20.01.11

(121) Católicos y política –XXVI. ¿Qué debemos hacer?. 13

–Y ahora, partidos confesionales. Yo creo que lo que usted quiere es provocar.
–Exactamente. Provocar una reforma completa, que implica también una reactivación de la vida política entre los católicos.


Al tratar de los partidos políticos católicos, expuse ya previamente lo que no son, lo que no deben ser; y también su necesidad, que los apolíticos y prepolíticos niegan, al menos en la práctica.

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15.01.11

(120) Católicos y política –XXV. ¿Qué debemos hacer?. 12

–O sea que Benedicto XVI también tiene buenas enseñanzas sobre la vida política.
–Por supuesto. ¿Qué se imaginaba usted? La más alta doctrina política es la que enseña la Iglesia.

La reconquista cristiana del Occidente, invadido actualmente por la fuerzas anti-Cristo, no podrá conseguirse si los cristianos más llamados a procurar el bien común político se limitan a actividades prepolíticas, sociales, apostólicas, o se diseminan en los diferentes partidos políticos existentes, todos ellos anti-Cristo, o se entregan a trabajos municipales y vecinales, de amplitud política muy reducida. Todo eso es valioso y necesario, sin duda. Pero si no hay cristianos que entren de verdad en lo más fuerte de la batalla que desde el comienzo de la humanidad se viene librando entre los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas, según ya vimos (20-21), si no se organizan y se unen, bien pertrechados intelectual, espiritual y técnicamente, para combatir a vida o muerte contra el Príncipe de este mundo, arriesgando sus personas y fortunas; si no consiguen participar en los poderes legislativos y ejecutivos a través de partidos políticos, los únicos que pueden lograrlo, la invasión anti-Cristo que sufre el Occidente cristiano no irá disminuyendo, sino acrecentándose.

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8.01.11

(119) Católicos y política –XXIV. ¿Qué debemos hacer?. 11

–Ahora va a resultar que la democracia y los partidos políticos son algo bueno.
–Las síntesis mentales que usted formula son de una simplicidad desoladora. Siga leyendo, por favor.

Los partidos políticos católicos solamente pueden existir si hay hombres intelectual y moralmente capaces de una acción política verdaderamente católica. Es ésta una verdad tan evidente que parece innecesario afirmarla. Pero bien sabemos que a veces las verdades más fundamentales son las más ignoradas. Señalo, pues, las condiciones de esa idoneidad para la acción política católica.

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3.01.11

(118) Católicos y política –XXIII. ¿Qué debemos hacer?. 10

–Buenóooo, ya era hora. El (118). Casi no me lo creo.
–Ya veía usted que en este mismo blog estaba trabajando otros temas.

Examinaré lo que no es un partido católico, lo que no debe ser, antes de tratar de los partidos políticos católicos.

Un partido católico que sea liberal no es un partido católico. Comenzamos por aquí. Y si tenemos en cuenta que hoy en Occidente prácticamente todos los partidos políticos profesan la ideología del liberalismo –todos se fundamentan exclusivamente sobre la libertad humana, exenta de toda sujeción a Dios y al orden natural: liberales, socialistas, nacionalistas, conservadores, etc.–, debemos comenzar por reconocer que actualmente es sumamente difícil constituir un partido católico no-liberal. La presión de los condicionamientos internacionales, culturales y económicos vigentes que enmarcan la vida política, y también los ataques convergentes de los otros partidos y de los medios de comunicación, hacen casi imposible la formación de partidos realmente católicos, es decir, no-liberales. “Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque a Dios [y a los que creen en Él] todo le es posible” (Mc 10,27).

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28.12.10

(117-4) El aborto no es el mayor pecado

–Oiga, yo estoy pensando que…
–Piense lo que quiera, pero ahora pruebe a callarse: ya verá cómo no le pasa nada.

El aborto no es actualmente el pecado más grave de la humanidad. Es, desde luego, uno de los mayores crímenes que pueden cometerse contra los seres humanos: matarlos, quitarles la vida. También es gravísimo quitarles la fe, escandalizarlos, ayudarles a pecar, matarlos de hambre, por omisión de las acciones que podrían realizarse para sacarles de su miseria, etc. De todos modos, el aborto es un crimen enorme: matar un ser humano en el propio seno de su madre, cuando, siendo inocente, está indefenso, en un estado de total vulnerabilidad y debilidad. Horrible, espantoso.

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