753 - ANTE LA REINGENIERÍA SOCIAL DE LA FAMILIA

ANTE LA REINGENIERÍA SOCIAL DE LA FAMILIA

Presentamos una síntesis de la homilía del Emmo. y Revmo. Sr. Cardenal Antonio Rouco Varela, Arzobispo de Madrid en la Solemnidad de la Sagrada Familia (30-12-2005). Consideramos sus palabras válidas para todos los países acechados por la reingeniería social totalitaria del llamado "progresismo".

Dijo el Cardenal Arzobispo de Madrid:

"Mis queridos hermanos y hermanas en el Señor. Contemplad con fe y devoción la Sagrada Familia

El Misterio de la Sagrada Familia se presenta en la Liturgia de la Iglesia dentro de la Octava de la Navidad. Y, no en vano, pues es inseparable del Misterio de la Encarnación y del Nacimiento del Hijo de Dios al llegar la plenitud de los tiempos, definida por el Padre. (…) Se trata de una familia en la que aletea la sombra de la Cruz desde el principio. Así ve y predice el viejo Simeón: la realidad presente y futura de sus miembros más destacados: "el Niño está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida", y a la Madre, "una espada le traspasará el alma". Aunque no había que esperar a verse cumplida plenamente la profecía para poder constatar cómo los primeros pasos de la historia de ese Niño y de esa singular Familia van acompañados por el sufrimiento, la oblación y la entrega de toda la vida a la obra de la salvación de los hombres. Las huellas de la Pasión son descubiertas en el itinerario inicial de la Sagrada Familia por los Padres de la Iglesia y destacadas con exquisita y certera sensibilidad espiritual. (…)

¡Sí, es toda esa admirable Familia, verdaderamente Sagrada, la que se nos presenta hoy a la contemplación de la Iglesia y del mundo! Para conocerla mejor, imitarla, dejarnos acoger por ella y confiarnos a su protección, nuevamente, en las circunstancias y avatares de este año 2005 que toca a su fin (…), sabiéndonos en comunión con el Santo Padre y toda la Iglesia! (…) ¡De nuevo brilla y se abre a nuestros ojos con nuevo resplandor la verdad de la familia!.

La verdad de la Familia

En el Misterio de la Sagrada Familia se pone de manifiesto un hecho indiscutible: el Hijo de Dios nace en el seno de una familia para llevar a cabo la obra de la salvación del hombre: ¡una familia formada y constituida según la ley de Dios, de acuerdo con su Voluntad! La familia como está prevista y dispuesta en el designio de la creación por parte de Dios queda santificada y consagrada para siempre, de forma eminente y sublime, por la Sagrada Familia. No hay otro modo, digno del hombre, creatura e imagen de Dios, por el que pueda ser engendrado y educado que no sea el de la alianza del amor, fiel e indisoluble, entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio. Y más aún, no hay ya posibilidad de vivir plenamente esa realidad renovada y santificada por el Misterio de la Familia de Nazareth que es la familia, surgida del verdadero matrimonio, sino es en virtud del amor redentor de Jesucristo, operante desde el principio en el Sí purísimo de su Madre al anuncio del Ángel y en el desposorio virginal con José. (…)

La 'MEMORIA' de una situación y de un reto difíciles y prometedores

El valor natural y sobrenatural de la familia cristiana se hace tanto más precioso e imprescindible cuanto más sean los extractos ideológicos, culturales, socio-económicos y/o políticos de una sociedad, en la que se dificulta su aprecio y su realización, cuando no se ignoran y se ponen radicalmente en cuestión.

El año 2005 pasará a la historia como aquél en el que en España ha desaparecido de su ordenamiento jurídico la protección específica e irrenunciablemente propia del matrimonio verdadero entre el varón y la mujer, del que nace y sobre el que se edifica la verdadera familia. También será recordado como el año en el que, abierto de nuevo el debate sobre la educación no se ha logrado, de verdad, salvaguardar el principio del derecho fundamental de los padres a decidir el tipo de escuela que quieren para sus hijos y, en todo caso, para determinar su formación moral y religiosa de acuerdo con sus propias convicciones. La sombra de una ideología de Estado, en la fórmula de una asignatura obligatoria impuesta en todos los niveles primarios y secundarios de la Enseñanza obligatoria, pende en estos momentos sobre todo el sistema educativo. El número de abortos, por otra parte, practicados en España en el último año, dado a conocer oficialmente estos días, revela hasta qué grado de gravedad está llegando la relativización moral de las conciencias respecto al derecho a la vida de los más indefensos e inocentes y al lugar humano natural y propio donde puede ser respetado y promovido como merece: la familia como la comunidad de amor y de vida por excelencia. No faltaría tampoco el recuerdo de que han comenzado a abrirse política y jurídicamente las puertas para una manipulación de los embriones humanos en aras del puro pragmatismo científico y de un utilitarismo social sin fronteras.

