La CEE precisa que aunque no les corresponde expresar preferencias políticas, los pastores sí deben valorar los programas políticos por sus implicaciones y consecuencias éticas y religiosas.
“Es de justicia que pueda la Iglesia en todo momento y en todas partes predicar la fe con auténtica libertad, enseñar su doctrina social, ejercer su misión entre los hombres sin traba alguna y dar su juicio moral, incluso sobre materias referentes al orden político, cuando lo exijan los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas”, sostienen los obispos.
Argumentan que la Iglesia no puede “desentenderse del mundo donde vivimos” sino que “implica un testimonio y un compromiso público”.
Agregan que los laicos católicos, pertenecientes o no a partidos y movimientos políticos diversos, tienen la obligación moral de discernir si el pensamiento que los inspira y sus propuestas son compatibles con la fe y la moral de la vida cristiana.
Por esta razón, añaden, "han de valorar si sus propuestas son coherentes o no con los principios morales arraigados en la misma naturaleza humana y presentes en todas sus dimensiones personales y sociales. Indican que el cristiano no debe adherirse a sistemas ideológicos que se opongan a la fe que profesa".
Durante la campaña para la aprobación del referéndum aprobatorio de la Constitución vigente (en septiembre de 2008), la cúpula de la Iglesia Católica tuvo un activo rol político de oposición a la Carta Magna. Como parte de su oposición a la propuesta del Gobierno, que fue aprobada finalmente con más del 63% de los votantes, los clérigos convocaron a misas al aire libre.
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(Andes) La CEE precisa que aunque no les corresponde expresar preferencias políticas, los pastores sí deben valorar los programas políticos por sus implicaciones y consecuencias éticas y religiosas.
«Es de justicia que pueda la Iglesia en todo momento y en todas partes predicar la fe con auténtica libertad, enseñar su doctrina social, ejercer su misión entre los hombres sin traba alguna y dar su juicio moral, incluso sobre materias referentes al orden político, cuando lo exijan los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas», sostienen los obispos.
Los obispos argumentan que la Iglesia no puede «desentenderse del mundo donde vivimos» lo que «implica un testimonio y un compromiso público».
Los prelados advierten que los laicos católicos, pertenecientes o no a partidos y movimientos políticos diversos, tienen la obligación moral de discernir si el pensamiento que los inspira y sus propuestas son compatibles con la fe y la moral de la vida cristiana.
Por esta razón, añaden, «han de valorar si sus propuestas son coherentes o no con los principios morales arraigados en la misma naturaleza humana y presentes en todas sus dimensiones personales y sociales. Indican que el cristiano no debe adherirse a sistemas ideológicos que se opongan a la fe que profesa».