Dice que tienen que luchar contra un espíritu no católico que se insinúa en la Iglesia

Fellay: «Si Roma nos dice que aceptemos en todo caso, nosotros no podemos»

Se espera para los próximos días la respuesta de la Fraternidad de San Pío X a la proposición de la Santa Sede, entregada al superior general, el obispo Bernard Fellay. Y las señales que están llegando de Econe, donde se encuentra el cuartel general de los lefebvrianos, no parecen presagiar de hecho una respuesta positiva de aceptación del «preámbulo doctrinal» preparado por el Vaticano.

(Andrea Tornielli/Vatican Insider) El pasado 8 de diciembre, durante la homilía con ocasión de la fiesta de la Inmaculada, monseñor Fellay, que ya las pasadas semanas en una entrevista –no demasiado apreciada por El Vaticano– declaró que no podía aceptar el preámbulo tal y como está, dijo:

“Habéis oído que hay una proposición de Roma que dice ‘estamos preparados para reconoceros’, pero el problema es que sigue existiendo una condición. Esta condición, independientemente de la formulación, en el fondo es siempre la misma: hay que aceptar el Concilio Vaticano II. En resumen, la situación actual es la siguiente: nos han dicho, ‘sí, vosotros podeis criticar el Concilio, pero con una condición: que de todos modos lo aceptéis’. Pero nosotros decimos: ‘¿cómo podemos criticar a posteriori?’ Creo que es una síntesis justa de la situación actual”.

Como se recordará, en el preámbulo doctrinal propuesto por la Comisión Ecclesia Dei presidida por el cardenal William Levada y dirigida por el monseñor Guido Pozzo, se pedía a los lefebvrianos que suscribieran la “Professio Fidei” que se pide a todos aquellos que asumen un oficio eclesiástico. Es decir, lo que se considera indispensable para ser católicos.

La profesión prevé tres diversos grados de asentimiento necesarios y distingue entre verdades reveladas, declaraciones dogmáticas y magisterio ordinario. Respecto a este último, afirma que el católico está llamado a asegurar un “religioso obsequio de la voluntad y del intelecto” a las enseñanzas que el Papa y el colegio de los obispos “proponen cuando ejercitan su magisterio auténtico”, aunque no hayan sido proclamadas de manera dogmática, como en el caso de la mayor parte de los documentos del magisterio.

“El espíritu del mundo –dijo Mons. Fellay durante la homilía del 8 de diciembre– se ha introducido en la Iglesia. Por lo tanto, tenemos que luchar no solo contra los enemigos externos, sino contra un espíritu no católico que se insinúa en la Iglesia. Este cambio, la intromisión de este espíritu, ha tenido lugar a partir del Concilio Vaticano II. Es un gran misterio, es como si el demonio hubiera puesto un pie dentro de un santuario. Es algo estremecedor”. “Es como una enfermedad –añadió el obispo– que se ha introducido en el cuerpo”.

Para el superior de la Fraternidad, se ha alcanzado un punto que “manifiesta la profundidad del problema”. Y “es necesario reconocer que Roma ha tenido un gesto hacia nosotros”. “Pero si Roma nos dice que aceptemos en todo caso, nosotros no podemos”. El obispo lefebvriano afirma pues, que el problema no reside en el disentimiento de la Fraternidad, sino en la presencia de un espíritu no católico que se insinúa en la Iglesia.

 

El artículo completo de Andrea Tornielli en Vatican Insider

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InfoCatólica
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12/12/11 11:15 AM

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