Vulnera "principios no negociables"

Los obispos ecuatorianos se oponen a la nueva Constitución

La Conferencia Episcopal Ecuatoriana precisó que la nueva Constitución del país, que aún debe someterse a referéndum, considera, entre otros puntos anti-vida y anti-familia una "manifiesta aceptación del aborto, perversión de la institución familiar, sofocante totalitarismo estatal en materia de educación" y "restricciones a la libertad religiosa". Monseñor Antonio Arregui, Arzobispo de Guayaquil y Presidente de la Conferencia explicó algunos de los puntos del documento que presentarán el próximo lunes 28 de julio ante la nueva Constitución y precisó que "no nos corresponde, como Obispos, liderar una campaña por el No en actitud política" ante el próximo referéndum.

(ACI) La Conferencia Episcopal Ecuatoriana precisó que la nueva Constitución del país, que aún debe someterse a referéndum, considera, entre otros puntos anti-vida y anti-familia una "manifiesta aceptación del aborto, perversión de la institución familiar, sofocante totalitarismo estatal en materia de educación" y "restricciones a la libertad religiosa".

En un encuentro con miembros de la Fundación Familia y Futuro, Monseñor Antonio Arregui, Arzobispo de Guayaquil y Presidente de la CEE explicó algunos de los puntos del documento que presentarán el próximo lunes 28 de julio ante la nueva Constitución y precisó que "no nos corresponde, como Obispos, liderar una campaña por el No en actitud política" ante el próximo referéndum.

"Nos corresponde, en cambio, iluminar las conciencias de los católicos con la doctrina del Evangelio, para que tomen una decisión responsable y en conciencia, ante Dios y ante la sociedad", subrayó el Prelado.

En la asamblea general extraordinaria de la CEE que se realizó en Quito el pasado miércoles 23, "hubo un parecer unánime que apreció enunciados generosos acerca de la centralidad de la persona y de la promoción de los pobres"; sin embargo, dijo el Arzobispo, se puede apreciar en la nueva Carta Magna "inconsecuencias respecto de estos enunciados, especialmente en la manifiesta aceptación del aborto, la perversión de la institución familiar, el sofocante totalitarismo estatal en materia de educación, así como las restricciones a la libertad religiosa".

Los obispos ecuatorianos consideran que estos puntos son no negociables, como lo ha advertido en distintas oportunidades el Papa Benedicto XVI, por lo que exigen una actitud clara por parte de los creyentes y personas de buena voluntad.

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