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18.02.24

Descarga gratis la cuarta edición de mi libro: «El trigo y la cizaña: Una mirada cristiana sobre el mundo»

Tapa de "El trigo y la cizaña"

Tengo el agrado de anunciar que a partir de hoy y de forma permanente está disponible para descarga gratuita una nueva edición (la cuarta) de mi libro El trigo y la cizaña: Una mirada cristiana sobre el mundo, desde esta página.

Esta obra reúne un conjunto de escritos sobre dos temas principales: la filosofía social y política y la historia reciente del mundo. Dentro de ese marco general, trato muchos temas diferentes, pero en todos ellos trato de traslucir de algún modo mi cosmovisión cristiana. Por supuesto, no todo lo que escribo aquí es doctrina cristiana, sino que incluyo muchas cosas opinables entre cristianos. Obviamente, la voz que habla aquí no es la voz oficial de la Iglesia, sino la voz de un católico; empero, salvo prueba en contrario, creo que nada de lo escrito aquí contradice la doctrina católica.

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25.06.22

Una presentación general de mis libros

Mi vocación teológica siempre ha estado marcada por un interés primordial en lo que hoy generalmente se denomina “teología fundamental", pero muchos seguimos llamando por su antiguo nombre de “apologética". Por eso no es de extrañar que mi primer libro fuera una colección de escritos apologéticos:  Razones para nuestra esperanza: Escritos de apologética católica (disponible para descarga gratuita). Este libro tuvo tres ediciones en Amazon (dos en 2008 y una 2009), y fue publicado por Credo Ediciones en 2013. No recomiendo esta última edición, por su precio excesivo. Este primer libro está dividido en tres partes, dedicadas respectivamente a las razones para creer en Dios, en Cristo y en la Iglesia Católica. Estas tres partes de la apologética clásica pueden ser designadas respectivamente como apologética general, apologética cristiana y apologética católica.

Poco después de publicar mi primer libro me propuse escribir otros tres libros de apologética, de modo que cada uno fuera una ampliación de cada una de las tres partes de Razones para nuestra esperanza. Así surgió la “trilogía del Logos". Me llevó once años completarla.

En 2011 publiqué en Amazon y en la Editorial Vita Brevis (de España) el primer tomo de esa trilogía apologética: En el principio era el Logos: Apologética católica en diálogo con los no creyentes. Este libro es fundamentalmente una propuesta y una defensa racionales del monoteísmo cristiano. La primera parte del libro trata sobre Dios y la segunda sobre el hombre y la religión.

En 2017 publiqué en Amazon el segundo tomo de esa trilogía: Y el Logos se hizo carne: Apologética católica en diálogo con los no cristianos (disponible para descarga gratuita). Este libro tiene tres partes: la primera presenta algunas razones para creer en Cristo; la segunda refuta algunas objeciones contra el cristianismo; y la tercera presenta algunas críticas a religiones no cristianas.

En 2022 publiqué en Amazon el tercer tomo de esa trilogía: El Pueblo del Logos: Apologética católica en diálogo con los no católicos (disponible para descarga gratuita). Este libro tiene tres partes: la primera presenta algunas razones para ser católico; la segunda es una defensa del catolicismo; y la tercera presenta algunas críticas a doctrinas protestantes.

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15.04.22

Philip Trower, La Iglesia Católica y la Contra-fe -11

La Iglesia Católica y la Contra-fe: Un estudio de las raíces del secularismo moderno, el relativismo y la descristianización

Por Philip Trower

Contenidos

Parte 1. La civilización occidental en los siglos XX y XXI: creencias centrales

Capítulo 1. Por favor use la puerta principal

Capítulo 2. ¿Qué fue la Ilustración?

Capítulo 3. Las denominaciones

Capítulo 4. El progreso perpetuo

Capítulo 5. Los principios de 1789

Capítulo 6. La salvación por la política

Capítulo 7. Los derechos humanos y los males humanos

Parte 2. Influencias secundarias

Capítulo 8. El cambio al sujeto humano en filosofía

Capítulo 9. El existencialismo: Heidegger y Sartre

Capítulo 10. El personalismo: Buber, Marcel y Scheler

CAPÍTULO 11. EL PERSONALISMO: MARITAIN Y MOUNIER

I. Jacques Maritain (1882-1973)

Debiendo poco o nada a la filosofía alemana, el personalismo de Maritain tuvo sus raíces en Santo Tomás, la Ilustración y el humanismo francés, y sus objetivos eran tanto prácticos como especulativos.

