Homilía en Aránzazu del obispo de San Sebastián

Mons. Munilla trata en una homilía de la excarcelación de presos etarras enfermos

Durante la homilía de la Misa de celebración de la Virgen Patrona de la diócesis, en el Santuario de Aránzazu, Mons. José Ignacio Munilla se ha referido a la polémica por la excarcelación de presos etarras enfermos. El obispo de San Sebastián ha criticado a quienes hacen «de este principio humanitario un instrumento de reivindicación política sin condenar los atentados que se han cometido», a la vez que ha advertido que no basta «derrotar al terrorismo», sino que hay que «superarlo moral y espiritualmente, sin dejarnos atrapar por la espiral de odio que genera».

(Luis Fernando Pérez/InfoCatólica) El obispo de San Sebastián ha dado su parecer pastoral sobre una de las polémicas que más agitación política y social han generado en España en las últimas semanas, por la decisión del gobierno de conceder el tercer grado penitenciario para el etarra Iosu Uribetxebarria Bolinaga, enfermo de cáncer, que podría salir de la cárcel si no prospera el recurso de la fiscalía contra el auto del juez José Luis Castro, que decretó su libertad condicional.

No instrumentalizar la enfermedad. No reaccionar al mal con el mal

Mons. Munilla ha denunciado que «quienes han hecho y siguen haciendo de este principio humanitario un instrumento de reivindicación política sin condenar los atentados que se han cometido; humillan a las víctimas, dificultan la aplicación de estas medidas y, en definitiva, instrumentalizan el sufrimiento y los mismos principios humanitarios para evadirse de la autocrítica que tienen pendiente».

A su vez, y «al margen de cualquier ambigüedad en la condena de la violencia», el prelado ha preguntado: «¿Son conformes con el sentir cristiano y con la misma ética determinadas expresiones del siguiente tenor: «¡Que se mueran en la cárcel, que se lo tienen bien merecido!»?...»

El obispo asegura ser consciente de «en algunos casos, detrás de esas reacciones laten heridas pendientes de sanación y reparación, causadas por gravísimas injusticias. No olvidemos que tenemos todavía un gran déficit en el acompañamiento a las víctimas del terrorismo, que sufren las consecuencias del horror que padecieron». «Pero al mismo tiempo», ha añadido, «es necesario recordar que el mensaje cristiano es inequívoco: «No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien» (Rm 12, 21). No es suficiente con derrotar al terrorismo –aunque obviamente es necesario hacerlo–, sino que también es importante trascenderlo y superarlo moral y espiritualmente, sin dejarnos atrapar por la espiral de odio que genera».

Mons. Munilla cree «bueno que haya un legítimo debate sobre el margen prudencial con el que los presos que son enfermos terminales –según su actitud y otras circunstancias– puedan ser puestos en libertad para morir rodeados de sus familiares. Sin embargo, lo que no sería aceptable es la negación indiferenciada del mismo principio humanitario. En realidad, un principio humanitario no responde tanto a la bondad de quien lo recibe, cuanto a la magnanimidad de quien lo ejerce (aunque ciertamente lo primero ayuda mucho a lo segundo)».

Conversión de quienes cometieron crímenes gravísimos en orden a su salvación eterna

El prelado vasco ha advertido que «la pérdida o el debilitamiento de la fe han conseguido distraer nuestra atención de lo sustancial, de modo que somos absorbidos por lo circunstancial. En efecto, el dato verdaderamente determinante a la luz del Evangelio es otro, y nadie parece hablar de ello: Unas personas que han cometido gravísimos crímenes podrían morir en un plazo más o menos breve. Como nos ocurrirá a todos nosotros en el momento de comparecer ante Dios al final de nuestra vida, también ellos escucharán las palabras de Jesucristo» de Mateo 25, 31-6.

Don José Ignacio ha recordado que «forma parte de la Tradición cristiana la oración por todos los enfermos graves y agonizantes, pidiendo a Dios la gracia de su conversión definitiva. Quien no desee la salvación eterna del prójimo, no tiene la disposición necesaria para acoger de Dios su propia salvación» y ha señalado que «lo verdaderamente importante ahora es que, sin distraernos en disputas políticas, los creyentes aunemos nuestra oración por la conversión de los que se encuentran en esta situación, es decir, por su eterna salvación».

