Dos tipos de relaciones humanas

Imaginemos que dos personas se conocen en un contexto profesional, académico, comercial u otro semejante y que intercambian las direcciones de sus casillas personales de correo electrónico. Luego no se vuelven a ver. Años después, una de ellas envía a la otra un mensaje invitándola a contribuir a una causa humanitaria. El receptor del mensaje reacciona airadamente, acusando al remitente de haber violado su privacidad.

Esta anécdota, aparentemente minúscula, ofrece un punto de partida para reflexionar sobre dos formas antagónicas de concebir las relaciones humanas, formas que provienen respectivamente de la antropología individualista y la antropología cristiana.

El individualista, cuando entrega a otra persona su dirección de correo, supone que ella está firmando implícitamente un contrato invisible con una cláusula que establece: “sólo para uso profesional” (o académico, o comercial, etc.; según el contexto en que ambos se hayan conocido). Si explicitara completamente su pensamiento, el individualista diría a la otra persona más o menos lo siguiente: “No pienses que me interesa tener contigo ninguna clase de relación humana profunda. Si alguna vez llegas a escribirme, límitate a temas estrictamente profesionales (o académicos, etc.). Si no lo haces, te trataré como un abusador y un spammer.”

En cambio el cristiano da al mismo acto un significado sumamente distinto, que tal vez podría ser expresado con palabras como éstas: “Nos hemos conocido dentro de un contexto limitado, pero no por eso nuestra relación interpersonal está condenada a ser meramente funcional o utilitaria. Por mi parte estoy abierto a un posible desarrollo ulterior de nuestra relación, que eventualmente podría culminar en una auténtica amistad. Más allá de eso, ambos estamos llamados a ser hermanos dentro de la única familia de los hijos de Dios, por lo que desde ya te trataré fraternalmente. Si alguna vez te parece conveniente u oportuno escribirme sobre un asunto personal, hazlo con confianza. En principio consideraré tus ideas o propuestas con benevolencia y, en caso de que no esté de acuerdo contigo, te lo haré saber amablemente. Y si alguna vez me necesitas y me escribes pidiendo ayuda, no te prometo que te ayudaré, pero si que trataré de hacerlo, dentro de mis limitadas posibilidades.”


Veamos otro ejemplo. Un sacerdote, profesor de teología moral en una facultad eclesiástica, en la primera clase del año, dice a sus alumnos: “No crean que voy a ser su director espiritual. Nuestra relación va a ser de tipo académico, entre profesor y alumnos.” Si no reprimiera parte de su pensamiento, podría agregar: “Me pagan para que les enseñe teología moral, no para que les dé consejos de orden moral o espiritual. Si quieren esa clase de consejos, vayan a hablar con sus respectivos párrocos”.

Evidentemente el individualismo ha contaminado en alguna medida el pensamiento de este sacerdote. Desde el punto de vista de la Iglesia, una clase en una facultad eclesiástica es un tipo particular de comunidad cristiana. A pesar de las peculiaridades de esa comunidad, lo que une a sus miembros (alumnos y profesores) no son sólo algunos intereses académicos comunes, sino la comunión eclesial, que implica una unión interpersonal profundísima en la fe, la esperanza y la caridad. Esos profesores y alumnos deben preocuparse los unos por los otros y ayudarse mutuamente, en la medida de sus posibilidades, más allá de sus funciones estrictamente académicas; porque son personas y cristianos mucho antes de ser profesores o alumnos.


En “El hobbit” de J. R. R. Tolkien (una novela muy disfrutable y de gran perfección literaria), el personaje principal (el hobbit Bilbo Baggins) lleva una vida muy tranquila y satisfecha, alejada de cualquier clase de aventura. Sin embargo, un encuentro inesperado con el mago Gandalf y con un grupo de enanos previamente desconocidos para él lo impulsa (de un modo imprevisible) a salir de su casa, ponerse en camino e internarse en una peligrosa aventura. En el transcurso de la misma, Bilbo, quien aparentemente era el prototipo de la mediocridad, crece como persona, revela talentos insospechados y se convierte en una especie de héroe. Posteriormente él comentará que salir de tu casa es peligroso, porque el camino que pasa por la puerta de tu casa sigue y sigue, y tú no sabes de antemano adonde te llevará.

Los hobbits llevan una vida muy apacible en su pequeño país (la Comarca), sin tener más que una vaga conciencia de los terribles peligros que amenazan a la Tierra Media (su región del mundo) más allá de sus fronteras. La inesperada valentía de Bilbo hace que los hobbits pasen a desempeñar un rol muy importante y positivo en la historia de la Tierra Media, que es una prolongada guerra entre el bien y el mal.

Análogamente, saludar a alguien por primera vez, con espíritu cristiano, es una aventura arriesgada, porque uno nunca sabe donde terminará esa relación que tuvo un comienzo tan modesto. Difícilmente tendremos oportunidad en nuestras vidas de realizar grandes actos de heroísmo (desde el punto de vista mundano), pero cada día podemos vivir heroicamente nuestras vidas aparentemente (y sólo aparentemente) pequeñas.

