Si le absuelven, porque le absuelven y si le hubiesen condenado, pues leve resultaría la condena…

Da la sensación de para algunos ciudadanos todo vale. Da igual que haya presunción de inocencia. Para algunos, una acusación equivale, de cara a parte de la opinión pública, a una condena en firme. Y le da igual, a esa opinión justiciera, que los tribunales absuelvan o condenen.

Si absuelven al acusado sin pruebas es, dicen, porque este goza de inmunidad. Si le hubiesen condenado – da igual cuál fuese la condena – argüirían que esta, en cualquier caso, resultaría excesivamente leve. Para estos vocingleros justicieros todo es leve. Hasta lo sería, a su modo de ver, la pena de muerte, de la que protestan en todos los casos, menos en alguno.

A parte de la opinión pública le encanta desahogarse, dejarse llevar por la parte más irracional, convirtiendo el prejuicio en grito, en aullido, en trepitación causada por una jauría rabiosa.

Si en otras épocas se acudía, con interno regocijo, a ver rodar cabezas por arte de la guillotina, hoy se acude en tropel a las redes sociales, compitiendo a ver quién dice la barbaridad más grande.

Muy mal irían las cosas si, en lugar de enfrentar un proceso judicial con garantías, los reos fuesen entregados a las muchedumbres sedientas de sangre para que fuesen linchados, no solo moral y mediáticamente – que eso ya sucede - , sino también físicamente.

A muchos les encantaría, por desgracia.

Guillermo Juan Morado.

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