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1.03.18

XXIX. La inconsistencia del mal

301. ––Según el Aquinate, el mal no tiene esencia, ni, por ello, ninguna esencia puede ser mala. Sin embargo, indica que: «parece que se podría rebatir la doctrina anterior con algunas razones». A continuación presenta seis. La primera es la siguiente: «el mal es, en algunos géneros, la diferencia específica, a saber, en los hábitos y actos morales». El acto humano, el que se realiza por la voluntad libre y, por tanto responsablemente, se convierte en bueno o malo, por la diferencia específica de ajustarse o no a la recta razón, imagen de la razón de Dios. «Pues, así como la virtud es, según su especie, un hábito bueno, del mismo modo el vicio contrario es, según su especie un hábito malo. Lo mismo cabe decir de los actos de las virtudes y vicios. Luego el mal específica algunas cosas», como son los actos humanos malos y los vicios. El mal pertenece entonces a su esencia. «Por lo tanto, el mal tiene esencia y es connatural a algunas cosas»[1]. ¿Cómo refuta el Aquinate esta bien argumentada objeción?

––Después de manifestar que «no es difícil» resolverla, nota que: «El bien y el mal, en lo moral, se ponen como diferencias específicas, según indica la primera razón, porque lo moral depende de la voluntad, y una cosa cae bajo el género de lo moral cuando es voluntaria».

Sin embargo, deben hacerse dos precisiones sobre la diferencia específica en los actos morales. Por una parte: «el objeto de la voluntad son el fin y el bien; y por esto lo moral se específica por el fin, así como las acciones naturales se especifican por la forma del principio activo, por ejemplo, el calentar se específica por el calor. Y como bien y mal se dicen con relación al orden universal al fin, o a la privación de tal orden, es necesario que, en lo moral, el bien y el mal sean las primeras diferencias, puesto que en cada género ha de haber una primera medida».

Por otra parte: «la medida de lo moral es la razón. Según esto, en moral algo se dirá bueno o malo con relación al fin de la razón, porque en moral lo que recibe la especie de un fin conforme a la razón se llama específicamente bueno; mas lo que se específica por un fin contrario al de la razón se dice específicamente malo». Una diferencia más próxima es la recta razón

Cuando no se sigue la naturaleza humana racional: «este fin, aun cuando suplante al de la razón es, no obstante, algún bien, como lo es lo deleitable con respecto a los sentidos. De aquí que para algunos animales son bienes, y también para el hombre cuando son moderados según la razón. Y lo que puede ser bueno para los primeros, puede ser malo para los segundos», si no se sigue el dictamen de la razón, que se manifiesta en la propia conciencia, que se fundamenta en la ley eterna de Dios.

Debe así concluirse que: « ni aun el mal, considerado como diferencia específica dentro de lo moral, implica algo malo esencialmente, sino algo que en sí es bueno, pero malo para el hombre, porque destruye el orden de la razón, que es el bien del hombre»[2].

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