El obispo dice ser «consciente de que algunos pensarán que no les parece justa una salvación eterna obtenida gracias a un arrepentimiento en el último momento, después de haber hecho sufrir a tantas personas inocentes a lo largo de la vida. Pero lo cierto es que el ladrón que estaba crucificado a la derecha de Cristo, goza de la vida eterna en el Cielo»

«Tal vez a algunos les cueste entender que el amor de Dios es ‘gratuito’», ha explicado el prelado, «de la misma forma que a otros les cuesta entender que la salvación de Dios no es ‘barata’… ya que requiere nuestra libre aceptación y nuestra conversión sincera». En ese sentido, ha hecho referencia al pasaje evangélico en el que «Jesús reprendió a quienes juzgaron como injusto que los que habían llegado a última hora a trabajar a la viña, recibiesen la misma paga que los que se habían afanado desde la primera hora de la mañana».

Mons. Munilla ha exhotado a no «olvidar en ningún momento las palabras categóricas con las que el mismo Jesucristo nos recuerda que sin conversión no puede haber salvación. ¿Sería lícito acaso arrinconar los textos del Evangelio que nos resulten incómodos?»

El obispo ha enseñado a los fieles que «los momentos claves de nuestra vida no son aquellos que suelen ocupar la atención de los medios de comunicación, ni siquiera los que constan en los anales de la historia. Por el contrario, lo más importante y lo definitivo de nuestra vida tiene lugar en el interior de la conciencia, en esa relación que Dios mantiene con cada uno de nosotros, fuera de luces, cámaras y fotógrafos» y ha tenido palabras para los no creyentes al explicar que «este mensaje evangélico es perfectamente predicable a todos. El Evangelio es ‘Palabra de vida’ para la totalidad del género humano, sin excluir a nadie».

