Una tarea necesaria e insustituible
El jueves es un buen día para meditar sobre realidades importantes de la fe: la institución de la Eucaristía, el mandamiento nuevo, el sacerdocio ministerial. Esta tarde, como las demás tardes de los jueves, nos reuniremos, en mi parroquia, después de la celebración de la Santa Misa, para - como prolongando la Eucaristía - , adorar al Santísimo Sacramento, en la Exposición, y unirnos a toda la Iglesia en el rezo de las Vísperas. Y uno de los temas frecuentes en torno a los que gira ese momento de diálogo con el Señor es el sacerdocio. Especialmente en este Año Sacerdotal.
Me ha gustado el “Mensaje a los sacerdotes con motivo del Año Sacerdotal” de los Obispos de España. Son palabras de fe y de aliento, en medio de una situación casi general de increencia y de “apostasía silenciosa” – o no tan silenciosa - . Uno de los objetivos del Año Sacerdotal es, como expresaba el Papa, “hacer que se perciba cada vez más la importancia del papel y de la misión del sacerdote en la Iglesia y en la sociedad contemporánea”.