20.08.14

(280) Liturgia –16. Eucaristía, 11. La comunión (b), en la boca o en la mano

–¿Y usted qué recomienda?

–No incordie y lea lo que sigue.

–Historia. El rito de la comunión de los fieles se ha ido desarrollando en formas diversas, que conviene conocer, al menos a grandes rasgos. Ciertas posiciones actuales, duramente contrapuestas en esta cuestión, reflejan en ocasiones una ideologización del asunto y una notable ignorancia de la historia de los formas litúrgicas. Resumo a grandes rasgos la evolución de este rito litúrgico ateniéndome a los documentados datos que da el P. Joseph Jungmann, S. J. en su clásica obra Missarum sollemnia (orig. 1949; El Sacrificio de la Misa, BAC 68, Madrid 1959, pgs. 942-960).

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12.08.14

(279) Liturgia –15. Eucaristía, 10. Paz, fracción del pan, Cordero de Dios, Comunión (a)

–¿Falta mucho?

–Menos que cuando comenzamos a comentar la Misa; pero todavía un poco.

Para participar bien, interior y exteriormente, en la santa Misa conviene conocerla bien, y seguir con plena atención e intención todo lo que en la celebración eucarística se va diciendo y  haciendo. Veamos ahora lo que va del Padrenuestro a la Comunión.

–La paz

Sabemos que Cristo resucitado, cuando se aparecía a los apóstoles, les saludaba dándoles la paz: «La paz con vosotros» (Jn 20,19.26). En realidad, la herencia que el Señor deja a sus discípulos en la última Cena es precisamente la paz: «La paz os dejo, mi paz os doy; pero no como la da el mundo» (14,27).

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31.07.14

(278) Liturgia –14. Eucaristía, 9. El Padrenuestro (y b)

–¿De verdad hace falta explicar el Padrenuestro?

–Sí, hombre, sí. Era la base de la catequesis primitiva. Muchos Padres escribieron comentarios al Padrenuestro. Y el Catecismo actual le dedica la segunda sección de su IV Parte [2759-2865], para explicarlo, claro.

Siete peticiones. Enseña el Catecismo: «El primer grupo de peticiones nos lleva hacia Él: ¡tu Nombre, tu Reino, tu Voluntad!… Santificado sea, venga, hágase… El segundo grupo de peticiones atrae la mirada del Padre de las misericordias: danos, perdónanos, no nos dejes, líbranos» [2804-5; citaré entre corchetes los números del Catecismo]. Y ese grupo primero  de peticiones es el que hace posible el segundo:  los cristianos, solamente después de haber alabado, bendecido y adorado al Padre nuestro celestial, «nos atrevemos» a pedirle pan, perdón, protección, liberación del pecado y del demonio.

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22.07.14

(277) Liturgia –13. Eucaristía, 8. El Padrenuestro (a)

–¿Y tantos numeritos en el título del artículo no lo marean? 

–Un poco sí, pero me aguanto. Todo tiene un precio, y el orden también.

El culmen de la Plegaria eucarística, en cuanto oración magna de la Iglesia, es el Padrenuestro, que al mismo tiempo inicia el rito de la comunión. Comienza reiterando el Santo del prefacio–«santificado sea tu Nombre»–, asimila la actitud filial de Cristo, la Víctima pascual ofrecida –«hágase tu voluntad»–, y continúa pidiendo para la Iglesia la santidad y la unidad –«venga a nosotros tu reino»–.

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12.07.14

(276) Liturgia –12. Eucaristía, 7. Pro vobis et pro multis

–Después de la Liturgia del Sacrificio viene ahora el Padrenuestro y la Comunión… 

–Perdón. Sigo en la Liturgia sacrificial de la Eucaristía, tratando de la fórmula de la consagración.

En el artículo anterior analicé los elementos que integran la Liturgia del Sacrificio en la Eucaristía. Y traté brevemente acerca de la Consagración, que en la Eucaristía se realiza con el Relato de las palabras y gestos de Cristo en la Última Cena. Vuelvo sobre este momento central de la Misa, considerándolo en el rito antiguo de la Misa y en el nuevo, el posterior al Vaticano II.

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