24.02.22

Próxima publicación: Novena a san Pancracio

San Pancracio, mártir en el siglo IV, murió en Roma en plena adolescencia por su fe en Cristo, siendo sepultado en la vía Aurelia, a dos miliardos de la Urbe. El papa san Símaco levantó una basílica sobre su sepulcro y el papa san Gregorio Magno convocaba a los fieles en torno al mismo sepulcro, para que recibieran el testimonio del verdadero amor cristiano. El 12 de mayo se conmemora el día de su sepultura.

A partir del siglo VI se difundieron sus reliquias y se extendió su culto, haciéndose muy popular. Es representado muy joven, casi niño, vestido con la túnica romana o con el traje militar, y con la palma del martirio.

Aparece portando un libro abierto en el que se lee esta frase: “VENITE AD ME ET EGO DABO VOBIS OMNIA BONA”, que significa: “Venid a mí y os daré todos los bienes”. Esta frase está tomada de Gén 45,17-18: Dijo el faraón a José: “Di a tus hermanos: «Haced lo siguiente: cargad vuestros asnos y regresad a la tierra de Canaán; luego tomad a vuestro padre y vuestras familias y volved acá. Yo os daré lo mejor de la tierra de Egipto y comeréis lo más sustancioso del país»”.

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9.02.22

¿Cómo predicar?

Es un tema, con frecuencia, recurrente: ¿Cómo predicar? En la práctica, esta pregunta se traduce en otra: ¿Cómo deben predicar los sacerdotes?

Es, casi, una pregunta sin respuesta. Se parte, por lo general, de una base aceptada sin mayores pruebas a su favor: que los sacerdotes predican muy mal. Yo me cuestiono si hay algo que los sacerdotes, en general, hagan bien. También me interrogo si puede haber vocaciones al sacerdocio, en un ambiente, intra y extra eclesial, completamente negativo hacia los sacerdotes.

Para ver cómo se ha de predicar quizá, digo yo, sea conveniente atender a la predicación de Jesús. Reproduzco, a continuación, un post publicado en este blog en 2014:

Homilía para el Domingo XV del Tiempo Ordinario (ciclo A)

“Les habló muchas cosas en parábolas” (Mt 13,3), anota San Mateo refiriéndose a la predicación de Jesús. El Señor anuncia el reino de los cielos, que no es un territorio particular, sino que alude a la soberanía de Dios sobre la humanidad: “El reino de Dios está presente donde está presente la vida, la reconciliación, el gozo, la alabanza a Dios” (A. Amato).

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7.02.22

Ya publicada: "Novena a san José"

La editorial CCS acaba de publicar la Novena a san José, de mi autoría. Reproduzco, a continuación, el índice de la misma:

Introducción

NOVENA

Oración introductoria (para todos los días)

DÍA PRIMERO

Creyente

DÍA SEGUNDO

Justo

DÍA TERCERO

Custodio

DÍA CUARTO

Patrono

DÍA QUINTO

Obrero

DÍA SEXTO

Perseguido

DÍA SÉPTIMO

“Id a José”

DÍA OCTAVO

La buena muerte

DÍA NOVENO

La gracia de nuestra conversión

 

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6.02.22

Camelias en la catedral

Ayer mismo me llegaba la noticia de que, en el claustro de la catedral de Tui, se organizaba la “VII Muestra de la Camelia”. Una actividad que cuenta con el respaldo de la “Asociación de Amigos de la Catedral de Tui”. Las fotografías que acompañaban la noticia son de una gran belleza.

El camelio, nos dice el Diccionario de la lengua española, es un “arbusto de la familia de las teáceas, originario del Japón y de China, de ojas perennes, lustrosas y de un verde muy vivo y flores inodoras". Las camelias, las flores que da ese arbusto, son blancas, rojas o rosas y, a veces, jaspeadas.

En mi tierra, en Galicia, se dan muy bien las camelias. Quizá se deba a su clima húmedo, a las temperaturas suaves y al tipo de suelo. Galicia se parece un poco a Japón. Al menos eso hace pensar la afluencia enorme de japoneses que recorren el Camino de Santiago. En Japón hay algo análogo al Camino, el “Kumano Kodo”, una ruta de peregrinación hasta los tres grandes santuarios sintoístas.

