(Efe) Ante varios cardenales, obispos y sacerdotes, Gutiérrez repasó la situación española y dijo que «no se atrevería» a decir que este ha sido un annus horribilis, «pero sin duda ha sido un año muy difícil: la situación económica, social, política, ética y espiritual de España no es buena, pero pese a todo hay razones que invitan al optimismo o, si lo prefieren, a la esperanza».
«Tenemos un Gobierno que sabe lo que hace, que está tomando medidas, muchas duras e impopulares, pero inevitables, y que procura mantener la preocupación por la persona y por la justicia en el centro de sus políticas», afirmó.
El diplomático añadió: «Tenemos un gobierno que desea mantener unas excelentes relaciones con la Santa Sede basadas, por supuesto, en el respeto y el diálogo».
Gutiérrez añadió que «así lo han hecho saber» la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, durante sus visitas este año al Vaticano y el titular de Exteriores, José Manuel García Margallo, «a través de sus contactos habituales con los representantes vaticanos».
El embajador destacó que el Gobierno español comparte con la Santa Sede muchos puntos de vista en el ámbito internacional y que es un Ejecutivo «que está satisfecho con el actual marco jurídico bilateral que, pese a lo que digan los críticos y sea susceptible de mejora, es plenamente constitucional y equilibrado».
Eduardo Gutiérrez añadió que el Gobierno «reconoce» la «extraordinaria» labor de la Iglesia en España en esta época de crisis, «tanto en el ámbito asistencial mediante la admirable labor de Cáritas, como en el ámbito de la Sanidad y la Educación, donde los centros católicos concertados suponen un ahorro importante para las arcas públicas, superior a los 4 mil millones de euros».