(InfoCatólica) Mons. Iceta ha hecho referencia a las lecturas de la misa de la Solemnidad de la Asunción. “El cántico del Magnificat proclamado por María es el canto de alabanza por la acción de Dios a favor de la humanidad, es el cántico de esperanza de los sencillos, de quienes ponen su confianza en el Señor”, ha dicho.
Y ha añadido que “el libro del Apocalipsis nos relata la victoria sobre el dragón de la Mujer vestida de sol, a punto de dar a luz. Esta victoria es la de Cristo resucitado, nacido de María, que vence el pecado, el odio, la injusticia y la muerte”. Estas reflexiones le han llevado a exponer varias consideraciones sobre la crisis económico-social actual.
El obispo de Bilbao ha expresado la cercanía, preocupación y ofrecimiento de ayuda de toda la Iglesia diocesana, agradeciendo a “Cáritas, a las instituciones diocesanas y a tantos fieles que sin desfallecer comparten su tiempo y sus bienes con los que sufren”
El prelado ha recordado que la Carta pastoral de Cuaresma y Pascua se examinaban las raices estructurales y las causas más próximas de la crisis económica:
“la crisis antropológica, ética y cultural que subyace a la crisis financiera, la carencia de reglas y control adecuados, los comportamientos carentes de ética y responsabilidad, el distanciamiento entre la economía financiera y la real, la búsqueda de lucro desproporcionado, la especulación incontrolada, la codicia, la corrupción, el derroche, la falta de previsión, el descontrol y negligencia en muchas decisiones y en organismos de supervisión”
Y se hacía un llamamiento a la conversión personal y a la transformación de esas estructuras de pecado, así como a “vivir de modo concreto la caridad en la justicia, la participación, la compasión y la solidaridad”.
El obispo de Bilbao ha insistido en la necesidad de fortalecer moralmente la sociedad, para lo cual “la educación integral se convierte en un pilar básico que es preciso reforzar” y “la dimensión trascendente y religiosa no debe quedar excluida del ámbito educativo”.
Respecto al desempleo, “una de las consecuencias más dramáticas de la situación actual”, monseñor Iceta ha calificado como alarmantes el creciente número de familias en las que todos sus miembros están en paro y el de jóvenes en paro. Ha pedido que “todos, instituciones, organizaciones y particulares, cada cual según su capacidad y responsabilidad social, nos impliquemos en la creación de empleo”.
No se trata de crearlo a cualquier precio, sino de sentar las bases de un empleo sostenible, adecuado al presente, con proyección futura, y digno y justo en lo tocante a remuneración, garantías y descanso, incluido el descanso dominical. Todos hemos de poner lo necesario de nuestra parte para lograrlo. El camino no es fácil, pero la gravedad del presente exige pasar de la confrontación a la cooperación decidida y generosa entre instituciones, empresas, trabajadores y agentes sociales, asumiendo los compromisos y sacrificios necesarios. El principio del logro del bien común debe guiar este camino.
Mons. Mario Iceta ha pedido que no se abandone “el objetivo de una protección social adecuada”, como “los servicios básicos para la cohesión y la justicia social, tales como formación y educación, sanidad, pensiones, asistencia a la ancianidad y a la discapacidad y protección de los desempleados”, de modo que no sufran más los más desfavorecidos.
Para su sostenimiento, se hace imprescindible una fiscalidad justa, la persecución del fraude fiscal, la gestión honesta y transparente de los recursos públicos (...) que la estructura, dimensión y gasto de las administraciones se ajusten a las necesidades reales de la sociedad y a la prestación de servicios necesarios, administrados con rigor, responsabilidad y transparencia. Al mismo tiempo, tales medidas deben ser acompañadas por acciones enérgicas de estímulo económico que sirvan para crear nuevas oportunidades de trabajo y reorientar la economía hacia su viabilidad y sostenibilidad futura.
Ha pedido luego profundizar y ampliar la búsqueda de alternativas justas “para que las familias que se asoman a un duro empobrecimiento no pierdan su casa, evitando que se vean abocadas a la exclusión y a sufrir un hondo sentimiento de desprotección”.
Custodiemos y promovamos con decisión la familia como bien social de primer orden. Promovamos incentivos económicos, de vivienda y laborales para que los jóvenes puedan constituir nuevas familias. Procuremos la adecuada conciliación de la vida familiar y laboral. La familia se revela en estos tiempos como un recurso capital para sostener a las personas carentes de empleo.
Mons. Mario Iceta se ha referido a los inmigrantes invitando a mirarles “como quienes realmente son, hermanos y hermanas nuestros”. respecto a quienes “siempre es necesario un esfuerzo recíproco y compartido de acogida e integración”. Para ellos ha pedido “una solución justa a las situaciones de ilegalidad”, así como prestarles “los servicios básicos que necesitan” y “poner en marcha medidas de integración, hacia la “equiparación en todos los aspectos con los demás ciudadanos”.
El obispo de Bilbao ha recordado que “el modo en que nuestras economías están estructuradas permite movimientos de mercado no conformes a los principios éticos y gravemente lesivos del bien común”, y que “el mercado sin ética se pervierte”. Así, ha denunciado, “se dan con frecuencia intereses y movimientos fuertemente especuladores (...) que ponen de manifiesto que para quienes los promueven, el capital y el lucro son considerados como un fin en sí mismos, sin la necesaria referencia al bien común y al servicio de la persona y la sociedad”.
Finalmente, Mons. Iceta ha exhortado a concretar la “responsabilidad ante la crisis”, con medidas reales de “de austeridad y moderación”, así como con “la solidaridad, la colaboración leal entre todos, la crítica constructiva, la escucha y el diálogo con el fin de alcanzar acuerdos”.
Ha concluído invocando a la Virgen María, Asunta en cuerpo y alma al Cielo:
“En su regazo depositamos nuestras ilusiones y esperanzas, nuestras dificultades y peticiones. Que nuestra oración sea generosa y abierta a las necesidades de los demás. Que María interceda por todos y nos haga testigos del amor de Dios, sembradores de esperanza y apoyo eficaz para cuantos necesitan de acogida y ayuda fraterna”.