2.01.20

Una iglesia "atrasá". O eso dicen... Parte I

Qué duro se hace leer/escuchar algunas de las muchas “cosas” que, a diario, se dicen en, de y desde nuestra Santa Madre Iglesia. Que no son precisamente Jaculatorias de alabanza a Dios o a su Madre, “nuestra” Madre. ¡Qué horror, Dios mío!

Es que no se pueden decir más gordas, o más descabelladas, o más desnortadas, o más dañinas: de ir un milimetro más alla estaríamos de lleno en la mera herejía.

O quizá sí… tal como están viniendo las cosas. Aunque no me negarán que, menos de siete años atrás -nada, como quien dice, en la historia de la Iglesia más que dos veces milenaria-, eran como mínimo inconcebibles: semejantes barbaridades, ni siquiera se hubieran creído. Es más: si alguien las hubiera dicho, sus más íntimos lo hubieran llevado de urgencias al médico: por piedad y caridad cristianas, si aún se llevasen…

Pero así está el patio. Y a la espera… que se ha abierto la veda.

Una de las últimas -es posible que, dado el ritmo, ya se haya quedado “vieja"- es que la Iglesia “se ha quedado doscientos años atrás". Algo, dicho así, metafísicamente imposible: luego, si me acuerdo, explicaré por qué.

Lo había acuñado Martini, sj, en su momento -poco tiempo antes de morir, por cierto-, y se está repitiendo ahora por auténticas “gargantas profundas": esos “teólogos de rodillas” tan socorridamente a la mano para el que tenga interés, necesidad o tragaderas; o por los “nuevos profetas": aunque nadie, y menos Dios, les haya encargado decir absolutamente nada; por una razón lógica: porque no tienen NADA que decir, y menos de parte suya; o por los “pelotas de nómina” -abundantes: con máster acreditado, aunque sea haciéndose “un sánchez", incluso en alguna universidad eclesiástica-, y que no tienen otra cosa que hacer porque en su vida han hecho nada por sí mismos: han estado siempre “peloteando” para medrar o, al menos, para mantenerse en una buena nómina, que no es poco.

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28.12.19

"La Virgen del Olvido, Triunfo y Misericordias"

Esta advocación de la “Virgen del Olvido, Triunfo y Misericordias” es genuinamente madrileña: aquí “nace” y aquí está. La historia, brevísima, es la siguiente, contada por la protagonista del extraordinario suceso.

El 13 de agosto de 1831, estando sor Patrocinio en el coro -la Rda. Madre Sor María de los Dolores y Patrocinio, convento de Concepcionistas Franciscanas de Caballero de Gracia [hoy solo se conserva la iglesia, que está en activo]-, en la oracion de Comunidad, de cinco a seis de la tarde, se le apareció la Santísima Virgen en una hermosísima y resplandeciente nube, cercada de querubines, y le presentó una preciosa Imagen suya, que llevaba el glorioso Príncipe san Miguel con los títulos de Olvido, Triunfo y Misericordias. La Virgen Santísima le dijo que aquella Imagen venía enriquecida con muchas gracias y privilegios para sus verdaderos devotos; que cuidase de darle culto, que la dejaba en la Comunidad.

Durante esta admirable visión, el Príncipe san Miguel colocó la sagrada Imagen en el altar del coro, oyendo la celestial música de los Ángeles la ejemplarísima religiosa sor María Juana de la Santísima Trinidad y otras dos religiosas más; pero, ignorando lo que sucedía, para ellas invisible, guardaron por entonces el más profundo silencio.

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19.12.19

La Pontificia Comisión Bíblica, o "que Dios nos ampare".

Leo y… ¡no me lo puedo creer! Es que me parece de un imposible… Nada menos que la Pontificia Comision Bíblica, en sede vaticana -organismo consultivo de la Congregación para la Doctrina de la Fe-, acaba de publicitar algo que realmente es INCREIBLE. Decir anticatólico, antirevelación, herético, antieclesial, antidoctrinal, antihumano, “mundanal” a más no poder, antiCristo, antiBiblia, etc., es quedarse corto, no: cortísimo.

Reconocozco que será “Pontificia". Incluso que será “Comisión". Hasta aquí, normal. Pero, con toda intención por su parte, y en mi modesta opinion, ha dejado de ser “Bíblica” porque reniega a bombo y platillo, públicamente y con publicidad de la propia Biblia. A más no se puede llegar, y más bajo no se puede caer.

Por poner un paralelo explícito: algo así como el médico que se dedica a los abortos. O el juez que cataloga de “ensoñación” un delito, como mínimo de SEDICIÓN cuando no de golpe de Estado.

En resumidas cuentas: sé “Pontificia", sé “Comisión"… para decir lo contrario de lo que dice la Biblia. Increíble, pero cierto.

