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7.10.13

No hay plan B

Ushetu, Tanzania, 7 de octubre de 2013.

Día de la Virgen del Rosario y de la Victoria de Lepanto.

Querida Familia:

Sé que recibieron mi correo hace poco, y no suelo escribirles tan seguido, no porque no tenga ganas, sino para no cansarlos. Pero como siempre se me ha dado eso de escribir por necesidad, hace días que la idea de este correo me está dando vueltas en la cabeza. Finalmente me he decidido, porque creo se puede hacer mucho bien.

Les mando un artículo de la revista Que Pasa online, del jueves 03 de octubre de 2013, titulado “ya no basta con rezar”.

Pero no quiero mandarlo así nomás, sino con una pequeña introducción, para que vean el porqué de mi interés.

En diciembre de 1999, en el umbral del inicio del Gran Jubileo del 2000, tuvimos la ocasión de realizar una “mega” misión popular en la ciudad Quilpué, Chile. Viajamos más de 250 misioneros, entre sacerdotes, seminaristas, hermanas, menores, aspirantes, laicos. Yo era diácono, y me tocó integrar un grupo de 25 misioneros, que misionamos en una ciudad cercana a Quilpué, llamada Belloto Sur.

No voy a entrar en los detalles de esa misión, que habría tanto para recordar, sino sólo en un hecho. Cuando quedaban sólo tres días para finalizar la misión, llegó un joven, de unos 24 años, atraído por el ejemplo de sus padres, que todos los días asistían al rosario de la aurora. Estuvo en contacto con los misioneros en esos días, y en el fogón de la despedida, en el atrio de la Parroquia San Pío X de Belloto Sur, se acercó y comenzamos a charlar. Me preguntó sobre la Congregación, las misiones, etc. El fogón transcurría casi sin que nos demos cuenta, canciones, distintos números, grupos. En un momento me dice que quiere ingresar con nosotros. Se me iluminaron los ojos… increíble que casi en el final de esa misión Dios nos concediera esta gracia. Yo le conté que justamente estaba de bedel en nuestro noviciado de Argentina, así que charlamos acerca de la vida de los novicios, dónde estábamos, el plan inicial de formación. Un poco de todo. Y quedamos en que nos veríamos, entonces, en marzo del siguiente año. Realmente lo veía muy decidido. En ese momento llegó un sacerdote de la congregación, misionero en Taiwán, que aprovechó un par de días en sus vacaciones para visitar esta mega misión popular en Chile, y se sumó a la conversación, el P. Jorge Montagna. Allí estuvimos los tres… y más sorprendido estaba este joven, me imagino, que le presentara a un compañero de seminario, “misionero en Taiwán”. Sólo quedábamos nosotros tres en el atrio de la iglesia San Pío X.

Bueno, les dije que la introducción sería breve… los dejo con el artículo de la revista chilena.

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