3.02.13

(206) Reforma o apostasía –II. La reforma necesaria de la Iglesia

–¿O sea que la Iglesia necesita reformarse? ¿No querrá Ud. que entremos en la Reforma protestante?

–Lo de los protestantes no fue reforma, fue deformación del misterio de la Iglesia.

La Iglesia Católica es santa, pero está siempre necesitada de reforma.Ya traté de ello al comienzo de esta serie (01). –Es santa: «una, santa, católica y apostólica». Es santa, es «sacramento universal de salvación», porque siempre Cristo la tiene por Esposa, y siempre el Espíritu Santo es su alma; es santa por la eucaristía y los sacramentos; por la sucesión apostólica de los Obispos, presididos y unificados por el Papa; es santa por su fuerza espiritual para santificar laicos y sacerdotes, célibes y vírgenes, sobradamente demostrada en la historia y en el presente. –Pero toda ella está necesitada de reforma, al mismo tiempo, porque está integrada por hombres que hemos sido santificados, pero que somos pecadores. Y lógicamente necesitan sobre todo una urgente reforma aquellas Iglesias locales que se encuentran en avanzado estado de descristianización.

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26.01.13

(205) Reforma o apostasía –I. Iglesias descristianizadas

–No estoy seguro, pero me parece ver ya la salida del túnel.

–Hágame el favor de no llamar «túnel» a mi blog, como si fuera necesario salir de la oscuridad de mi blog para llegar a la luz.

Terminaré volviendo al principio. La serie que ahora comienzo, Reforma o apostasía, terminará el conjunto de estos 204 artículos numerados que llevo publicados en mi blog. Lo inicié en junio de 2009 tratando sobre las Reformas de la Iglesia (1-7), y con ese mismo tema lo termino. Sigo así una forma literaria característica del estilo poético de Israel. Usaban los judíos con cierta frecuencia en sus poesías la fórmula que suele llamarse inclusión (x…….x), según la cual los versos iniciales del poema, después del desarrollo de su cuerpo, se repetían al final (por ejemplo, Salmo 8 y 102). Valga la analogía, si aplico esa forma a esta obra mía, mucho más larga.

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19.01.13

(204) Apostasía –y 7. El Concilio Vaticano II y el mundo actual

(204) De Cristo o del mundo -XLVI . Apostasía -y 7.

–Yo sé de algunos que, viendo que se cita al Vaticano II, entrarán en tromba.

–Estoy preparado para recibirlos. Y también, si en algunos casos pudiera convenir, para cerrarles la puerta.

Termino mis consideraciones sobre el mundo secular de nuestro tiempo examinando lo que sobre él enseñó el Concilio Vaticano II, acerca del cual se han hecho muy falsas interpretaciones.

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11.01.13

(203) Apostasía –6. Cristianos que viven en Babilonia sin saberlo

(203) De Cristo o del mundo -XLV . Apostasía -6.

–Perdone, pero ¿lo de este artículo no lo escribió ya anteriormente? Se está repitiendo.

–El tema es el mismo, pero lo refuerzo con argumentos y ejemplos nuevos porque es necesario. Todo es poco para vencer con la verdad la idea falsa del mundo moderno que se ha estado “repitiendo” durante 50 años, para perdición de cristianos, en miles y miles de predicaciones, catequesis y conferencias, artículos y libros.

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5.01.13

(202) Apostasía –5. El fracaso y la perdición del mundo sinCristo

(201) De Cristo o del mundo -XLIV . Apostasía -5.

–Todo lo que dice usted en este artículo ya lo sabía yo.

–Seguro, porque ha leído ya 200 (DOSCIENTOS) artículos míos.

Analizando la Apostasía del mundo actual en Occidente, señalé ya que La denigración del pasado cristiano (198) era una exigencia que llevaba unida la aprobación del mundo moderno. Rebelándome contra esa exigencia, describí en síntesis Los horrores del mundo sinCristo (199). Me limité después a analizar, con cierto detenimiento, cómo El mundo sinCristo no cree en la razón, ni en la libertad (200), ni tampoco en la belleza: La fealdad del arte moderno sinCristo (201). Concluyo ahora afirmando que:

–El moderno mundo sinCristo es un inmenso fracaso histórico: lo es en la negación de la razón, de la libertad y de la belleza, en la destrucción de la familia, en la educación y la justicia, en la ruptura con grandes valores de la tradición precedente; pero sobre todo en la construcción de una sociedad que patentemente desvía de Dios y orienta hacia la perdición temporal y eterna…Y los cristianos, que cada día pedimos a Dios que «sea en la tierra como en el cielo», debemos ser los primeros testigos lúcidos de ese horror, declarándolo sin miedo.

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