InfoCatólica / María Lourdes Quinn / Categoría: ........ - Italia

30.06.09

21.06.09

Cuando parece que se nos hunde el barco

Según el Evangelio del XII Domingo de Tiempo Ordinario :“las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua” (Mc. 4, 37), la barca en la que estaban los apóstoles con Jesús. Todos pasamos por temporadas en que parece que se nos hunde el barco y S. Luis Gonzaga (1568-1591), Patrón de la juventud cristiana que murió a los 23 años, no era diferente en eso, aunque sí en la pureza con que conservó su “barca” intacta, en gracia con Dios.

El ejemplo del santo y una oración particularmente conmovedora del Papa Juan Pablo II dan aliento en momentos de desánimo.

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13.06.09

Recetas médicas del Doctor Evangélico

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S. Antonio de Padua
(1195-1231)
es uno de los santos más venerados por todo el mundo. Tan bien cumplió el mandato del Señor en el Evangelio del Domingo de la Santísima Trinidad, en que les mandaba predicar por todo el mundo: “enseñándoles a guardar todo”(Mt. 28, 19), que fue canonizado en tiempo récord (352 días) y su lengua se encontró incorrupta tras su muerte.

Nació en Portugal, donde se hizo agustino y luego franciscano (inspirado por mártires franciscanos). Estuvo en África, pero enfermó y le enviaron de vuelta a Portugal. De camino, una tormenta hizo naufragar el barco en Italia, donde vivió como un simple fraile hasta que se descubrieron providencialmente sus cualidades como predicador. S. Francisco de Asís le dió permiso para predicar y enseñar mientras “no extinga el Espíritu de oración y devoción” con tales estudios, lo cual hizo a la maravilla.

Son muy conocidos sus milagros, pero ¿y sus sermones (excepto su predicación a los peces de Brenta)? Él mismo había dicho que: “El gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer pero no vivir de acuerdo con lo que se cree… Un cristiano fiel, iluminado por los rayos de la gracia al igual que un cristal, deberá iluminar a los demás con sus palabras y acciones, con la luz del buen ejemplo".

No basta con tener al Niño Jesús en brazos (como se le suele representar), sino que es necesario llevarle y dejarle en las vidas de los demás. Estas son algunas “recetas médicas” del Doctor Evangélico para la salud del alma:

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9.06.09

Una patrona de madres de familia

La Beata Ana María Taigi (1769-1837) era de una familia que se había mudado de Siena a Roma tras perder sus bienes. Por eso, dejó de ir a la escuela muy joven para ganar dinero para su familia, habiendo aprendido sólo a leer y a escribir su nombre, aunque no muy bien. Sus padres entraron en el servicio doméstico de unos nobles, que permitieron a la familia vivir en dos cuartos de su palacio. Allí viviría ella también con su esposo, con quien se casó a los 21 años.

Tuvo dificultad encontrando un director espiritual, pero por fin encontró al P. Angelo en la iglesia donde se casó. Este sacerdote servita, al verla pasar por la plaza un día, había oído una voz celestial que le indicaba que ella sería su dirigida. Había vivido los primeros tres años de su matrimonio preocupada por cosas del mundo, pero iba a comenzar a vivir una vida de penitencia y austeridad que su confesor tuvo que moderar, recordándole el mayor mérito de no hacer su propia voluntad. Se hizo terciaria de la orden Trinitaria.

Su vida sencilla, a pesar de favores divinos, llama la atención por su fiel cumplimiento de sus deberes como esposa y madre de familia durante más de 45 años, demostrando lo que aconseja S. Pablo: “Continuad firmes y constantes, trabajando siempre más y más en la obra del Señor, sabiendo que nuestro trabajo no es inútil a los ojos de Dios” (1 Co. 15, 58)

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26.05.09

¿Quién como Dios?

San Felipe Neri (1515-1595) oró al Señor en las catacumbas de San Sebastián en Roma en la Vigilia de Pentecostés, pidiéndole los dones del Espíritu Santo para poder amarle con todo su corazón. Vió un globo de fuego que entró por su boca e hizo su corazón crecer, rompiendo dos de sus costillas (como se comprobó tras su muerte) sin causarle ningún dolor, pero abrasándole con amor de Dios, haciéndole exclamar: “¡Basta, Señor, basta! ¡No puedo soportarlo más!”

Fundó la Congregación del Oratorio atrayendo a sacerdotes diocesanos que se comprometían sin tomar ningún voto a vivir en comunidad por lo único que les iba a unir: la Caridad. Su conocimiento íntimo del Señor por la oración le impulsaba a cumplir el mandado de Jesucristo a sus apóstoles en el Evangelio de la Ascensión del Señor: “proclamad el Evangelio a toda la creación.” (Mc. 16, 15). Recordaba a todos (en calles, hospitales, escuelas, iglesias, etc.) la alegría de ser criaturas de un Dios tan bueno, la alegría de vivir según la “Buena Nueva” del Señor.

Poco antes de morir, quemó todos sus escritos y por lo tanto se conserva muy poco, la mayor parte en correspondencia. Pero, se conservan bastantes anécdotas de este santo que repartía alegría a pesar de haber sufrido la incomprensión de muchos y hasta la investigación de Pontífices (que siempre resultaban a su favor).

En este enlace pueden leer más sobre la vida del santo y la mayoría de las siguientes citas, que muestran su Conocimiento de lo que debe ser nuestra relación con Dios. [En las fotos se ve el lugar donde resposa su cuerpo incorrupto]

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