498 - MÉXICO: LAS CATÓLICAS POR EL DERECHO A DECIDIR

MÉXICO: COMUNICADO EPISCOPAL SOBRE LAS LLAMADAS CATÓLICAS POR EL DERECHO A DECIDIR.

Fuentes: Propias. Vid. además, Declaración de la Conferencia Nacional de Obispos USA en relación a las "Católicas por el derecho a decidir" (NG 374); Carta del Administrador Diocesano de la Diócesis de Neuquén (Argentina) sobre las "Católicas por el derecho a decidir" (NOTIVIDA 59, 15-11-01); Vid. también, Boletín Eclesiástico de la Arquidiócesis de Buenos Aires, Julio 1999

Presentamos un extracto de la reciente declaración de la Conferencia Episcopal de México sobre las llamadas "Católicas por el derecho a decidir", organización con status consultivo en el Consejo Económico Social de la ONU (ECOSOC), que está realizando una intensa campaña contra la Santa Sede en las Naciones Unidas y en general contra los católicos en muchos países de América. Su táctica en primer lugar sembrar la confusión usando el nombre de "católicas" y, en segundo lugar, acusar de fundamentalistas, transgresores de los derechos humanos, incluso hasta de genocidas, a quienes enseñan la moral cristiana sobre aborto, anticoncepción, homosexualidad, SIDA, etc.

Recientemente esta organización recibió en Buenos Aires el título de Embajadoras de los Derechos Sexuales y Reproductivos, junto a otras 19 conocidas abortistas, entre ellas, las periodistas Cristina Wargon, Mariana Carvajal, Claudia Selser y Sandra Russo. También recibieron la misma distinción Mabel Bianco, médica abortista, que preside el FEIM, y la Defensora del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, Alicia Oliveira. La organización que "distinguió" a este conjunto de feministas fue el Instituto Social y Político de Buenos Aires.

Dice la parte central de la declaración de los obispos mexicanos:

"(…) ¿El derecho a decidir?

En los medios de comunicación social se ha difundido el hecho de que un Centro de Derechos Humanos en México ha concedido un "premio nacional de derechos humanos" a la institución que se autonombra "Católicas por el derecho a decidir", y dada la alusión que se hace a la Iglesia católica, a su doctrina y Magisterio sobre el Evangelio de la Vida, en nuestra Comisión Episcopal de Pastoral Familiar vemos necesario y oportuno comunicar los siguientes aspectos con el fin de aclarar cualquier confusión que pudiera darse entre el pueblo católico en México y en la opinión pública.

En principio, consideramos que este grupo usa indebidamente el término de "católicas" pues: "ninguna iniciativa se atribuya el nombre de católica sin contar con el consentimiento de la autoridad eclesiástica competente", (Canon 216).

Hemos visto que en su pretendida interpretación, "por el derecho a decidir" significa más bien "por el derecho a abortar", lo cual es completamente contrario y contradictorio con la auténtica enseñanza de la Iglesia católica, en donde se afirma sin lugar a dudas que el aborto es un "crimen nefando", es ir claramente contra el mandamiento: "No matarás". Este mandamiento, expresado negativamente, implica positivamente y con singular fuerza "la exigencia indeclinable de proteger la vida humana, la comunión de las personas en el matrimonio, la propiedad privada, la veracidad y la buena fama". (JUAN PABLO II, Veritatis splendor, 13).

Un católico, por tanto, no puede usurpar la autoridad de Dios, quien es el Autor y único Dueño de la vida, atribuyéndose el "derecho" sobre la vida de una persona humana desde su concepción. Afirmamos, por tanto, que ningún católico tiene el derecho a "decidir" matar a una persona concebida en el vientre de su madre, en ningún momento y bajo ninguna circunstancia ética, estética, terapéutica, psicológica, económica o cualquier otra. La persona católica que decide abortar o favorecer el aborto, por eso mismo se está colocando fuera de la comunión con la Iglesia católica.

Consideramos contradictorio también el hecho de que sea un centro de derechos humanos el que haya decidido conceder este "premio" o "reconocimiento" a un grupo que pretende atribuirse el derecho a destruir la vida de un ser humano inocente y débil, confiado por Dios a su madre y a su padre y a la responsabilidad de todos: médicos, enfermeras, abogados, legisladores, autoridades, instituciones, a todos. En términos sencillos, vemos que se concede un premio a los que pretenden el derecho a decidir que se destruya el primero de los derechos del ser humano: la vida. Por otro lado, este derecho a la vida y todos los demás derechos de la persona humana concebida, acaba de ser reconocido clara y definitivamente por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por lo que, en consecuencia, todo apoyo público al aborto, directa o indirectamente, en México, se sitúa claramente fuera del orden constitucional.

El "derecho a decidir", entonces, vendría siendo la decisión contra el derecho primario y básico a vivir por parte de la persona concebida. Quienes sustentan este principio manifiestan una visión egoísta y comodina, que se hace más grave aún cuando, recurriendo a los eufemismos, pretenden llamarlos "derechos al bienestar, a la salud sexual y reproductiva de las mujeres". Poco favor le hace a la mujer quien la anima a asesinar a la persona que lleva en su vientre, así lo afirma claramente la genética y la misma legislación y jurisprudencia mexicana. La mujer auténticamente católica, a ejemplo de Cristo, quien por amor da su vida por nosotros, está llamada a dar la vida aun a costa de su propia vida.