Sin embargo, no faltan luminosos contrapuntos para la esperanza. La memoria histórica reseñará, sin duda, el año 2005 como el del despertar de un nuevo y activo sentido de responsabilidad de los seglares católicos respecto a la familia conscientes de que con el futuro "está" o "cae" el futuro de la sociedad en justicia, libertad, solidaridad y paz están dispuestos a asumir su defensa y promoción como un aspecto fundamental de su vocación y misión en la Iglesia y en el mundo. Los seglares y las familias católicas de España han tomado conciencia, junto con muchos otros ciudadanos preocupados por la suerte que puede correr la institución socialmente más necesaria, con anterioridad al Estado y a su ordenamiento legal, de que la suerte de los suyos, ¡de la familia!, está en sus manos. Es más, que, incluso, el futuro de la trasmisión de la fe a las nuevas generaciones depende decisivamente de sus familias. No es casualidad, por tanto, que el Santo Padre haya convocado para los días del dos al nueve de julio del próximo año, 2006, el V Encuentro Mundial de las Familias en Valencia con el significativo lema: "la transmisión de la fe en la familia". El III Sínodo Diocesano de Madrid, cuyo objetivo central e inspirador ha sido el de cómo transmitir la fe a los madrileños "con un impulso nuevo", ha colocado, por lo demás, en un lugar preeminente de sus proposiciones el "aportar a la sociedad la verdad profunda del matrimonio y la familia que vivimos en la Iglesia". (…)

No queda mucho tiempo que perder en esa apremiante tarea, urgida de nuevo por el Santo Padre, de testimoniar con obras y palabras el Evangelio de la familia. Su incomprensión -la de este Evangelio- no conoce muchos precedentes en la historia de la Iglesia y de la humanidad.

¡Ser testigos del Evangelio de la familia! Un imperativo de la hora histórica

En primer lugar, con el testimonio de la vida. El bien social que irradia la familia cristiana es incalculable cuando trata de conformar su vida matrimonial y familiar según ejemplo de la Sagrada Familia de Nazareth. Porque es entonces cuando se respira en ella ese ambiente de "misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión" al que exhortaba San Pablo a los Colosenses, animándolos a sobrellevarse mutuamente y perdonándose cuando alguno tenga quejas contra otro, como perdona el Señor; y poniendo "por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada". (…)

En segundo lugar, con el testimonio de la palabra y de la presencia y acción públicas. El año que acaba ha señalado buenos caminos para ese compromiso de palabra y de obra a favor del Evangelio de la Familia en la vida pública. Hay que ahondar en ellos con espíritu y ánimo apostólico. En España y en Europa. No hay duda: en el campo de la defensa y promoción del matrimonio y de la familia, santuarios de la vida y comunidades del amor, ha comenzado a alumbrar entre nosotros, de nuevo, la esperanza.

La oración por la familia

La contemplación del Misterio de la Sagrada Familia de Nazareth, nos lleva, finalmente, a confiar a esta Familia bendita las nuestras: ¡el bien y el futuro de todas las familias que viven en Madrid, en España y en todo el mundo! Apoyados en el amor de Jesús, María y José, invocado con plegaria ardiente, seremos, con toda seguridad, capaces de vivir la experiencia -ordinaria y extraordinaria- de la familia cristiana en los nuevos tiempos del Tercer Milenio y, más cercanamente, en el próximo año, como un renovado testimonio del Evangelio de la Esperanza para todos los que buscan, la vía real de la buena salud humana, moral y espiritual de la familia a pesar y por encima de tanto sufrimiento y dolor causado por las crisis matrimoniales y familiares típicas de este cruce de milenios.

¡Jesús, José y María, a vosotros nos confiamos! ¡A vosotros nos consagramos de todo corazón! En vuestras manos dejamos y depositamos el futuro de lo que más queremos en este mundo: ¡nuestras familias!. Amén". FIN 02-01-06