(Vatican Insider/InfoCatólica) En vista de la próxima publicación de la nueva traducción del “Gotteslob”, el Papa, que siempre está muy pendiente de las cuestiones litúrgicas y de la correcta interpretación del Concilio Vaticano II, subraya que esta traducción “es una interpretación” coherente con los “principios que guiaron la traducción a las lenguas modernas de los libros litúrgicos”.
Sin embargo, para el Santo Padre la traducción interpretativa no se justifica con las Sagradas Escrituras, pues ha llevado, en algunos casos, a simplificaciones que han representado “auténticas pérdidas” de significado.
“Incluso personalmente, me ha quedado cada vez más claro que el principio de la correspondencia no literal, sino estructural como línea guía en la traducción tiene sus límites”, explica el Papa, que subraya: “Puesto que debo rezar las oraciones litúrgicas en diferentes lenguas, me doy cuenta de que entre las diferentes traducciones es difícil encontrar lo que las une, y que el texto original, a menudo, se reconoce solo desde lejos”.
Como suele hacer, en la carta a los obispos, Benedicto XVI anticipa las posibles objeciones de sus interlocutores: “¿Cristo murió por todos? ¿La Iglesia ha cambiado sus enseñanzas? ¿Es capaz de hacerlo y puede hacerlo? ¿Se trata de una reacción que pretende destruir la herencia del Concilio?”. La respuesta es negativa. Citando la instrucción vaticana “Liturgiam authenticam” de 2001, el Papa explica que la fidelidad de los textos litúrgicos contemporáneos al “pro multis”, para muchos, de los Evangelios de Marco y Mateo se conecta con la fidelidad del lenguaje sobre Jesús en el capítulo 53 del libro de Isaías. Y no se puede modificar arbitrariamente.