Con respecto a la supuesta "identidad de católicas" de quienes forman este grupo, vemos necesario decir quiénes son auténticamente católicos: "Se encuentran en plena comunión con la Iglesia católica, en esta tierra, los bautizados que se unen a Cristo dentro de la estructura visible de aquélla, es decir, por los vínculos de la profesión de fe, de los sacramentos y del régimen eclesiástico", (Canon 205). Se necesita, pues, aceptar el contenido de la fe y los principios morales, anunciados y expuestos fiel y únicamente por el Magisterio auténtico de la Iglesia Católica, de manera que, nadie fuera de él puede atribuirse válida, legítima y autorizadamente la interpretación de la enseñanza moral de la Iglesia. Implica también la adhesión y obediencia en la fe de todos los fieles a esta enseñanza pues el no hacerlo, rompe la comunión y aparta de la vida sacramental penitencial y eucarística.

La experiencia subjetiva de Dios, al margen de la Iglesia y su doctrina y disciplina aparta de la comunión. No se puede invocar simplemente a la ética para justificar nuestras acciones. No es raro que se dé una ética subjetivista y relativista en donde se piensa que la verdad depende de lo que cada quien piense o que puede depender del consenso de la mayoría. Otros dicen que no existen normas absolutas y objetivas. Así, llegan a un individualismo y utilitarismo que favorecen el consumismo, el hedonismo, la cultura del menor esfuerzo, etc. Recurre a una antropología diferente el hombre nuevo en Cristo. Algunos incluso llegan a afirmar que la Iglesia es retrógrada cerrada al "progreso" por afirmar la Verdad que le fue confiada por Cristo. Debemos decir que, al contrario, lo más retrógrado que existe es el pecado mismo como por ejemplo el aborto, que implica la negación de ver en la persona concebida a la misma imagen y semejanza de Dios. No hay nada más retrógrado que las costumbres del hombre viejo que la misma Sagrada Escritura denuncia y condena.

El mismo bautizado, a ejemplo de Cristo, por su vocación fundamental e innata a la libertad y al amor, se preocupa por cumplir sus responsabilidades antes que por reclamar sus derechos. No es que no los tenga, sino porque el que ama verdaderamente da antes que pedir, entrega antes que arrebatar. El Misterio Pascual de Cristo nos enseña que la vida se da, no se quita. Por eso el aborto, la práctica anticonceptiva, el suicidio, la eutanasia, la drogadicción, la violencia, los secuestros, la pobreza, la destrucción irresponsable de los ecosistemas, entre otras cosas, contradicen el Evangelio de la Vida. Se oponen a la acción del Espíritu Santo, a quien confesamos Señor y Dador de Vida, Maestro y Guía de la Iglesia, quien asiste a los Pastores de la Iglesia para proclamar los principio de fe y moral que guíen la vida del pueblo de Dios.

"El Evangelio del amor de Dios al hombre, el Evangelio de la dignidad de la persona y el Evangelio de la vida son un único e indivisible Evangelio", (JUAN PABLO II, Evangelium vitae, 2.) No se contradice a sí mismo y tampoco se puede dar una contradicción en su difusión y enseñanza fiel y auténtica. Por eso, si bien esto implica a todo fiel bautizado, afirmamos que de manera especial involucra a los sacerdotes, consagradas y consagrados, miembros de sociedades de vida apostólica, evangelizadores y catequistas: ninguno de ellos debe enseñar algo diferente a la doctrina de la Iglesia católica contenida en la Sagrada Escritura, su Tradición y Magisterio. Declaramos por tanto que ningún Obispo, sacerdote, consagrada y consagrado en la plena comunión de la Iglesia una católica, apostólica, romana, comparten o pueden compartir los puntos de vista de las "católicas por el derecho a decidir". Si alguno lo hiciera, rompe por ello mismo esta comunión y no puede llamarse católico.

Insistimos en la responsabilidad de los evangelizadores de unificar su criterio mediante el estudio y adhesión a la doctrina del Magisterio, para evitar confusión entre el pueblo de Dios enseñando unos una cosa y otros otra.

En México, según el censo del 2000, el 87.99% de la población es católica, (INEGI, XII CENSO GENERAL de Población y Vivienda 2000, Síntesis de resultados, pp. 24 y 119). De este total la mitad está formada por mujeres. Ellas tienen la misma dignidad que el hombre, tienen también responsabilidades y derechos fundamentales. Ellas están llamadas por Dios a vivir su vocación y misión, a enriquecer el mundo con su genio femenino. Las mujeres auténticamente católicas se distinguen por su amor y obediencia en la fe a la enseñanza del Magisterio de la Iglesia católica, lo cual no disminuye su libertad, antes bien, le da su sentido final al estar orientada y unida a la verdad objetiva y al bien. Reconocemos el esfuerzo de muchas de ellas para ser fieles al Evangelio de la vida y las exhortamos a dar testimonio de esta fe, esperanza y amor. (…)". COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL FAMILIAR DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL MEXICANA, 04 de Abril de 2002. FIN, 28-04-02