En el contexto de la miseria moral: La blasfemia y la gentuza

En el mundo hay un tanto por ciento no pequeño de gentuza, de gente que tiene actitudes y comportamientos despreciables. Hay sujetos que, en su indigencia intelectual y moral, están dispuestos a justificar casi cualquier cosa. Les basta con apelar al “contexto subversivo”, cuando el único contexto en el que se mueven es el de la cobardía y el de la falta de respeto a los demás.

A justificar cualquier cosa, tampoco; deberíamos decir más bien que son propensos a justificar cualquier cosa que les salga gratis. Y es sabido que blasfemar contra lo más sagrado sale gratis. Al menos en el contexto cristiano. Que, en esto, la gentuza es selectiva y no arriesga nada, no vaya a ser que alguien – no cristiano – la ponga en su sitio.

Pretender que en el “contexto subversivo” del carnaval cabe insultar a la Virgen y hacer mofa, de un modo soez, de un apóstol es tan absurdo como justificar que, en el “contexto subversivo” que le parezca a cada cual, uno podría hacer lo que le viniese en gana, incluso agrediendo a los demás.

Si es el “contexto subversivo” de Halloween, se podría, pongamos por caso, desenterrar cadáveres en los cementerios. Si se tratase del “contexto subversivo” de los Sanfermines, tan dados a los excesos, se podría violar a quien se pusiese a tiro. Si, en cambio, el “contexto subversivo” fuese el del aniversario de la subida al poder de Adolfo Hitler sería legítimo quemar a los judíos en los hornos.

Puestos a imaginar “contextos subversivos”, ¿por qué limitarlos solo al carnaval? Indudablemente es absurdo sostener que un “contexto subversivo” lo legitima todo. No es así. Hay cosas, como profanar cadáveres, violar a las personas, o quemar a los judíos, que nunca, sea cual sea el contexto, se pueden hacer. Y quien las haga, sea cual sea el contexto, es, como mínimo, una mala persona y un impresentable.

Blasfemar contra la Virgen y contra un apóstol, encima con vulgaridad, si cabe la redundancia, es una señal de sectarismo y de desdén hacia lo que muchas otras personas veneran como lo más querido, como pueden venerar la memoria de sus padres y de sus familiares.

No me imagino a un bufón – otros le llamarán “dramaturgo” – haciendo chistes sobre la violación de su madre. Bueno, sí me lo imagino, porque la espita de la vileza es cualquier cosa menos estrecha. También, por desgracia, me puedo imaginar que un representante público pague con dinero público una actuación infamante, sea cual fuere el contexto.

Lo lamentable es que ese representante público no sea cesado y que el pueblo, con cuyos impuestos se pagan esas afrentas, no le obligue a dimitir. Estas cosas pasan porque el “contexto subversivo” en el que nos movemos no es el de la verdadera democracia, ni el de la educación, ni el de la justicia.

Es el contexto de la bellaquería, de la estupidez, de la confusión. De la miseria moral. De la gentuza.

 

Guillermo Juan Morado.

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