(Luis Fernando Pérez/InfoCatólica) El obispo de San Sebastián ha dado su parecer pastoral sobre una de las polémicas que más agitación política y social han agitado España en las últimas semanas, por la decisión del gobierno de conceder el tercer grado penitenciario para el etarra Iosu Uribetxebarria Bolinaga, enfermo de cáncer, que podría salir de la cárcel si no prospera el recurso de la fiscalía contra el auto del juez José Luis Castro, que decretó su libertad condicional.
Mons. Munilla ha denunciado que «quienes han hecho y siguen haciendo de este principio humanitario un instrumento de reivindicación política sin condenar los atentados que se han cometido; humillan a las víctimas, dificultan la aplicación de estas medidas y, en definitiva, instrumentalizan el sufrimiento y los mismos principios humanitarios para evadirse de la autocrítica que tienen pendiente».
A su vez, y «al margen de cualquier ambigüedad en la condena de la violencia», el prelado ha preguntado: «¿Son conformes con el sentir cristiano y con la misma ética determinadas expresiones del siguiente tenor: «¡Que se mueran en la cárcel, que se lo tienen bien merecido!»?...»
El obispo asegura ser consciente de «en algunos casos, detrás de esas reacciones laten heridas pendientes de sanación y reparación, causadas por gravísimas injusticias. No olvidemos que tenemos todavía un gran déficit en el acompañamiento a las víctimas del terrorismo, que sufren las consecuencias del horror que padecieron». «Pero al mismo tiempo», ha añadido, «es necesario recordar que el mensaje cristiano es inequívoco: «No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien» (Rm 12, 21). No es suficiente con derrotar al terrorismo –aunque obviamente es necesario hacerlo–, sino que también es importante trascenderlo y superarlo moral y espiritualmente, sin dejarnos atrapar por la espiral de odio que genera».
Mons. Munilla cree «bueno que haya un legítimo debate sobre el margen prudencial con el que los presos que son enfermos terminales –según su actitud y otras circunstancias– puedan ser puestos en libertad para morir rodeados de sus familiares. Sin embargo, lo que no sería aceptable es la negación indiferenciada del mismo principio humanitario. En realidad, un principio humanitario no responde tanto a la bondad de quien lo recibe, cuanto a la magnanimidad de quien lo ejerce (aunque ciertamente lo primero ayuda mucho a lo segundo)».
El prelado vasco ha advertido que «la pérdida o el debilitamiento de la fe han conseguido distraer nuestra atención de lo sustancial, de modo que somos absorbidos por lo circunstancial. En efecto, el dato verdaderamente determinante a la luz del Evangelio es otro, y nadie parece hablar de ello: Unas personas que han cometido gravísimos crímenes podrían morir en un plazo más o menos breve. Como nos ocurrirá a todos nosotros en el momento de comparecer ante Dios al final de nuestra vida, también ellos escucharán las palabras de Jesucristo» de Mateo 25, 31-6.
Don José Ignacio ha recordado que «forma parte de la Tradición cristiana la oración por todos los enfermos graves y agonizantes, pidiendo a Dios la gracia de su conversión definitiva. Quien no desee la salvación eterna del prójimo, no tiene la disposición necesaria para acoger de Dios su propia salvación» y ha señalado que «lo verdaderamente importante ahora es que, sin distraernos en disputas políticas, los creyentes aunemos nuestra oración por la conversión de los que se encuentran en esta situación, es decir, por su eterna salvación».
El obispo dice ser «consciente de que algunos pensarán que no les parece justa una salvación eterna obtenida gracias a un arrepentimiento en el último momento, después de haber hecho sufrir a tantas personas inocentes a lo largo de la vida. Pero lo cierto es que el ladrón que estaba crucificado a la derecha de Cristo, goza de la vida eterna en el Cielo»
«Tal vez a algunos les cueste entender que el amor de Dios es ‘gratuito’», ha explicado el prelado, «de la misma forma que a otros les cuesta entender que la salvación de Dios no es ‘barata’… ya que requiere nuestra libre aceptación y nuestra conversión sincera». En ese sentido, ha hecho referencia al pasaje evangélico en el que «Jesús reprendió a quienes juzgaron como injusto que los que habían llegado a última hora a trabajar a la viña, recibiesen la misma paga que los que se habían afanado desde la primera hora de la mañana».
Mons. Munilla ha exhotado a no «olvidar en ningún momento las palabras categóricas con las que el mismo Jesucristo nos recuerda que sin conversión no puede haber salvación. ¿Sería lícito acaso arrinconar los textos del Evangelio que nos resulten incómodos?»
El obispo ha enseñado a los fieles que «los momentos claves de nuestra vida no son aquellos que suelen ocupar la atención de los medios de comunicación, ni siquiera los que constan en los anales de la historia. Por el contrario, lo más importante y lo definitivo de nuestra vida tiene lugar en el interior de la conciencia, en esa relación que Dios mantiene con cada uno de nosotros, fuera de luces, cámaras y fotógrafos» y ha tenido palabras para los no creyentes al explicar que «este mensaje evangélico es perfectamente predicable a todos. El Evangelio es ‘Palabra de vida’ para la totalidad del género humano, sin excluir a nadie».

24 comentarios

Juan Mariner
Sí, Bolinaga pide humanidad cuando él no la tuvo en absoluto por sus víctimas, pero los católicos no somos como él y sus adláteres afortunadamente. Sería conveniente que este señor se encontrase sólo (sin la compañía de sus correligionarios dañinos y familiares) y suficientemente consciente ante la muerte (sin eutanasias activas), porque los últimos instantes de nuestra vida son los decisivos y más importantes en nuestro encuentro con Dios. Ojalá así sea y ojalá tuviera yo esta suerte...
9/09/12 12:35 PM
Ignasi Garrido
Cuanta razón tiene! Por eso me dan ganas de vomitar cuando veo gente manifestándose por este gesto humanitario hacía un etarra no arrepentido.
9/09/12 1:29 PM
David
Bien por lo que dice Munilla: no hay que desdeñar los textos evangélicos que no nos gustan, pero el clero vasco no es ejemplo de nada desde hace ya muchos años y tambien debe pedir perdón. Muchos no olvidamos que ETA surgió donde surgió y que ha habido apoyo "explícito" al nacionalismo asesino desde los púlpitos episcopales vascos(y presbiterales, por supuesto). Los católicos tenemos con este tema una herida profunda que ha sido silenciada.
Otro gallo cantaría si hubiera habido obispos vascos como Munilla.
Bien por Munilla, mal por el clero abertzale.
9/09/12 2:09 PM
Luis Fernando
Multitud de presos mueren en la cárcel sin que nadie se rasgue las vestiduras. Las razones para excarcelar a Bolinaga, por mucho que nos quieran vender otra burra, SON POLÍTICAS no humanitarias. Eso es por lo que muchos están en contra.

