Jaime Balmes explica la importancia de pensar con criterio

Jaime Balmes explica la importancia de pensar con criterio

El Criterio, obra majestuosa del sacerdote catalán Jaime Balmes, es una de las cumbres del pensamiento católico hispano.

En El Criterio, Jaime Balmes, brillante pensador, filósofo y ensayista se empieza preguntando en qué consiste pensar bien. Es muy importante tener claro este concepto básico y más en estos tiempos en los que apenas se piensa y si se piensa se hace torcidamente.

Para Balmes el pensar bien consiste o en conocer la verdad o en dirigir el entendimiento por el camino que conduce a ella. La verdad es la realidad de las cosas. Cuando las conocemos como son en sí, alcanzamos la verdad; de otra suerte caemos en el error.

Conociendo que hay Dios conocemos una verdad esencial, porque realmente Dios existe. Si deseamos pensar bien, hemos de procurar conocer la verdad, es decir, la realidad de Dios y de las cosas creadas por Dios. ¿De qué sirve discurrir con sutileza, o con profundidad aparente, si el pensamiento no está conforme con la realidad?

Un sencillo labrador, un modesto artesano, que conocen bien los objetos de su profesión, piensan y hablan mejor sobre ellos que un presuntuoso filósofo, que encumbrando conceptos y diciendo altisonantes palabras quiere dar lecciones sobre lo que no entiende.

Cuando conocemos perfectamente la verdad, nuestro entendimiento se parece a un espejo en el cual vemos retratados, con toda fidelidad, los objetos como son en sí. Cuando caemos en el error, se asemeja a uno de aquellos vidrios de ilusión que nos presentan lo que realmente no existe. Cuando conocemos la verdad a medias, podría compararse a un espejo mal colocado que refleja los objetos demudados, alterando los tamaños y las figuras.

Un buen pensador procura ver en los objetos todo lo que hay, pero no más de lo que hay. Ciertos hombres tienen el talento de ver mucho en todo; pero les cabe la desgracia de ver todo lo que no hay, y nada de lo que hay. Una noticia, una ocurrencia cualquiera, les suministran abundante materia para discurrir con profusión, formando como suele decirse, castillos en el aire. Estos suelen ser grandes proyectistas y charlatanes.

Otros adolecen del defecto contrario: ven bien, pero poco; el objeto no se les ofrece sino, por un lado; si éste desaparece ya no ven nada. Estos se inclinan a ser sentenciosos y aferrados en sus temas. Se parecen a los que no han salido nunca de su país; fuera del horizonte al que están acostumbrados, se imaginan que no hay más mundo.

Un entendimiento claro, capaz y exacto, abarca el objeto entero; lo mira por todos sus lados, en todas sus relaciones con lo que le rodea. La conversación y los escritos de estos hombres privilegiados se distinguen por su claridad, precisión y exactitud. En cada palabra encontraréis una idea, y esta idea veis que corresponde con la realidad de las cosas.

Os ilustran, os convencen, os dejan plenamente satisfecho; decís con entero asentimiento: «Sí, es verdad, tiene razón». Para seguirlos en sus discursos no necesitáis esforzaros; parece que andáis por un camino llano, y que el que habla sólo se ocupa de haceros notar, con oportunidad, los objetos que encontráis a vuestro paso. Si explican una materia difícil y abstrusa, también os ahorran mucho tiempo y fatiga. El sendero es tenebroso, porque está en las entrañas de la tierra; pero os precede un guía muy práctico, llevando en la mano una antorcha que resplandece con vivísima luz.

El perfecto conocimiento de las cosas en el orden científico forma los verdaderos sabios, en el orden práctico para el arreglo de la conducta en los asuntos de la vida forma los prudentes.

Hay que concluir que el arte de pensar bien no sólo interesa a los filósofos, sino también a las gentes más sencillas. El entendimiento es un don precioso que nos ha otorgado el Creador, es la luz que se nos ha dado para guiarnos en nuestras acciones. Por lo tanto, uno de los primeros cuidados que debe ocupar al hombre es tener bien arreglada esa luz. Si ella falta nos quedamos a oscuras, andamos a tientas, y por este motivo es necesario no dejarla que se apague.

No debemos tener el entendimiento en inacción con peligro que se ponga obtuso y estúpido y, por otra parte, cuando nos proponemos ejercitarle y avivarle, conviene que su luz sea buena para que no nos deslumbre y bien dirigida para que no nos extravíe.

