561 - USA: EL GOBERNADOR DE CALIFORNIA PRIVADO DE RECIBIR LA EUCARISTÍA

USA: EL GOBERNADOR DE CALIFORNIA PRIVADO DE RECIBIR EL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA.

S.E.R. Mons. William Weigand: Los católicos no pueden apoyar el aborto. Por Ricardo Olvera, editor de El Heraldo Católico, publicación mensual en español de las diócesis de Sacramento y Oakland, y la arquidiócesis de San Francisco; artículo publicado en el nº de febrero 2003.

En su homilía en la Catedral de Sacramento, el pasado 22 de enero, 30º "luctuoso aniversario" de la legalización del aborto en los EU, el Obispo de Sacramento, mons. William K. Weigand, señaló con fuerza que no se puede ser católico y al mismo tiempo apoyar el aborto. "El mandato de Dios y la ley natural son suficientemente claros: ¡No matarás!", dijo.

Su mensaje fue dirigido personalmente al gobernador Gray Davis, quien se ufana de su apoyo al aborto, y al mismo tiempo le gusta identificarse públicamente como católico.

"Se tiene que entender que uno no se puede llamar católico y al mismo sostener posturas que contradigan a la fe católica", dijo el obispo. Todo político católico que apoye el aborto, "debe abstenerse de recibir la Santa Comunión hasta que haya tenido una conversión de corazón".

Por otro lado, le agradeció a mons. Edward Kavanagh por haber confrontado en este punto, en diciembre pasado, con el gobernador Davis: "Muchas gracias, monseñor Kavanagh, por salir en defensa de los niños no nacidos, por su dedicación a la verdad y por su cuidado pastoral de las almas, incluida la del gobernador Davis".

Enseguida citó la declaración que a este respecto hicieron los obispos de EU en noviembre pasado, así como el documento publicado por el Vaticano hace unas semanas, estableciendo que los legisladores y funcionarios públicos católicos deben ajustarse a la ley moral natural y a los imperativos de la fe católica, en primer lugar al principio de la sacralidad de la vida humana.

Aborto, traición a la mujer

"En lugar de liberar a la mujer de la discriminación, el aborto ha significado para ella una traición", dijo mons. Weigand en su homilía, y citó la declaración de noviembre de los obispos estadounidenses (A Matter of the Heart): "La legalización del aborto prometió algo que no podía cumplir. Les prometió a las mujeres mayor libertad para poder participar más plenamente en la sociedad, pero les quitó a sus hijos y les rompió el corazón. Innumerables mujeres han sufrido física, emocional y espiritualmente debido al aborto; muchas incluso han perdido la vida. Además muchos hombres también lloran la muerte de sus hijos, y otros cargan el peso de haber persuadido a su hija, novia o esposa a practicarse un aborto", dice el documento.

Dios bendijo a la mujer y la creó igual al hombre, "sin necesidad de que se mutile y envenene a sí misma y destruya a sus propios hijos para poder ser considerada como igual al hombre", dijo el obispo.

La vida triunfará

Pero no debemos desanimarnos por el hecho de que la legalización del aborto aún siga vigente, dijo Weigand; o porque el aborto se haya convertido virtualmente en un derecho que no se puede ni cuestionar. "Somos gente de esperanza. No podemos ver todo lo que Dios ve, pero sabemos que la vida triunfará sobre la muerte y la verdad sobre la mentira".

Roe vs. Wade (la sentencia de la Suprema Corte que reconoció el "derecho al aborto") no permanecerá para siempre, dijo el obispo. "De hecho, la marea ha venido cambiando desde hace algún tiempo. Hace unos días el Sacramento Bee reportó que el Instituto Alan Guttmacher, afiliado a la organización pro-abortista Paternidad Planificada, reconoció que la tasa de abortos ha caído a su nivel más bajo en 29 años. Aunque todavía se practican 1.3 millones de abortos anualmente en los EU, (42 millones en los últimos 30 años), hay más razones que nunca para tener esperanza. (n. de la r.: Sólo se tiene en cuenta los "abortos quirúrgicos", sin contar los realizados por medios químicos o mecánicos, y los "abortos legales", ya que la legalización del aborto no impidió que los ilegales continuaran practicándose).

Actualmente se practican menos abortos cada año, y menos médicos están dispuestos a practicarlo. Más estadounidenses que nunca se identifican como pro-vida, mientras declina significativamente el número de quienes apoyan el aborto.

Por otro lado, las técnicas de ultrasonido y otros avances médicos han hecho posible una mucho mejor apreciación de la humanidad del niño no-nacido, y se han establecido miles de centros de apoyo a la mujer embarazada en todo el territorio nacional, a la vez que la mayor parte de las legislaturas estatales han instrumentado medidas para regular y restringir la práctica del aborto.

Otro efecto positivo de la lucha en defensa de la vida en estos 30 años, ha sido mover a mucha gente a reconsiderar su apoyo a la pena de muerte, al suicidio asistido o a la eutanasia.

Y por encima de todo, dijo mons. Weigand, el movimiento pro-vida está ganando muchísimos adeptos entre los jóvenes y adolescentes. "En la pasada generación muchos lucharon a favor del aborto legal, pero hoy día más jóvenes luchan por una verdadera liberación de la mujer", y citó una reciente encuesta de la firma Gallup, en la que se muestra que el 55 % de los adultos menores de 30 años apoyan mayores restricciones a la práctica del aborto.

"Nuestros jóvenes saben que fueron creados como personas únicas, con un DNA único desde el momento de su concepción. Ellos miran a su alrededor y se dan cuenta de que en su generación de menores de 30 años, están ausentes una tercera parte de ellos, ya que fueron asesinados antes de nacer".

Tal como nos lo recuerdan los obispos de EU en su mensaje de noviembre, dijo mons. Weigand: "No estamos inermes. Podemos hacer la diferencia. Pertenecemos al Señor; en Él está nuestra fuerza y mediante su gracia podemos cambiar el mundo". FIN, 04-02-03