Dicho eso, don José Ignacio tiene razón en que no es propio de cristianos el oponerse a las excarcelaciones por motivos de orden humanitario. No es mi caso, desde luego.
9/09/12 2:33 PM
David
Bien por lo que dice Munilla: no hay que desdeñar los textos evangélicos que no nos gustan, pero el clero vasco no es ejemplo de nada desde hace ya muchos años y tambien debe pedir perdón. Muchos no olvidamos que ETA surgió donde surgió y que ha habido apoyo "explícito" al nacionalismo asesino desde los púlpitos episcopales vascos(y presbiterales, por supuesto). Los católicos tenemos con este tema una herida profunda que ha sido silenciada.
Otro gallo cantaría si hubiera habido obispos vascos como Munilla.
Bien por Munilla, mal por el clero abertzale.
9/09/12 2:36 PM
Catholicus
Hablando así, aguijoneando las conciencias de tanto batasuno y complaciente con batasunos llenos de odio, recordándoles sus maldades, poco a poco Monseñor podrá ir recuperando muchas almas haciaa conversión.

Con mano izquierda pero sin medias tintas, porque los pecadores no necesitan lisonjas, sino espada de doble filo que les raje el corazón. La Palabra de Dios duele pero purifica.

Sin dolor no hay purificación, no hay conversión alguna.

Felicidades Monseñor por denunciar la hipocresía de los que , llenos de odio y de crímenes, manosean el humanitarismo y la Caridad. Así convertirá a muchos, poco a poco.
9/09/12 2:48 PM
santi
Un asesino que no se arrepiente, aunque esté muriéndose debe permanecer en cárcel hasta su muerte. Lo mismo que un violador intentaría violar ¿no podría intentar cometer un acto terrorista al no mediar arrepentimiento?

Considero que en su homilía ha metido una pizca de política Mons. Munilla. Por lo del doble juego del clero vascuence...aunque en él sea poco acusado o incluso puesto en la picota por los filoetaras curiales.
9/09/12 3:51 PM
Haddock.
¡QUÉ PEDAZO OBISPO TENGO!
9/09/12 4:03 PM
yo mismo
Impecable Monseñor Munilla, denunciando el aprovechamiento político de unos y el sentimiento de venganza que anida en otros, llamando a la conversión de todos. Al final le lloverán palos por todas partes, que es lo que suele pasar en estos casos, pero bueno, él va por la vida con espíritu sacrificial y martirial y tiene un aguante tremendo.
9/09/12 5:59 PM
Luis
Está claro, que el mejor etarra, el mejor criminal, no es el muerto, ni el encarcelado, ni el que firma un consenso para aparecer mañana en el Parlamento. El mejor terrorista, es el arrepentido, confesado y comulgado. Que da gracias Dios por su infinita misericordia, pide perdón a todos y colabora con la Justicia para acabar con esta abominación. Para el ladró bueno hubo perdón, pero no habrá perdón para los que quieren vengaza, ni para los malos jueces.
9/09/12 6:23 PM
rastri
-Bien dicho sea Sr. Obispo

-Mejor que el odio y el deseo de venganza no ofusque y agrave el dolor del agraviado.


-"Padre perdónalos porque no saben lo que hacen".- Dice el Cristo en el momento crítico de su inocente condenación y muerte.

-No obstante: más por el bien espiritual del asesino, que por la tranquilidad del alma de la víctima, en su derecho está que éste, por lo menos, pretenda del culpable el arrepentimiento de su delito.

-Y si no es así, lo dicho:

-Que el asesino siga en su irracional agresividad; Y que como tal la víctima, se justifique más en el grado de su racionalidad. Diciendo:

-Padre perdónalos porque no saben lo que hacen.
9/09/12 6:27 PM
Faramir
Ignasi Garrido, ¿y no te dan ganas de vomitar ante los crímenes de Bolinaga y la actitud de los etarras y proetarras de usarle para chantajear y humillar al Estado y a los españoles? Se te pueden aplicar las palabras del obispo Munilla sobre "el gran déficit en el acompañamiento a las víctimas del terrorismo, que sufren las consecuencias del horror que padecieron".

