18.09.12

(193-2) La Iglesia y la unidad nacional. I– Italia

–En buen berenjenal se mete usted…

Procedamus in nomine Domini. «Veritas liberavit vos» (Jn 8,32).

Europa nace principalmente de cinco naciones. Así lo afirma el historiador Luis Suárez en su libro Lo que el mundo le debe a España (Ariel, Madrid 2009, 3ª ed.): «Europa es el resultado de las interrelaciones entre cinco ámbitos culturales que se expresan por medio de los grandes idiomas, español, francés, inglés, alemán e italiano» (pg.7). Y por su parte, la configuración política de cada uno de esos ámbitos –Italia, Galia, Hispania, Britania y Germania– se ha desarrollado en procesos históricos muy largos y diversos.

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11.09.12

(193) Fin de la Cristiandad. San Luis María Grignion de Montfort

(193) De Cristo o del mundo -XXXV. Fin de la Cristiandad. 8 -San Luis María Grignion de Montfort


–Este bendito Montfort es el inventor del Totus tuus.

–No. Ése es su lema, pero lo toma de San Buenaventura: «Vous pourrez encore dire, avec saint Bonaventure… Tuus totus ego sum, et omnia mea tua sunt, o Virgo gloriosa» (Trat. de la verdadera devoción a la Sma. Virgen, nº 216).

San Luis María Grignion (1673-1716) nació en Montfort, en la Bretaña francesa, el mayor de 18 hermanos, de los que 3 fueron sacerdotes y 3 religiosas. Fue un gran predicador de misiones populares, en las que encendía el corazón de los hombres, provocando con la gracia divina innumerables conversiones.

También fue un escritor de obras muy valiosas sobre Cristo (El amor de la Sabiduría eterna), sobre la Virgen (El secreto de María; Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen), sobre la espiritualidad de los laicos (Carta circular a los Amigos de la Cruz) y también, como fundador, de la vida de los religiosos (La Compañía de María) y de las religiosas (Regla primitiva de la Sabiduría). Sus Cánticos populares son también una preciosa expresión de su profunda espiritualidad. (Obras completas en la BAC 111, 1964 y 451, 1984; y Oeuvres complètes, Éd. Seuil, París 1988; sólo en esta edición se incluye la serie completa de sus Cantiques).

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4.09.12

(192) Fin de la Cristiandad. San Claudio la Colombière. Sagrado Corazón de Jesús

–Sagrado Corazón de Jesús…

–En Vos confío… Bueno, pero aunque coincidamos esta vez, no debe sentar precedente, porque esta introducción perdería toda su gracia.

San Claudio La Colombière.–La vía del santo abandono, de la que hablé en el artículo anterior, y la devoción al Corazón de Jesús hallan un excelente maestro en San Claudio La Colombière, S. J. (1641-1682). Este santo es a un tiempo muy ignaciano y muy salesiano. Concretamente, termina las notas personales de su Retiro de Londres (1677) con estas palabras: «Cada día siento mayor devoción a san Francisco de Sales. Ruego a Dios Nuestro Señor que me conceda la gracia de acordarme a menudo de este Santo para invocarle e imitarle». Por otra parte, él fue elegido y movido por Dios para confirmar a Santa Margarita María de Alacoque en la veracidad de las revelaciones privadas que había recibido sobre el Sagrado Corazón de Jesús.

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28.08.12

(191) Fin de la Cristiandad. San Francisco de Sales

(191) De Cristo o del mundo -XXXIII. Fin de la Cristiandad. 6 -San Francisco de Sales


–¿San Francisco de Sales fundó a los salesianos, no es cierto?

–No, no es cierto. Fueron fundados por San Juan Bosco. Son cosas que, a sus años, debería usted saber.

San Francisco de Sales (1567-1622), el santo Obispo de Ginebra, es Doctor de la Iglesia, y su enseñanza versa ge­neralmente sobre temas de espiritualidad cristiana.

La excelencia de la vida religiosa y su especial idoneidad en orden a la perfección evangélica es bien conocida y enseñada por San Francisco de Sales, que al fundar las religiosas de la Visitación, sigue la enseñanza de Cristo y de toda la Tradición cristiana. Podemos comprobarlo también cuando el santo Obispo trata aspectos de la vida religiosa, por ejemplo, en Entretiens et Colloques spi­rituels du Bien-Heureux François de Sales o en las mismas Constitutions de la Visitation de Sainte-Marie. El santo Doctor, en efecto, estima, por una parte, que «es un gran pecado despreciar la pre­tensión de la perfec­ción cristiana». Y por otra, que «es una impiedad intolerable despreciar los consejos y medios que para llegar a ella nos ha marcado Nuestro Señor» (Tratado del amor de Dios 8,8).

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22.08.12

(190) Fin de la Cristiandad. San Juan de la Cruz

(190) De Cristo o del mundo -XXXII. Fin de la Cristiandad. 5 -San Juan de la Cruz


–A mí los escritos de San Juan de la Cruz me producen vértigos.

–Pruebe a tomar biodramina antes de leerlos.

San Juan de la Cruz (1542-1591), a diferencia de Santa Teresa –que, en larga lucha, hubo de vencer al mundo primero en sí misma y después en las comunidades carmelitas que reforma o funda–, crece espiritualmente en un medio religioso reformado, ya libre del mundo; es decir, entre frailes y religiosas del nuevo Carmelo. Y a ellos, principalmente, dirige también sus escritos. Esta circunstancia, y quizá también una mayor abstracción teórica en su doctrina, explica que San Juan de la Cruz insista menos que Santa Teresa en la liberación del mundo exterior, y que su tratamiento del tema mundo sea normalmente en una clave mucho más interna. Veámoslo por partes.

Por la plena renuncia, al pleno amor. Todas las páginas de San Juan de la Cruz son una glosa continua de las palabras de Cristo: «Si quieres ser perfecto, déjalo todo, renuncia a todo, niégate a ti mismo, toma tu cruz, y sígueme»…. Nadie quizá como él ha hecho una exégesis ascética tan profunda de esa doctrina evangélica. Nadie ha insistido con tal clarividencia en la necesidad de renunciarlo todo para poder seguir en todo a Cristo, configurándose a él plenamente en gustos y entendimientos, memorias y voluntades.

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