695 - CANADÁ: LOS OBISPOS LLAMAN A LA RESISTENCIA (II)

CANADA: UNIONES HOMOSEXUALES. LOS OBISPOS LLAMAN A LA PROTESTA Y A LA RESISTENCIA (II).

(continúa del número anterior).

Por Juan C. Sanahuja

Preocupa a la clase política que casi el 50% del electorado esté dispuesto a no volver a elegir a aquellos representantes que voten a favor del proyecto de redefinición del matrimonio.

La Conferencia de Obispos rechaza el totalitarismo homosexualista

El 4 de febrero, en otra de sus muchas intervenciones sobre el tema en estos últimos seis meses, la Conferencia Episcopal hizo conocer su rechazo al proyecto diciendo que si bien las consecuencias de esa legislación inicua son desconocidas, "se puede anticipar un prolongado litigio, que dividiría a Canadá, porque conculcaría la libertad de enseñanza y de opinión sobre el matrimonio y la homosexualidad, según la fe y la conciencia de cada ciudadano".

Los obispos advirtieron también sobre el peligro de que "la ley exija a las distintas confesiones religiosas aceptar los llamados 'matrimonios de personas del mismo sexo'", como ya ha pasado en la provincia de Columbia Británica con respecto a la Iglesia Católica, cuya jerarquía no ha transigido.

Además, advierte la Conferencia, que las asociaciones con estatus legal de 'charitable groups', podrían ser presionadas por el Estado para aceptar la redefinición del matrimonio, con la amenaza de revocarles su estatus legal y los beneficios económicos que éste lleva consigo.

Presionar y resistir

Por su parte, el Arzobispo de Toronto, cardenal Aloysius Ambrozic, que también se dirigió por carta al Primer Ministro, el 17 de enero pasado, mandó a todos los sacerdotes de su diócesis, que en todas las celebraciones litúrgicas, incluidas todas las Misas, "hasta la Pascua de 2005", se elevaran oraciones pidiendo el fracaso de los intentos del gobierno para redefinir el matrimonio.

Ambrozic, también mandó a todos los sacerdotes, que después de la celebración de la Misa, animaran a los fieles a tomar parte activa contra los proyectos del gobierno.

En otra carta, dirigida a los fieles de la arquidiócesis, el cardenal dice: "Como vuestro Arzobispo, les reclamo tomar parte activa en defensa de la institución matrimonial. Tenemos el deber de alzar la voz", y concretando su pedido dijo que todos han de protestar y presionar a los políticos, empezando por "escribir y enviar faxes y correos electrónicos a los parlamentarios y al Primer Ministro, Paul Martin". De hecho, miles de cartas están llegando a los legisladores.

El cardenal, también mandó rezar para que los parlamentarios y los políticos tomen las decisiones correctas, según el orden natural.

Totalitarismo progresista

En su carta al Primer Ministro (18-01-05), Ambrozic se expresa duramente, diciendo que la nueva legislación con seguridad conculcará la libertad de conciencia y de expresión de los ciudadanos, atentando contra los derechos reconocidos en la Canadian Charter of Rights and Freedoms.

"La ley es docente, dice el cardenal. ¿La sociedad en general y los padres en particular deberán enseñar que la heterosexualidad y la homosexualidad son moralmente equivalentes?". (…) "¿Obligará la ley a impartir una educación sexual inspirada en esa nueva visión?".

Por último, el cardenal Ambrozic, urge a todos los parlamentarios, incluidos los miembros del gobierno, a votar en conciencia sobre todos los temas relacionados con el matrimonio, y exige que se les respete esa libertad fundamental.

Cabe señalar que el Primer Ministro, Martin, ha exigido a los parlamentarios miembros del gobierno, el voto a favor del proyecto de ley, dando muestras de un inaudito autoritarismo. Ante esa violación de la libertad de conciencia, es lógico que la Iglesia reclame a favor de la libertad de los parlamentarios de votar según sus convicciones.

Mons. Fred Henry, Obispo de Calgary, quien denunciara la incoherencia moral del Primer Ministro, dijo en enero en una pastoral: "La homosexualidad, el adulterio, la prostitución y la pornografía, destruyen los fundamentos de la familia y las bases de la sociedad, por eso el Estado, para preservar el bien común, debe usar su poder de coerción para proscribirlas o ponerles estrechos límites". (…) "Como están en juego las raíces mismas de la sociedad, todos debemos oponernos, aunque la institución matrimonial es una, y si se crea la figura de los llamados 'matrimonios entre homosexuales', eso jamás alterará lo que es el verdadero matrimonio".

Otros obispos que han alzado su voz en los últimos días pidiendo enérgicas reacciones a sus compatriotas son, Mons. Jean-Louis Plouffe, de Sudbury, Ontario, que llamó a los ciudadanos manifestarse de todas las formas posibles, incluso con concentraciones en la calle. En Vancouver, Columbia Británica, Mons. Raymond Roussin, pidió oraciones por el país, llamó a los sacerdotes a predicar sobre el tema y exigió a sus fieles protestar.

Por último, entre otras reacciones destacamos que la Arquidiócesis de Halifax, Nueva Escocia, publicó un elenco de acciones a seguir: oración, manifestar públicamente la oposición al proyecto y presionar a los parlamentarios.

Vigilancia homosexual

Ante la posible aprobación del proyecto y las legislaciones locales que ya las aceptan y algunas decisiones judiciales que avalan el reconocimiento de las uniones del mismo sexo, muchos comisionados -funcionarios civiles habilitados para legalizar matrimonios- se han visto obligados a renunciar.

Por ahora, las renuncias obligadas y voluntarias que se registran son: ocho comisionados han hecho llegar su dimisión a la Corte Suprema de Newfoundland. Otros 8 lo han hecho en Saskatchewan. En Manitoba, 12; y muchos en Columbia Británica, dónde ya está legislada la redefinición de matrimonio y el gobierno local los conminó a celebrar esas uniones en 2003.

Los funcionarios, locales o federales, viven bajo la amenaza de ser calificados de "homofóbicos" -un "crimen" que el Nuevo Orden no perdona- por la asociación de activistas homosexuales EGALE, que desarrolla sobre ellos una verdadera vigilancia policial.

Sin embargo, a la clase política no deja de preocuparle que casi el 50% del electorado esté dispuesto a no volver a elegir a aquellos representantes que voten a favor del proyecto. FIN, 09-02-05.