A ver si te enteras de que la libertad de Bolinaga no es un "gesto humanitario", sino un gesto político.
9/09/12 6:54 PM
Carmen
Como católica les deseo que mueran en sus casas, rodeados de sus familias. Que los saquen de las cárceles dos o tres días antes de fallecer es suficiente. Por lo demás, que cumplan sus condenas civiles completas. Como católica les perdono pero que cumplan las condenas que les imponen los jueces terrenales. Lo de Dios y lo del César.
9/09/12 8:27 PM
rojobilbao
Monseñor Munilla ha escrito un discurso apropiado a su persona. De antología. ¡Bravo! y por muchos años.
9/09/12 8:52 PM
Juan Montañés
¡¡GRANDE MUNILLA!!
9/09/12 10:03 PM
Pepito
El perdón no excluye el justo castigo. Incluso los que mueren en Gracia de Dios tendrán castigo en el purgatorio hasta que hayan pagado la pena temporal de los pecados, aunque se hayan arrepentido de ellos. Dios es Suma Bondad pero tambien Suma Justicia.
9/09/12 10:37 PM
José Castro Velarde
Ignasi yo me manifesté el sábado. ¿Te parece cristiano que nadie haya hablado con las familias de las víctimas de Bolinaga para explicarles los motivos de la excarcelación? ¿Eso tambièn te da ganas de vomitar? La verdad es que este asesino sale de la cárcel por motivos políticos no porque esté cercana su muerte. Además pensando en su salvación que es lo que más nos debiera preocupar quizás fuera mejor que no saliera salvo que pidiera perdón y mostrara arrepentimiento, ese sí que sería un mensaje moral para este asesino y para todo ese mundo. ¿Por cierto también Bolinaga te produce repugnancia o solo las pobres víctimas?
10/09/12 12:12 AM
Nova
Uribecheverría no está arrepentido de nada, así es que yo ruego a Dios su conversión, pero no quiero que salga de la cárcel. Y si ha de salir, que sea cuando le falten muy pocos días para morir. Pero antes, no me parece justo.

Naturalmente, esto no supone que yo odie a ese asesino. Si le odiara, desearía que ardiera en el Infierno y eso no se lo deseo, ajustándome al mandato del Señor de amar a los enemigos. Es por eso que deseo su salvación. Pero, en tanto viva y siga sin arrepentirse sinceramente de sus crímenes, lo dicho: La cárcel es su lugar. Y mucho más, si encima hay trasfondo político de por medio.
10/09/12 12:54 AM
santir
Todo el problema surge de tener legislaciones penitenciarias 'humanitarias' y por lo tanto flexibles, hipócritas e interpretables. Las leyes tienen que ser justas, proporcionales, racionales, eficaces y lo menos subjetivas posibles; no deben tener 'virtudes personales' como el humanitarismo, caridad, piedad... Charles Manson tiene reservado un lugar en el cementerio de la carcel donde 'reside'. No será muy cristiano pero sí muy ejemplar. En España, Manson, con más de 40 años cumplidos de condena estaría en la calle y participando en programas de telebasura. Dura Lex sed Lex.
10/09/12 11:36 AM
Eduardo Jariod
Como siempre, Mons. Munilla, claro, equilibrado, excelente. Todo un P-A-S-T-O-R.

Que el Señor le conceda las más altas responsabilidades en el seno de la Iglesia. Podrá hacer mucho bien. Posee un corazón verdaderamente limpio.
10/09/12 12:05 PM
pedro de madrid
Que buen obispo para ser cardenal, respetuosamente monseñor felicidades y que Dios lo colme de bendiciones
10/09/12 5:47 PM
JFisher
No entiendo lo de "salir por razones humanitarias".
Si es que no lo tratan humanamente, debemos pedir que así lo hagan. Yo no veo que a este tipo de presos se les de un trato inhumano (inasistencia médica o lo que sea).
Como dicen en otro mensaje: "A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César"
10/09/12 10:49 PM
Manuel Jesús Cabezas Pérez.
No soy católico pero me gusta mucho esta página.
Las reflexiones de Monseñor me parecen iluminadoras.
Los católicos debeis dar gracias a Dios por tener pastores como Monseñor Munilla.

Saludos,
11/09/12 9:07 AM
Belén
Me parece genial!
22/09/12 9:08 AM

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