Los enanos de Tolkien hacen gala de un lenguaje muy educado, pero tienden a ser más generosos en sus palabras que en sus acciones. Cuando se presentan por primera vez ante alguien, invariablemente dicen su propio nombre (por ejemplo, Balin) y enseguida agregan “at your service” (“a tu/su servicio”). Se trata de un saludo muy hermoso. Nuestras propias tradiciones lingüísticas han cambiado, pero todavía de vez en cuando escuchamos expresiones semejantes, que tienen mucho del espíritu cristiano descrito más arriba.

El individualista, si acaso llega a decir algo parecido a este saludo “enanil”, lo considera como un mero acto de urbanidad, una formalidad casi vacía de contenido. El servicio que tiene en mente es quizás un servicio comercial con una adecuada retribución. Su ideología es un eco lejano del diabólico “non serviam” (“no serviré”).

En cambio el cristiano debe tomarse ese saludo en serio: “Es bueno que existas y que yo te haya conocido. Te serviré, es decir buscaré tu verdadero bien, porque eres no sólo un congénere, sino mi compañero en esta gran aventura de la vida, que, si uno supera sus obstáculos y peligros, es un camino que termina en el Cielo.”

Daniel Iglesias Grèzes

6 comentarios

  
Maricruz Tasies
Daniel, qué bien ha descrito la forma en que me ha gustado siempre relacionarme. Qué alegría y satisfacción inmensas ofrece tener esta actitud abierta de asombro ante la novedad que ofrecen las circunstancias. Es incomparable.

Por cierto, muchos todavía en mi país cuando se presentan también como los hobitts dicen "Menganito de tal, para servirle". Es adorable escucharla.


---

DIG: Muchas gracias, Maricruz.
24/08/11 11:47 AM
  
Ricardo de Argentina
"El que no vive para servir, no sirve para vivir"

Se enfrentan -antes y ahora - dos concepciones de las relaciones interpersonales tan antagónicas como clásicas: quienes se acercan a los demás para servirSE y quienes lo hacen para servirLOS.

Los católicos estamos entre los últimos. Tanto es así que en la época romana se decía despectivamente de la Santa Religión que era una "religión de esclavos". Cosa que quizás sin saberlo, repitió casi 20 siglos después un renombrado cagatintas de la modernidad ensoberbecida, Nietzche.

Si Dios ha condescendido a servirnos, ¿cómo podemos hacer menos nosotros, miserables pecadores?
24/08/11 7:16 PM
  
Cristina
Cuanto me alegro de leer tu definición de Nietsch: deberías de enviarla la la hoja parroquial de Santiago el mayor de Vigo donde lo alabaron por gran pensador y en otra crucifican a Kant: me cortó el apetito durante un mes!

---

DIG: Lo de "gran" pensador aplicado a Nietzsche es bastante relativo. Ciertamente fue un pensador inteligente y original, pero muy equivocado y anticristiano.

Para una crítica del pensamiento de Nietzsche en clave humorística, recomiendo este escrito de mi amigo Néstor Martínez:

http://lmillau.blogspot.com/2006/11/as-habl-zarathustra-lic-nstor-martnez.html

En cuanto a la crítica de Kant, no es bueno perder el apetito por eso. :-))

¡Feliz Domingo!
27/08/11 11:43 AM
  
Ricardo de Argentina
Cristina, ciertamente involucrarse en las disputas entre filósofos anticristianos (en esta caso Nietzche y Kant) es una total traición a la Iglesia.
Es por la existencia de esos traidores de adentro que la Iglesia no evangeliza, no atrae, no convierte.

---

DIG: Ricardo, no nos apresuremoa a tachar de traidores a muchos cristianos que pueden estar sólo equivocados. Cuando se trata de corregir al que yerra, conviene usar un lenguaje menos apasionado, diciendo, por ejemplo, que las filosofías de Kant y de Nietzsche son incompatibles con la fe cristiana.

Y la Iglesia sí evangeliza, atrae y convierte, pese a nuestras infidelidades. Porque la semilla de la Palabra de Dios, que es viva y verdadera, crece día y noche por su propia fuerza intrínseca, aunque los sembradores hagamos poco y nada.
27/08/11 6:37 PM
  
Ano-nimo
Daniel:

Pues la verdad, yo prefiero la sinceridad y verdad desde el primer momento, no las personas que te van de tal y luego resultan otra cosa. Al menos los individualistas no son hipócritas ni hacen perder el tiempo, cosa que es de agradecer, o es que existen algunos que se dicen cristianos pero solo son de pico, que todo puede ser.

Un cordial saludo.
28/08/11 3:25 PM
  
Ricardo de Argentina
DIG: Ricardo, no nos apresuremoa a tachar de traidores a muchos cristianos que pueden estar sólo equivocados. Cuando se trata de corregir al que yerra, conviene usar un lenguaje menos apasionado, ...
-----

Protesto Daniel. Acá no se trata de corregir al que yerra, pues estoy hablándole a Cristina, que por lo que escribe es propia tropa. Y entre nos tenemos que hablar clarito, ¿no te parece?
Si un sacerdote católico se involucrara entre las disputas entre sunitas y chiítas, tomando incluso parte, no tendría un futuro brillante en la Iglesia, me parece. Bueno, aunque no se vea tan claro, con las filosofías anticristianas creo que pasa lo mismo.
Más aún, leyendo los post de Néstor en "No sin grave daño", creo que hace más daño en la Iglesia quien toma partido por una filosofía anticristiana que quien lo llegara a tomar por una secta musulmana.
28/08/11 4:40 PM

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.