6.10.20

"¡Concilio, concilio, concilio!"

Esta ha sido la voz de los Papas desde que acabó, allá por 1965. Una voz que, por demostrado, cada vez ha significado menos en la vida de los católicos; hasta el punto de que, como es patente, cada vez más el mundo occidental, “el mundo de las democracias liberales” -único “aire” que “se concede” respirar al conjunto de sus “ciudadanos."; y claro, por viciado, todos “contagiados", cuando no “muertos"-, los católicos, prácticamente, han desaparecido.

Y muchos de los que aún se declaran tales, se han desvirtuado tanto, tanto, tanto…, que no intentan ni siquiera aparentarlo. El “pusillus grex” que queda, a pesar de los pesares, es tan mínimo que, prácticamente, casi ni se ve: más bien hay que imaginarlo…, para no caer en el desaliento.

Pero lo hay. Y por un solo “justo” que haya, el Señor hace lo que haga falta hacer.

Me refiero funtamentalmente a los pontificados de san Juan Pablo II y de Benedicto XVI, Papa Emérito actualmente. Por supuesto, también el papa Francisco lo ha dicho; pero, aun usando las mismas palabras, en él ya no significan lo mismo, ni de lejos: todo es, o “jerga para iniciados", o tan “novedoso” que no se le entiende casi nada; y menos cuando no explica a qué se refiere, o qué pretende decir con esos modismos. Y así estamos.

San JP II intentó que calase. Pero se quedó prácticamente solo en el empeño: el vacío que se le hizo en el seno de la misma Iglesia Católica fue de juzgado de guardia. Y a Benedicto XVI no es que le pasase lo mismo: ¡es que no pararon hasta que le echaron, prácticamente “a patadas"!

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30.09.20

«¿Examen de conciencia o autocrítica». Parte IIª

Ciertamente, y que conste que he buscado, solo he encontrado UNA explicación SEGURA por CIERTA -es “Palabra de Dios"-, al “caos” -por decirlo suavemente- generado en la Iglesia, de la mano de parte de sus jerarcas -adormecidos y motivados por sus asesores y entendidos-; más la de los mandamases de casi todas sus Instituciones.

Un caos que ha arrancado de cuajo -no ha quedado ni hierba- el catolicismo de naciones enteras tras el CV II: es un hecho innegable por evidente, la extensión y la profundidad de la profunda DESCRISTIANIZACIÓN que ha generado. Aunque bien es cierto que hay ciegos, que no quieren ver: lo señala el mismo Jesucristo.

Y es san Pablo quien la profetiza con total acierto -¡siempre nos quedará san Pablo-!, en la segunda carta a los Corintios: haberse vuelto (¡la propia Jerarquía!…, con las excepciones de rigor) al dios del mundo, que ha pervertido sus mentes, para impedirles que vean brillar el esplendor del Evangelio de Cristo que es imagen de Dios.

Lo denunciado por los profetas siempre se cumple. Es lo bueno que tienen.

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25.09.20

La IIIª república ya está aquí. De hecho.

Lo digo por si alguno no se ha enterado todavía. Y lo digo también por las reticencias en decirlo a las claras de tantos opinadores, columnistas, directivos de programas y tertulianos: no acaban de rematar en sus pronunciamientos: amagan, llegan hasta la línea roja (nunca mejor dicho)…, pero no la cruzan.

El único que se ha acercado ha sido Mister X, famoso por recibir aquel “¡Váyase, sr. González!". Y, claro, con la corrupción y el saqueo de España que había ejecutado, amén algunas otras cosillas de las “cloacas del Estado", pues se fue.

Pues este buen sr., que ya está por encima del bien y del mal -está forrado, que es la obsesión de todo buen miembro de la progrez, y no paran hasta que lo consiguen-, se explayó hace un par de días con lo de la “republiqueta” del tamdem Sánchez-Iglesias, que “tanto monta…". 

Claro, que es lo que se lleva: no señalar, por si acaso… Cosa que ni de lejos hacen los de enfrente: señalan, y señalan y señalan… que no es que, de este modo, algo quede: es que queda TODO. Y a su. favor, por supuesto.

