Derecho de asilo
Ya sé que el término, “derecho de asilo” tiene una connotación precisa. Cargado, además, en alguna de sus acepciones, con el peso de la historia; de la historia civil y de la historia eclesiástica, una distinción formal que no siempre corresponde a la realidad de las cosas.
La realidad es una. Las divisiones, las taxonomías, las clasificaciones son asunto nuestro. Nadie humano puede hacerse cargo del todo con un solo golpe de vista. Se hace preciso componer y dividir, proceder poco a poco, paso a paso.
Por mi experiencia como párroco – experiencia corta – veo que la Iglesia sigue ejerciendo, en la mente del común de los mortales, una especie de derecho de asilo. Cuando las personas no saben a donde ir, vienen, con frecuencia, a la Iglesia.
Sería interminable relatar los motivos: paro, pobreza, crisis familiares, angustia, necesidad de ser escuchados o atendidos, fracaso de un programa de rehabilitación. Hay tantas historias como personas, tantos argumentos como biografías.