Todo podría ir a peor: Del aborto al infanticidio

¿Es normal arrojar a un recién nacido por el desaguadero de un retrete? Muy ajustado a ciertas normas no lo parece. Tampoco, quizá, sea estadísticamente habitual. Aunque depende. En la Roma pagana, dicen, no era nada excepcional que las alcantarillas se atascasen debido a los cuerpos acumulados de los neonatos que allí iban a parar.

No solo en la Roma pagana. Hemos tenido dos casos muy recientes de bebés encontrados – afortunadamente vivos - en tuberías de desagüe. Uno en China (donde la política de control de la natalidad es férrea) y otro, hace nada, aquí, en España (donde, en la teoría y en la práctica, los medios anticonceptivos, contraceptivos y abortivos se ofrecen como prestaciones de la “Sanidad” – pública o privada – ; financiada, a estos efectos, por el dinero de todos).

Se aduce como causa – no sé si explicativa y hasta justificadora – que las madres que han desechado de este modo el fruto de sus vientres no habían tenido acceso fácil o gratuito al aborto. No hablo de China. Pero en España se aborta sin graves inconvenientes. Se aborta, sobre todo en los primeros meses de embarazo, con solo querer abortar. Pero ni así se evita, a los hechos me remito, que aparezcan recién nacidos al lado de un contenedor o en una tubería.

No voy a entrar en la discusión sobre los “límites” del aborto. Que si ley de plazos, que si ley de supuestos. Que si…. Mal, muy mal, en todos los casos. Si uno quiere justificar una acción siempre podrá hacerlo. Basta con rebajar las exigencias: Es que todavía no está formado; es que su sistema nervioso no está completo; es que su autoconciencia no existe; es que vale más un chimpancé adulto que un bebé humano. Es que… No tiene fin la lista inacabable de argumentos que, en esta línea descendente, cabe argüir.

Pero, ¡ojo! No caminamos hacia la restricción del aborto. No. Caminamos hacia la aceptación – o justificación – del infanticidio. “Todo podría ir a peor”. Y va a peor, a veces. De momento, en las legislaciones no se acepta el infanticidio, con todas las trampas leguleyas que existen en las legislaciones: aborto por nacimiento parcial, etc. “Aborto por nacimiento parcial” significa que si matas al bebé antes de que salga entero del vientre de su madre no es delito. Se evita, únicamente, que salga entero. Entonces sí podría ser delito, al menos en teoría.

Ni ayer ni hoy faltarán intelectuales, “científicos” y sabios que justifiquen cualquier cosa. Platón es un genio de la humanidad. Sin embargo, en “República” no duda a la hora de recomendar los principios de eugenesia. La descendencia deformada y los hijos de padres inferiores “serán llevados a un lugar misterioso, desconocido”. Fuera de ciertos parámetros, el aborto será obligatorio. Asimismo el infanticidio. Es Platón. No Hitler.

Yo, a veces, he usado el argumento siguiente, que creo que es válido: “¿Por qué se permite matar a un niño un día antes de nacer y no un día después de nacer?”. Sigo creyendo en la validez del mismo, pero mejor no insistir en exceso. “Todo podría ir a peor”. Temo que se entienda de modo que, efectivamente, se acepte que si no hay problema un mes antes (del nacimiento) tampoco lo haya un mes después.

¿Qué propongo? Propongo cosas muy concretas. Propongo no rebajar las expectativas. Propongo no cansarse de insistir. Propongo apostar por una mentalidad favorable, acogedora, de la vida humana naciente o ya nacida. Propongo ayudar a las madres gestantes – incluso a las gestantes sin deseo de serlo - . Propongo difundir las ayudas que ya existen – a las madres y a los niños – . Propongo que las adopciones se traten de modo que sean vistas por las madres (biológicas) como una oportunidad real en favor de su bebé.

Propongo, sobre todo, que pensemos: “¿Y si me toca a mí?”. “¿Y si se trata de mi hija, de mi sobrina, de mi hermana?”. “¿De la novia de mi hijo, de mi sobrino, de mi hermano?”. ¿Y si el niño no “viene bien”?. ¿ Y si ya tienen – mis hijos, mis sobrinos, mis hermanos – tres bebés?.

Cada vez que ponemos pegas. Cada vez que, sin decirlo, pensamos: “¿Otro más?”, “¿ahora”, “¿a mí?”, estamos apostando, de momento, por el aborto. Y, en nada, es cuestión de tiempo, por el infanticidio.

Guillermo Juan Morado.

En resumen : No abortes tú. No favorezcas el aborto. Ayuda a que nadie, en ningún caso, aborte.

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