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22.09.20

¿La Fe y la Doctrina valen para algo? Parte IIª

Acabábamos la Iª parte con el siguiente interrogante: “¿La Fe y la Doctrina sirven para algo, da soluciones a la vida real de las personas, de la sociedad y de la Iglesia; o no sirve para nada, y todo es un mero bla, bla, bla para entretenimiento de clérigos y demás?”.

Y sigo diciendo que, aparentemente, da la impresión, basada en hechos y dichos, de que NO. No sirve nada, pues todo son “opiniones” a granel. Y me explico. 

Si todo un sr. cardenal de la Iglesia Católica, en pleno ejercicio de su ministerio y su oficio, se marca    -¡públicamente y con publicidad!- que él, en las próximas elecciones de EEUU, va a votar al candidato demócrata, un tal Biden que, amén de ser “católico” -¡No te lo pierdas!-, es abortista “a muerte", súper lógico: de los hijos de los demás, supongo; de los suyos no me atrevo a señalar nada: me faltan datos. 

Y, puestos en faena, ha largado que lo primero que va a hacer si sale elegido, es echar abajo las leyes que ha ido implantado, paso a paso, el candidato republicano, el sr. Trump -actual Presidente del Pais-, a favor de la vida y de la libertad en el ejercicio de la propia fe…, la pregunta o preguntas inmediatas son evidentes:

A un cardenal de la jerarquía católica, si su Fe no solo no le lleva a defender la vida, toda vida, desde su concepción hasta su muerte natural, como afirma, sí o sí y sin excepciones, la Doctrina Católica, sino que “puede” -se ve “autorizado", por su Fe y carguete- apoyar públicamente en unas elecciones a Presidente, al candidato decididamente abortista, ¿para qué le sirve la Fe, concretada en la Dcotrina, además de su encarguito en la Iglesia? Ya se ve que para nada. O para hacer burla de Ella.

Porque si no le lleva a eso -si no le sirve para eso: defender toda vida-, da la impresión de que la Fe no sirve para nada real de la vida real. Es lo que se desprende de la declarada de este buen señor.

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17.09.20

«¿Examen de conciencia o autocrítica?» (Solsona, 1955). Parte Iª

Le tomo prestado el título a don Vicente Enrique y Tarancón, qepd, a la sazón obispo de Solsona por aquel entonces, pero ya apuntando maneras: había sido elevado a Secretario de la Conferencia de Metropolitanos. Luego, aún seguiría subiendo, por supuesto.

Y se lo tomo prestado porque, o nos paramos seriamente a pensar EN CATÓLICO, y rectificamos, o nos vamos todos al garete, católicos y no católicos… Porque, entre otras cosas, ya nos hemos ido. Aunque siempre hay esperanza, porque siempre se puede rectificar, y volver a empezar.

En su librito, el sr. obispo recogía dos cartas pastorales suyas, con las que trataba de justificar y proponer un cambio radical en las relaciones que, hasta entonces -y durante algunos años más-, había tenido y tenía la Iglesia Católica con el Gobierno de España: con Franco como Generalísimo y Jefe del Estado.

Un gobernante que, desde muy joven, había puesto como eje de su obrar su SER CATÓLICO: hijo de Dios en su Iglesia, en medio del mundo. También, insisto, desde ese puesto. Hasta su muerte: basta leer su testamento para certificarse de esto.

Eso significó, en España, que la Iglesia Católica pasó, de ser perseguida, a recuperar su lugar como “alma” y “ser” de la Nación Española. Por dar un dato bien concreto: todos los obispos que cayeron bajo la dominación roja, fueron brutalmente torturados y asesinados; solo se salvó Barraquer, con sede en Tarragona, al que salvó in extremis el gobierno de la Generalitat cuando ya se lo iban a apiolar los rojelios; por lo que les estuvo eternamente agradecido; y fue catalanista hasta su muerte.

Sí, España había sido católica desde siempre: desde fines del s. VI y, muy especialmente, desde el s. XV, con los Reyes Católicos -significativo título, que ya llevaron todos-; y hasta la democracia actual, España fue CATÓLICA. Todas sus empresas fueron CATÓLICAS. Salvo el pequeño paréntesis republicano, cuando comienza la sangrienta persecución, Hasta el punto de que su más alto representante se jactó de que “España ha dejado de ser católica", siempre lo fue. Empezando, lógicamente, por todos sus Reyes y siguiendo por sus súbditos: todos católicos, y “a mucha honra".

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