Javier Navascués

11 comentarios

Marc
Es Ironico que en un articulo que trata de hablar del criterio se hable como si estuviera demostrado empiricamente que dios existe, cuando no es así.
12/09/18 3:23 PM
Javier Navascués
Balmes, como buen tomista que era presupone la existencia de Dios (demostrada racionalmente, no empíricamente) en la Summa Teológica.
12/09/18 5:36 PM
Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
¡Excelente artículo! Muchísimas gracias. Me propongo llevarlo a la práctica.
Bendiciones.
12/09/18 7:50 PM
vicente
Que Dios ilumine nuestro entendimiento para que obremos siempre según su agrado.
12/09/18 9:01 PM
Tomás Bertrán
Mi padre me regaló en mi juventud el nombradp libro de "El Criterio" de Balmes. Creo es de obligada lecturan para los adolñescentes y jóvenes.
Me encantó u
y me aleccionó mucho cuando se refiere a cómo hay que digerir las noticias que vienen en los periódicos, cual debe ser nuestro criterio para darnos cuenta de la veracidad o no de dichas noticias, y así ver desde cierta distancia y con más perspectiva el engaño o la verdad a donde nos quiere llevar dicha noticia, y saber leer entre líneas para darse cuenta de lo que en realidad está oculto o no.
13/09/18 2:55 AM
Pablo
Marc, ¿puede usted demostrar, empíricamente, que dos más dos es igual a cuatro?. Pues cuando se trata de la existencia de Dios se procede de igual forma. No se puede palpar el número dos, o el cuatro, pero eso no significa que no existan.

Aunque sólo pueda contar hasta diez con los dedos de sus manos puede llegar a pensar que exista un número once y que no sea una entelequia (una categoría mental). Hasta la experimentación necesita de la razón abstracta y discursiva, o deductiva, para demostrar "empíricamente" sus afirmaciones.

Para saber qué es lo que hace que dos sea dos, y no tres, habrá que preguntarse qué se significa cuando decimos dos. Cuando uno se pregunta por el porqué de la realidad la existencia de lo inmaterial se hace presente e ineludible. Por sus efectos se perciben las causas aunque esa percepción no sea a través de los sentidos corporales.
13/09/18 10:50 AM
Tomás Bertrán
La existencia de Dios me enseñaron a explicarla ante el hecho de su negación ya que no lo veían.
Se les dice que pongan los dos deditos en un enchufe y cuando se niegan ante el miedo a quedar electrocutados, se les pregunta de dónde este miedo ya que la electricidad no se ve. Entonces aseguran que sí se ve, ya que si enchufan una bombilla, ésta se enciende, pero esto es el el efecto. La causa, la electricidad, sigue sin verse. Hay un experimento que estudié en mis años ya muy pretéritos, en donde la "electricidad" se veía en una cámara, pero lo que se ve es su huella, efecto, pero no la causa.
En fin, tenemos fe para la ciencia, que está bien, pero para Dios, que es más evidente no.
Hay que leer "El Criterio" de Balmes. Por algo no se le nombra.
13/09/18 9:10 PM
Marc
Pablo, si sumo dos manzanas y dos peras consigo cuatro frutas ;)
13/09/18 10:08 PM
Fernando Cavanillas
Muy bien traido y recordado el libro de Balmes... los españoles no cuidamos lo nuestro, y olvidamos ó ignoramos a nuestros sabios.

Gran tema el estudio de la Verdad, pero creo importante en el mundo de hoy diferenciarla del Conocimiento. Los gnósticos como la masonería ó el "new age" ofrecen grandes cantidades de conocimiento, también el "cientificismo" presume y alardea de conocimiento...pero ¿cuál es la diferencia entre el conocimiento y la Verdad?.

Para mí el conocimiento no va a la esencia de las cosas, sino que se pierde en los detalles; es un regodeo en los detalles, pero sin una aspiración para entrar en la esencia de las cosas. Además el gnosticismo busca el conocimiento, pero olvida PARA QUÉ lo busca... ó más bien, lo busca para obtener el Poder, y usarlo egoístamente.

En realidad todo Poder sin tener en cuenta a Dios es usado egoístamente. Y si queremos obedecer a Dios no necesitamos el gnosticismo, nos basta la Revelación.

Pero, ¿por qué hemos de obedecer a Dios?, pues porque es la Verdad!!!. Es verdad que Él nos creó de la nada, que es nuestro Jefe y el único que realmente existe. Todo lo demás no es sino Su Creación.

Si aceptamos la realidad y la Verdad, entonces no hay más remedio que amar y obedecer a Dios. Lo otro es vivir en la mentira.

Es por eso que hay una curiosa contradicción entre el llamado "Conocimiento" gnóstico y la Verdad. Uno (el conocimiento) busca los detalles de las cosas, pero sin un fin moral... incluso intentando aprovec
14/09/18 12:59 PM
Pablo
Es decir, primero hay que separar o distinguir la unidad para después poder contar. Se cuenta según la especie y la unidad es la de carácter más amplio. Vaya por ese camino, el de la unidad, y no tendrá dificultad en descubrir la existencia de Dios. La razón última de la razón es la fe, la del impulso la irracionalidad.
14/09/18 2:21 PM
Alfredo
Marc.
Si no sabe responder a Pablo, por favor, no haga el ridículo.
Aunque usted no lo sepa, no puede sumar peras y manzanas. Lo que está haciendo es sumar dos frutas (manzanas) y otras dos futas (peras), por eso el resultado son cuatro frutas.
17/09/18 3:25 PM

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