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15.12.19

«De Maria, nunquam satis!». O las «tonterías» de los Católicos

Estamos en Adviento y nos quedan diez días para Nochebuena-Navidad, donde “comprobaremos” un año más lo prometido por Dios: “¡Un Hijo se nos ha dado, el Mesías, el Señor!”. Y, como ocurre siempre, su Palabra es Verdad, porque Él es LA Verdad. Por eso se cumple siempre, y tal como se nos ha dicho todo.

El Adviento es el tiempo de la Fe. Y, precisamente por eso, ESPERAMOS el cumplimiento de todo lo que se nos ha dicho de parte del Señor: que Dios mismo iba a venir para Salvarnos. Por eso será llamado Emmanuel, que significa. “Dios con nosotros". Y por eso sabemos que es el Mesías: “nuestro Salvador".

Este tiempo de Adviento, si alguien lo llena de un modo total y absoluto es la Virgen María. De ahí que el Adviento está plagado de fiestas y de advocaciones marianas: Loreto, Guadalupe… Y su señal más caraterística de la “gratia plena”: la Inmaculada Concepción de María.

Y su fruto por excelencia: ser la Madre de Dios: nos ha dado, nacido de Ella, al “Rey de Reyes y Señor de los que dominan”.

Por eso, a pesar de las palabras que ha recogido el Evangelio de la Misa de hoy, Tercer Domingo de Adviento, en las que Jesús afirma, hablando de Juan Bautista, el Precursor, que “no ha nacido de mujer nadie más grande que él”, hay que entenderlas con dos connotaciones precisas y necesarias: ni se nombra Él, Jesús, ni nombra a su Madre, Madre nuestra también, por querer divino.

¿Por qué lo hace así?

Que no se nombre, no nos extraña nada, porque nos tiene acostumbrados a estas cosas, y a este modo, absolutamente humilde y paciente, de “ni nombrarse". Pero, ¿por qué ese silencio sobre Ella? Exactamente por lo mismo. 

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13.12.19

¡Qué atrevida es la ignorancia! Claro que peor las ideologías.

La ignorancia, que ya es un mal en sí mismo sea cual sea su horizonte, cuando se pretende “norma” y se intenta “discurrir” con ella como bandera, amén de retratarte, te deja con todas las vergüenzas al aire: excepto la vergüenza moral, que ya no se tiene, porque se ha abandonado mucho antes.

Por eso, cuando se intenta “argumentar” -¡qué sarcasmo!- con ella, pues… ¡sale lo que sale! Sinsorgadas, por decirlo suavemente. 

Un ejemplo de libro lo tenemos en la última rajada de la señora de Cospedal que, como de la Iglesia Católica no tiene más que una idea muy somera -si se puede llamar “idea” a lo suyo-, se apunta a todas y cada una de las “machadas” -¡ahora sí!, aunque en un sentido muy distinto al que lo emplea ella- al uso y consumo de la ignorancia y de la ideología dominantes. 

Es que no se deja ni una en el caletre; porque, acomplejada sin saber ella misma muy bien por qué ni de qué -los demás sí estamos al cabo de la calle sobre sus deficiencias en la temática que nos ocupa-, tiene que “demostrar” que, del tema eclesial y de la opinión de las mujeres al respecto -les habrá consultado a conciencia, digo yo-, sabe y mucho: de ahí esa retahíla de memeces que suelta.

Les recojo: a Cospedal le extraña que, en la Iglesia, “ni por asomo se considere que el problema de la falta de vocaciones se puede resolver permitiendo la ordenación de mujeres sacerdotes"; y también y antes “la posibilidad de ordenar a sacerdotes casados". Opina y propone que, con la abolición del celibato, “se evitarían muchos casos de ruptura de la regla conocidos y aceptados de forma completamente hipócrita"; añadiendo que “para algunos, incluso desaparecerían perversiones que con demasiada asiduidad se han dado en nuestra Iglesia; mejor dicho en los sacerdotes de nuestra Iglesia con relaciòn a sus fieles". Y sigue, que hay más: los estamentos eclesiales “son mucho màs conservadores que el resto… y no consideran a la mujer como parte fundamental para dirigir, pensar o decidir, sí para ayudar, ejecutar y funcionar". Y, sin cortarse un pelo, que para eso ha sido lo que ha sido, califica el NO categórico a la ordenación de mujeres como un “disparate monumental y una injusticia manifiesta que, por su reflejo claramenta machista [esto no podía faltar bajo ningún concepto], provoca el rechazo de tantas mujeres jóvenes a los postulados de una Iglesia que, como de muchas de ellas, es la mía": así, con un par, tal cual y sin anestesia…

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