Hijo de un padre republicano incrédulo y una madre protestante, de joven se había sentido atraído por el socialismo. Luego vino su conversión al catolicismo (1906) y su descubrimiento de Santo Tomás. Fue como metafísico y tomista que Maritain se hizo famoso entre entonces y 1927. Durante ese tiempo adoptó las opiniones políticas más o menos conservadoras del grupo de dominicos con los que entró en contacto primero, y durante un tiempo estuvo asociado con L’action Française [La Acción Francesa]. Pero ante su condena por parte de Roma, se replanteó su posición política. Volvió a ser un liberal social y político y como tal permaneció. Sin embargo, el carácter y el tono de su liberalismo fluctuaron.

Durante la crisis económica de la década de 1930 él estuvo más “a la izquierda” (es decir, crítico de la libre empresa o del capitalismo liberal) que durante la década de 1940, cuando enseñaba en Estados Unidos. Un contacto más cercano con los Estados Unidos le dio una mayor apreciación de las virtudes de la democracia al estilo estadounidense. A esto le siguió un coqueteo con el radicalismo político estadounidense del agitador populista estadounidense Saul Alinsky. En la extrema vejez, tras la muerte de su esposa, se retiró a la casa de una orden religiosa.

No fue invitado a participar en el Vaticano II —sólo para leer un mensaje en las ceremonias de clausura. No obstante, la mayor parte de lo que había escrito sobre la persona humana y la sociedad humana ya se había incorporado a la corriente principal de la doctrina social de la Iglesia, había influido fuertemente en el desarrollo de esa doctrina por parte del Concilio y fue usado ampliamente por los tres “papas conciliares” Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II. Como lo esencial está en lo que he escrito en los capítulos 6 y 7 sobre la doctrina social de la Iglesia, no es necesario volver sobre ello, y me limitaré a los problemas que surgen de su famoso libro Humanismo Integral (1936), en el que [Maritain] comenzó a dar a sus principios personalistas un desarrollo histórico y evolutivo.91

Que había problemas, él mismo se dio cuenta con inquietud tan pronto como terminó el Concilio.

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9.04.22

Philip Trower, La Iglesia Católica y la Contra-fe -10

La Iglesia Católica y la Contra-fe: Un estudio de las raíces del secularismo moderno, el relativismo y la descristianización

Por Philip Trower

Contenidos

Parte 1. La civilización occidental en los siglos XX y XXI: creencias centrales

Capítulo 1. Por favor use la puerta principal

Capítulo 2. ¿Qué fue la Ilustración?

Capítulo 3. Las denominaciones

Capítulo 4. El progreso perpetuo

Capítulo 5. Los principios de 1789

Capítulo 6. La salvación por la política

Capítulo 7. Los derechos humanos y los males humanos

Parte 2. Influencias secundarias

Capítulo 8. El cambio al sujeto humano en filosofía

Capítulo 9. El existencialismo: Heidegger y Sartre

Capítulo 10. El personalismo: Buber, Marcel y Scheler

Como corriente filosófica reconocible, el “personalismo” data de principios del siglo XX y fue, como la “evolución creadora” de Bergson, parte de la reacción general contra el materialismo burdo de gran parte de la filosofía de mediados y finales del siglo XIX —el tipo [de pensamiento] que Belloc llamó apropiadamente el “enano vulgar” de la filosofía, que a lo largo de la historia ha forzado repetidamente su entrada a la alta sociedad filosófica sólo para ser expulsado de forma igualmente repetida. El resultado de la reacción fue un número creciente de “filosofías del espíritu", de las cuales el personalismo ha sido la más duradera. Las personas no necesitan estar seguras de la existencia de Dios a fin de discernir que hay más en nosotros que carne, sangre, huesos y un sistema nervioso.79

En este capítulo examinaré el personalismo de Martin Buber, Gabriel Marcel y Max Scheler, dejando para el capítulo siguiente el personalismo de Jacques Maritain y Emmanuel Mounier.

