InfoCatólica / La Puerta de Damasco / Categoría: General

21.05.09

Hablando claro sobre el aborto

Abortar es interrumpir el desarrollo del feto durante el embarazo. El aborto puede ser natural o provocado. Si es provocado, interviene la voluntad de alguien que, por medios farmacológicos o quirúrgicos, mata al feto para expulsarlo del útero materno antes del nacimiento.

Si quien está embarazada es una mujer, el embrión o feto es un embrión o feto humano; es decir, un ser humano en sus primeras fases de desarrollo. Si es un ser humano, un individuo de la especie humana, es también una persona, única e irrepetible, poseedora de una dignidad innata, que merece ser reconocida y tratada como tal.

El mismo hecho de que exista un debate en torno al aborto muestra claramente que lo que está en juego es la vida de un ser humano en sus primeras, o no tan primeras, etapas de desarrollo. Si en vez de un ser humano, se tratase de un mosquito, pongamos por caso, o de una planta, o de un animal cualquiera – salvo que estuviese en peligro de extinción – , no habría motivo para tal contienda.

Cuando se protege a un animal perteneciente a una especie en peligro de extinción no se protege a ese ejemplar concreto, por ser lo que es, sino exclusivamente en tanto que pertenece a una especie amenazada. Cuando se protege a una persona, se le protege por sí misma, sin que sea necesario que la especie humana corra el riesgo de desaparecer. Se pueden comprar o vender cachorros de perro, pero no se pueden comprar o vender bebés humanos. Las personas tienen dignidad, no precio.

Leer más... »

20.05.09

El dolor del feto

El dolor comprobado del feto hace reflexionar a los científicos
Entrevista con el doctor Carlo Bellieni (publicado en ZENIT)
ROMA, miércoles, 11 mayo 2004
El dolor del feto, comprobado por la ciencia, plantea serias reflexiones a los científicos, y demuestra que es «acientífico» tratar «la vida prenatal como si fuera de segunda clase», advierte el neonatólogo italiano Carlo Bellieni.
En esta entrevista el especialista alerta de que la ciencia no puede contradecir el hecho de que el feto sea persona.
¿Qué experimenta un feto? ¿Cuáles son sus derechos? ¿Qué dice la ciencia al respecto? ¿Es la fecundación artificial verdaderamente inocua? Son cuestiones que ha abordado el doctor Bellieni sobre la base de una profunda y precisa documentación científica en el libro «L’alba dell’io: dolore, memoria, desiderio, sogno del feto» –«El amanecer del yo: dolor, memoria, deseo, sueño del feto»– (Editorial SEF).
El doctor Bellieni lleva años ocupado en la investigación del dolor del feto y del neonato con su trabajo en el departamento de Terapia Intensiva Neonatal del Policlínico Universitario «Le Scotte» de Siena (Italia).

Leer más... »

Ser humano

La ministra de Igualdad ha sentenciado que un feto (humano) de trece semanas de gestación es un ser vivo, pero no un ser humano. “Vivo” significa que tiene vida. Diciendo que es un ser vivo, lo único que se afirma es que no está muerto y, de paso, que el aborto consiste en matarlo. Pero no se puede estar vivo, sin más, sino que hay que ser algo o alguien para poder, además, estar vivo o no estarlo.

Y del ser, y no sólo del estar, va el debate. Un primer interrogante es negativo: ¿Si el feto que crece en el vientre de una mujer no es humano, entonces qué es? ¿Una planta, un mero animal? Ya sabemos, porque está vivo, que no es una piedra. Pero del amplio espectro de los seres vivos, ¿a qué especie pertenece?

Pues bien, la ciencia nos da una primera pista. Así el catedrático César Nombela ha explicado que “un ser humano tiene varias etapas de vida y una de ellas es su etapa fetal”. En realidad, el cigoto es ya un nuevo ser humano, diverso y distinto de sus padres, con un genoma humano. Entre esa célula resultante de la unión del gameto masculino con el femenino y un individuo adulto no hay saltos cualitativos. Con el tiempo, el jovencísimo ser humano pasará a ser un niño, un adolescente, un adulto y, si la suerte lo acompaña, hasta un anciano.

Leer más... »

16.05.09

El amor más grande

“Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13). El amor “más grande” es el amor de Dios; es Dios mismo. Todo amor meramente humano es limitado, parcial, finito. Sólo el amor de Dios consigue transformar el amor humano y vencer sus límites. “En esto consiste el amor – nos dice San Juan - : no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo, como víctima de propiciación por nuestros pecados” (1 Jn 4,10).

Es decir, la realidad del amor, su esencia, no se define partiendo de los hombres, sino partiendo de Dios. San Agustín dice que “aunque nada más se dijera en todas las páginas de la Sagrada Escritura, y únicamente oyéramos por boca del Espíritu Santo ‘Dios es amor’, nada más deberíamos buscar”. Saber que Dios es amor es el conocimiento fundamental, porque equivale a saber quién es Dios y qué es el amor.

Leer más... »

13.05.09

La risa de las ministras

Las ministras de Sanidad y de Igualdad se ríen. La boca se les distiende a ambas en un movimiento de aparente alegría. Anuncian más aborto, y se ríen. Anuncian más “píldora del día después” – o sea, más aborto también – y se ríen. Yo creo que, si las ministras asisten a unas exequias, se troncharán de risa. Ellas, se diría, están ahí para eso: para reírse de la muerte de los demás.

Hay risas y risas. La risa del conejo, que es la causada por algunos accidentes. La risa falsa. La risa sardónica. Y la risa de las ministras, que, a cada paso, se mean de risa.

No sabemos cuál es la causa de tal propensión al alborozo. Podría ser que, las dos, la de la Salud y la de Igualdad, estén algo faltas de entendimiento o razón y se rían a tontas y a locas, o como tontas y locas, o como ambas cosas a la vez. Sería éste el mejor supuesto, el más benévolo, el que las dejaría en mejor lugar, en una especie de limbo de la estulticia. Pero también se ríen los bellacos y las bellacas, los maliciosos y las maliciosas. Y hasta las hienas, carroñeras y repulsivas, parecen reírse.

Leer más... »