Estos días estoy disfrutando con la lectura de La liebre con ojos de ámbar. Una herencia oculta, un texto escrito por Edmund de Waal que tiene como hilo conductor los orígenes y el destino de una colección de netsuke, de esas esculturas en miniatura que se remontan al Japón del siglo XVI.

Las camelias, como los netsuke, evocan el Japón. Se suele decir que las camelias son “la flor de las Rías Bajas”, a donde llegaron a finales del siglo XVIII para adornar pazos y casas señoriales y, poco a poco, jardines y fincas tanto públicas como privadas.

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28.01.22

Lecturas. "El arte de celebrar la Eucaristía", de F.M. Arocena y A. Portolés

Félix María Arocena-Alberto Portolés, El arte de celebrar la Eucaristía. En el jardín de la Pascua, BAC, Madrid 2021, ISBN: 978-84-220-2224-4, 248 páginas.

Félix María Arocena, sacerdote de la Prelatura del Opus Dei, es profesor de Teología litúrgica en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra y profesor visitante en la Universidad eclesiástica San Dámaso, de Madrid. Alberto Portolés, también sacerdote de la Prelatura, dirige el Departamento de Teología litúrgica y sacramentaria del Studium Generale del Opus Dei en España.

En la presentación dirigida “al lector”, los autores recogen una afirmación de Romano Guardini en su obra Los signos sagrados: “La liturgia es un mundo de realidades santas y misteriosas, representadas en forma sensible: tiene carácter sacramental”. Este carácter sacramental de la liturgia – y, en definitiva, de todo lo cristiano – es la base sobre la que se apoyan las reflexiones del libro que reseñamos. Un ensayo que tiene como finalidad “integrar los resultados de la teología sistemática – dándolos por conocidos – con aquellos otros que se desprenden de la Eucaristía en su darse celebrativo” (p.14). El subtítulo, En el jardín de la Pascua, alude al jardín de la Resurrección y es una metáfora de la liturgia eucarística.

Tres notas, nos advierten los autores, caracterizan su exposición: 1) El recurso asiduo a los Padres de la Iglesia y la escucha de los autores medievales; sobre todo, de la teología monástica. 2) La referencia a la belleza que suscita el deseo de Dios. 3) La atención a los modos en que los sentidos espirituales del cristiano “son activados por los diversos códigos de comunicación que interactúan durante la celebración de la Eucaristía” (p. 15).

En efecto, las citas de los Padres y de los teólogos medievales se hacen presentes a lo largo de los veintitrés breves capítulos que configuran el libro. En los índices (p.245-248), encontramos sendos apartados dedicados a los Padres, orientales y latinos, así como a los autores medievales. Entre los más citados, sobresalen Orígenes, san Agustín, san Ambrosio, Pseudo-Hipólito Romano, Tertuliano, san Bernardo, Durando de Mende y santo Tomás.

La referencia a la belleza es otra constante, pero indicando oportunamente, con referencia de un texto de F. Cassingena-Trévedy, que la auténtica belleza se manifiesta en la Cruz, como epifanía del Amor más fuerte que la muerte y como la mejor imagen de Dios, la teofanía por excelencia (cf. p. 139). “El amor transforma todo, por eso hasta la figura sufriente de Jesús durante su agonía es paradójicamente hermosa, en razón de su amor invencible, porque el amor del Señor supera nuestros cánones de belleza y rompe nuestros propios moldes”, nos dicen los autores (p.186).

La relación entre la activación de los sentidos espirituales y los diversos códigos de comunicación que interactúan en la celebración de la Eucaristía constituye el verdadero eje vertebrador de todo el libro. Los sentidos espirituales: la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato, “no son una alternativa a los sentidos corporales, sino su afinamiento”. Los códigos que interactúan son verbales y no verbales: palabras y gestos, movimientos, sonidos, elementos visuales y cromáticos, olores y hasta sabores. En ocasiones, se introducen ejemplos tomados de otros ritos, diferentes del romano; entre ellos, del rito hispano-mozárabe (cf. p.198-200, a propósito de la fracción del Pan).

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