(Efe) En su discurso a los atletas también les pidió que tanto a nivel profesional como de aficionado se respete la lealtad de la competición, la solidaridad, el altruismo y el respeto del propio cuerpo.
Para el pontífice, quien practica el deporte tiene que estar siempre al servicio de la persona, porque no solo hay que respetar las reglas sino también «se necesita educación, espiritualidad y valores trascendentales».
El papa aseguró que la Iglesia católica se interesa mucho del deporte y «reconoce que la actividad deportiva incide en la educación y en la formación de la personas y en las relaciones».
A los medallistas hoy presentes en el Vaticano, les dijo que su misión era la de ser campeones-testigos, con la misión de ser para todos quienes les admiran «modelos para imitar».