El personalismo de Buber, Marcel y Scheler, que podríamos llamar “personalismo espiritual", tiene sus raíces en Kierkegaard. Como el existencialismo, del cual es un pariente cercano, trata de establecer el tipo de seres que somos mediante el análisis de nuestros estados espirituales y emociones. Sin embargo, hay una diferencia significativa. Los personalistas principales, a diferencia de los existencialistas principales, han sido todos teístas o cristianos. Aproximadamente se podría decir que donde los reformadores heterodoxos favorecieron el existencialismo, los ortodoxos se inclinaron por el personalismo.

El personalismo de Maritain y Mounier es de otra marca. Anteriormente lo llamé “personalismo sociopolítico".

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1.04.22

Philip Trower, La Iglesia Católica y la Contra-fe -9

La Iglesia Católica y la Contra-fe: Un estudio de las raíces del secularismo moderno, el relativismo y la descristianización

Por Philip Trower

Contenidos

Parte 1. La civilización occidental en los siglos XX y XXI: creencias centrales

Capítulo 1. Por favor use la puerta principal

Capítulo 2. ¿Qué fue la Ilustración?

Capítulo 3. Las denominaciones

Capítulo 4. El progreso perpetuo

Capítulo 5. Los principios de 1789

Capítulo 6. La salvación por la política

Capítulo 7. Los derechos humanos y los males humanos

Parte 2. Influencias secundarias

     Capítulo 8. El cambio al sujeto humano en filosofía

Capítulo 9. El existencialismo: Heidegger y Sartre

Después del final del primer brote modernista, La evolución creadora de Bergson había seguido ejerciendo influencia en Francia, y el pragmatismo de James en los Estados Unidos, mientras que durante las décadas de 1920 y 1930 los filósofos ingleses estaban cada vez más preocupados por las complejidades de la filosofía lingüística. Pero para la década de 1960, las tres escuelas de pensamiento habían sido superadas por un formidable recién llegado alemán, un recién llegado, no sólo poderoso en círculos académicos, sino con un conjunto popular de seguidores en todo el mundo.

La llegada de una nueva filosofía de moda es como un diluvio tropical. Por un tiempo corto deja a un lado todo lo demás, mientras que cualquiera que no tenga un techo de creencias religiosas sólidas sobre su cabeza, o el paraguas de una filosofía rival, se empapa. Luego deja de llover y las personas se dicen unas a otras “se acabó". Pero están equivocadas, o al menos en parte. Habiéndose convertido su terminología y sus actitudes en parte del vocabulario y del acervo de ideas común, sigue un período largo durante el cual continúa ejerciendo influencia de manera subliminal, a pesar de los aguaceros subsiguientes de ideas muy diferentes. Así ha sido con el existencialismo.63 No ha habido nada como él desde que Rousseau tomó por asalto la Europa culta a fines del siglo XVIII.

Las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer con la liberación de París en 1944 y el descubrimiento de la nueva filosofía por parte de los miembros más literarios de los ejércitos aliados. A lo largo de la década de 1950, a medida que un número creciente de la intelectualidad occidental caía bajo su hechizo, la lluvia se convirtió en un aguacero constante. Para fines de la década de 1950 el aguacero se había convertido en un diluvio, que alcanzó proporciones torrenciales a fines de la década de 1960 y principios de la de 1970, la era de la rebelión estudiantil. Después de eso su fuerza comenzó a decaer y, a mediados de los años ochenta, se lo miraba como algo perteneciente al pasado. Sin embargo, en todos los niveles sociales y en todo el mundo occidental, continúa influyendo profundamente en el pensamiento, el discurso y las actitudes seculares y cristianas. Para apreciar esto sólo será necesario reconocer cuántas de las palabras característicamente existencialistas que he puesto en cursiva en este capítulo son ahora parte del habla cotidiana. Sin embargo, antes de llegar al existencialismo en sí, primero debemos echar un vistazo a los tres pensadores que proporcionaron gran parte del material de construcción.

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