron y la llenaron de fortaleza, cuando escuchó por radio un llamado a favor de su liberación mientras estaba en manos de sus captores.

Betancourt no pudo ocultar el llanto en sus ojos en una conferencia de prensa, donde describió su reunión privada con Sumo Pontífice horas antes. "La audiencia con el Papa fue un sueño para mí, una reunión de luz, de humanidad o de un nivel muy alto de entendimiento humano," dijo la franco-colombiana, quien habló de su conversación íntima con el máximo jerarca de la Iglesia Católica.

"No seguí el protocolo, porque tan pronto como caminé hacia el Papa lo he abrazado y, tal vez, una no está preparada para abrazar al Papa," dijo después de su reunión con Benedicto XVI, en su residencia de verano al sur de Roma.

La política de 46 años, secuestrada por la guerrilla mientras realizaba campaña para las elecciones presidenciales de Colombia del 2002, aseguró que el Papa se convirtió en una fuente directa de esperanza cuando, después de un día típico de la marcha forzada a través de la selva, lo escuchó hablar en la radio.

"Tan pronto como prendí la radio, oí la voz del Papa que decía mi nombre. No se puede imaginar lo que esto puede significar para una persona en mi situación, un prisionero, al entender que no ha sido olvidado," recordó. El Papa Benedicto XVI hizo una serie de llamados en favor de su liberación y la de otros rehenes.

Aunque es católica, Betancourt admitió que antes de su secuestro nunca había leído la Biblia, al que había calificado como "un viejo libro polvoriento," pero luego tuvo el tiempo para leerla "20.000 veces" y ahora considera que es una guía de vida. "Hay un manual de instrucciones para la felicidad y se llama la Biblia" aseguró.

Betancourt le dijo al Papa cómo oró por un milagro, pidiendo a Dios por su libertad y una señal, algo que consideró fundamental para salvarse de su desesperación. "Cuando le dije al Papa esto, él contestó: El la escuchó a usted, porque usted sabía cómo pedir. Usted no pidió un milagro para ser liberada usted misma, en lugar (de ello), usted solicitó comprender cuál era su voluntad," narró. Ambos rezaron por todos los prisioneros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y para que Dios toque "el corazón duro de los guerrilleros". "El Papa lleva el dolor de los que sufren en su alma y, en especial, de mis compañeros todavía prisioneros en Colombia", aseguró emocionada Betancourt.

Cuando se le preguntó acerca de sus planes para el futuro, Betancourt no descartó un retorno a la política en Colombia, pero dijo que su prioridad es formar un grupo de personas para trabajar por la liberación de otros rehenes en ese país y en todo el mundo.

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