25.03.23

La Cruz y las tres heridas

En un poema, escrito en la cárcel entre 1938 y 1941, Miguel Hernández expresa sintéticamente el reto que plantea el sentido de la existencia: “Llegó con tres heridas:/ la del amor/, la de la muerte/, la de la vida”. En cada uno de nosotros anida el anhelo de descubrir el sentido último y definitivo de nuestro paso por la tierra, su razón de ser y su posible finalidad, su inteligibilidad y su valor.

Los ejes sobre los que pivota la cuestión del sentido son la pregunta sobre el amor, sobre la muerte y sobre el futuro. Sobre el riesgo y la apuesta del amor, sobre si vale o no vale la pena, a pesar de las decepciones. Sobre la experiencia del límite y de la muerte, a pesar de su apariencia de contradicción y fracaso. La muerte, la única certeza en medio de todos los saberes inciertos, que decía san Agustín. Sobre el futuro, como invitación a la esperanza y a la confianza.

La Semana Santa pone ante nuestra consideración la Cruz de Cristo. Una cruz que, como atestiguan los cuatro evangelios, porta un título que explica el motivo de la ejecución: “Este es Jesús, Rey de los judíos”. Este título resume lo que, a través de la historia, sabemos sobre Jesús, el Nazareno, bautizado por Juan, proclamador del Reino, predicador del amor a los enemigos, taumaturgo, que escogió doce discípulos, que invocaba a Dios como “Abba”, que fue crítico con el templo y que realizó una última cena con los suyos, que fue rechazado y ejecutado como pretendiente a ser “rey de los judíos”.

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17.03.23

Cuadernos del Concilio. Materiales para la preparación del Jubileo de 2025

En la carta del Santo Padre Francisco dirigida a Monseñor Rino Fisichella, del Dicasterio para la Evangelización, en la que le confía la responsabilidad de encontrar las maneras apropiadas para que el Año Santo se prepare y se celebre adecuadamente, se indica: “Las cuatro constituciones del Concilio Ecuménico Vaticano II, junto con el magisterio de estos decenios, seguirán orientando y guiando al santo pueblo de Dios, para que progrese en la misión de llevar el gozoso anuncio del Evangelio a todos”.

Como respuesta a esta petición del Papa, el Dicasterio para la Evangelización ha impulsado la colección “Cuadernos del Concilio”, publicada en italiano por Editrice Shalom, como un conjunto de libritos en los que se pretende ayudar a comprender, especialmente a los jóvenes, los principales temas abordados por las constituciones conciliares. En la introducción a la colección, el Santo Padre expresa su deseo de que estos subsidios “puedan encontrar amplia acogida y proporcionar buenos frutos para la renovación de nuestras comunidades”.

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22.02.23

Miércoles de Ceniza

“Te compadeces de todos, Señor, y no aborreces nada de lo que hiciste; pasas por alto los pecados de los hombres para que se arrepientan, y los perdonas, porque tú eres nuestro Dios y Señor” (cf Sab 11,23-24). Estas palabras de consuelo y de confianza figuran en la antífona de entrada de la santa Misa del Miércoles de Ceniza.

Dios es “compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en amor”, nos dice también el profeta Joel (cf Jl 2,12-18). La misericordia es el límite que el bien divino impone al mal también en nuestra propia vida, si nos abrimos al perdón de Dios: “por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado” (cf Sal 50).

La Cuaresma, enseña Benedicto XVI, “es el tiempo privilegiado de peregrinación interior hacia Aquél que es la fuente de la misericordia”: “Ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación” (cf 2 Cor 5,20-6,2). Cristo nos acompaña en esta peregrinación hacia el Padre a través del desierto de nuestra pobreza, de nuestra indigencia, de nuestro desamparo. Él nos guarda y nos sostiene en la intemperie de la tentación y de la desesperanza.

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18.02.23

Leyes

Asistimos a un auténtico aluvión de leyes y, por desgracia, muchas de ellas no parecen estar orientadas a promover las condiciones de vida social que permitan a las personas conseguir su propia perfección. La sociedad no es un archipiélago formado por islas incomunicadas, sino que se compone de personas – seres relacionales –, de grupos intermedios y de comunidades de pertenencia como la familia y la nación, que preceden al individuo para ayudarlo a desarrollar su proyecto vital. Para que las leyes contribuyan al bien común, han de respetar los derechos fundamentales e inalienables de todo ser humano, el más básico de los cuales es el derecho a la vida; han de promover el bienestar social y el desarrollo, y han de contribuir a la paz.

Quienes promueven determinadas leyes – eutanasia, aborto, “ley trans” - argumentan que lo que buscan es “ampliar derechos” y que estas leyes no obligan a aquellos ciudadanos que piensan de modo diferente. Este razonamiento es un tanto falaz, porque presenta como “derechos” realidades que no son tales y, además, parece ignorar la repercusión de determinadas acciones en los valores y en los hábitos de las personas: una leyes malas hacen peor a la sociedad. Y este deterioro es un asunto que nos concierne a todos.

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13.02.23

La caridad pastoral. Homilía en el funeral de D. José Domínguez González

Funeral de don José Domínguez González (Luneda, 17 de septiembre de 1932 - Vigo, 9 de febrero de 2023)

Parroquia de san Pablo, Vigo, 13 de febrero de 2023

 

“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera” (Mt 11,28-30).

Cada vez que celebramos la santa Misa acogemos esta invitación del Señor: acudimos a él para encontrar en su Sagrado Corazón alivio y descanso.

El corazón de Cristo es el del Buen Pastor. Toda su existencia es una manifestación ininterrumpida de su caridad pastoral: “Él siente compasión de las gentes, porque están cansadas y abatidas, como ovejas sin pastor (cf. Mt 9, 35-36); él busca las dispersas y las descarriadas (cf. Mt 18, 12-14) y hace fiesta al encontrarlas, las recoge y defiende, las conoce y llama una a una (cf. Jn 10, 3), las conduce a los pastos frescos y a las aguas tranquilas (cf. Sal 22-23), para ellas prepara una mesa, alimentándolas con su propia vida” (San Juan Pablo II).

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