Apoyo de una madre cristiana a la vocación de su hijo

En el presente post , queremos compartir con nuestros queridos lectores una hermosa carta que la mamá de San Rafael Arnáiz, doña Mercedes Barón de Arnáiz, envió al Padre Maestro de Novicios de la Trapa de San Isidro de Dueñas. Pensamos que este texto puede servir de reflexión sobre cómo afrontar la vocación religiosa o sacerdotal de un hijo o de una hija desde la fe y la mirada sobrenatural, como lo hizo esta mujer, aun en medio de la cruz de la separación física.


25 de febrero de 1934: Contestación de doña Mercedes a esta carta del Padre Marcelo:

“Muy Rvdo. Padre:

En espera de los datos que sobre el asunto de las encinas tenía que buscar mi marido, y los cuales le incluyo, he demorado contestar a su carta que abrí y leí con gran emoción. Sólo con adhesión sincerísima podré pagar a los monjes de esa Trapa cisterciense, el cariño con que colman a mi hijo y el juicio tan inmerecido que han formado de su madre; bien sabe nuestro Señor que yo no merezco en manera alguna el hijo que su voluntad quiso prestarme, y mi único deseo es que esa vocación tan santa, del hijo mío, sea aceptada por Él y recogida y aumentada para su gloria y alabanza…

¿Qué significa una pobre mujer que llora en medio de su contento, y se alegra al sufrir? Somos tan insignificantes las gentes del mundo, y valemos tan poco, que hacemos de la necesidad, virtud, pero no buscamos espontáneamente el sacrificio que la posesión de la verdadera virtud exige. Nos resignamos con las penas que Dios manda, mansamente le damos lo que nos pide, acatamos sin rebeliones su voluntad santísima, pero no tenemos el valor de ofrecer…! Tenemos el corazón tan apegado a los nuestros, que las separaciones nos aterran y desconsuelan como algo definitivo e irremediable, cuando después de todo, mirándolo con mirada cristiana, son esas separaciones el principio de vida más dichoso para el que se fue y nos dejó...

Ya pasó un mes de la marcha de mi Rafael. Ya tiene el hábito que tanto anhelaba. Ya está compenetrado con su Trapa, y su Trapa con él… Que Dios le bendiga y le haga completamente suyo para siempre... Así se lo pido yo… cuando puedo rezar, que no siempre puedo… Antes cumplía con todos mis rezos y devociones, pero ahora… el nombre de Fray María Rafael está siempre entre Dios y yo y la boca se me paraliza, y sólo se sentir… Yo espero, sin embargo, que la infinita sabiduría de Jesús sabrá lo que yo no acierto a decirle, pues todos los días, después de que le recibo, quedo más consolada, y vuelvo a mi casa con el ánimo fuerte para continuar la vida.

Mi hijo me dice que durante la Santa Cuaresma ni escriben ni reciben cartas, por lo tanto, no les escribo hasta que ésta pase ; yo le ruego, Padre Marcelo, que así se lo diga y dígale también que la noticia de su toma de hábito, es la alegría más grande y más pura que he recibido en mi vida. Que pida a Dios por mí, pero que las oraciones y deseos de las madres, las acoge Dios con más bondad que las de las otras criaturas, puesto que en las agonías de su Pasión, en su Madre pensó, al darle a Juan para consuelo de soledad…

La partitura de la Salve será para mí un tesoro… Yo la entiendo bastante, pero para más seguridad, mañana vendrá a casa a traducírmela a la escritura actual (estaba en gregoriano) el Padre Eufrasio del Niño Jesús, carmelita descalzo, confesor y amigo de Rafael, y que quiere saber noticias detalladas del novicio trapense. De todos modos, iré a visitar Sr. Maestro de Capilla a quien su reverencia me recomienda, y así quedaré completamente segura de su fiel traducción. Después mi marido me la montará en el pergamino, que para ello es muy habilidoso, y constituirá, ya le digo, un tesoro entre mis cosas más queridas. Mil gracias por su obsequio, y le ruego se lo diga asimismo al reverendo Padre Abad.

Es mi deseo y proyecto, ir en Pascua de Resurrección a ver a nuestro novicio y a conocer a sus superiores, y a dar gracias a Dios en la iglesia de la Trapa, por lo mucho que nos da. ¿Podré entonces verles a todos? Mi propósito es estar ahí sólo un par de días, y puede estar seguro, reverendo Padre, que el frío no me arredra. Ya le conozco, y sería imperdonable el egoísmo de temer para mí lo que mi hijo tienen en tanta abundancia. Si durante este tiempo dispone su reverencia de cinco minutos que dedicarme, le agradecería en el alma me diese noticias de la salud de mi hijo y me dijese si en esa época podré conseguir mi deseo.

Un saludo respetuoso al Rvdo. Padre Abad, recíbalos también de mi marido, abrace a mi hijo (si lo permite la Regla) y humildemente le pide su bendición su affma. en Cristo

Mercedes Barón de Arnáiz".