En el día de San Telmo: Los santos brotan de la fuente más preciosa
San Juan nos dice en su evangelio que, del costado traspasado de Cristo en la cruz, “salió sangre y agua”. Se trata, escribe Joseph Ratzinger, de una fuente “mucho más preciosa que todas las que haya habido nunca en la tierra”. Es la fuente de la pura entrega: Jesús se vacía fluyendo por entero para los demás. De ahí mana el bautismo y la eucaristía; de ahí nace la Iglesia; de ahí se nutren los santos.
Celebrar la fiesta de San Telmo es celebrar que la Pascua, el paso perfecto de Jesús, nos atañe a cada uno de nosotros personalmente. Con su gracia, con la fuerza de su entrega que se hace presente en los sacramentos, también nosotros podemos transitar desde una vida aburrida, cerrada en el propio yo y en sus caprichos, a la vida verdadera que nace de la donación a Dios y a los otros: “quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará”.