Día de la "DEUDA ECOLÓGICA". IIª parte.

Seguimos, pues, con el tema, que se las trae. Y luego lo aparcaremos hasta después del “nuevo sínodo de la Amazonia", que va a asombrar no solo a propios y extraños, sino también a la Iglesia, al mundo y al universo entero (caso de que haya ET’s por esos mundos de Dios).

Y seguimos, entrándole con al go más de retranca, a la vez que algo más en serio que en el post anterior. Porque, vamos a ver:

¿De verdad de la buena -de la auténtica-, alguien se puede creer y afirmar en público, sin que le lleven caritativa y urgentemente al médico de guardia más cercano, que le debemos algo a la “mamá tierra"? Y, dijándonos ya de chorradas, a la TIERRA, tal cual.

Porque desde el Pecado Original, que lo hubo -y persisten su presencia y sus efectos en la naturaleza humana-, y que se sepa -se ha sabido siempre-, la “tierra", será mucha mámá y muchas gaitas, pero se ha cobrado siempre, y no solo en “sudores” sino hasta en vidas humanas, todo lo que aparentemente le hemos “sacado". Pues, se lo habremos sacado… pero, ¡más que bien cobrado se lo tiene! ¿O acaso nos ha salido gratis?

Por cierto,y ya que estamos con el tema: solo la “mamá ierra” y las idolatrías más aberrantes, sea en el orden pseudo-religioso, con sus ídolos y sus falsos dioses -tipo pre colombino, por ejemplo, y ya que estmaos por allí con lo de la Amazonoia-; sea en el orden político-social, con sus ideologías materialistas y ateas -el marxismo y toda la inhumana y cruel progrez occidental, también sin ir más lejos-, se cobran -¡y bien caro!-, en innumerables vidas humanas lo que no está escrito, aunque sí se saben cosas; no todo, pero datos van saliendo.

Por ejemplo: los miles de sacrificios humanos en las pirámides  incas y/o aztecas y de una sola tacada; pueblos que vivían para montar estas cosas: desde racias para cobrarse víctimas para sus sacrificios, hasta “granjas y jaulas de engorde de humanos” para esos mismos fines, pasando por el sacrificio de jóvenes y jovenas -al gusto de la progrez hodierna- de sus mismas ciudades: ¡es que LOS DIOSES son “demasié” y no paran de pedir! Miles de sacrificios, fiesta tras fiesta, a lo largo de todo el año; más los sacrificios “extraordinarios", porque “no estaba lloviendo a su tiempo, o no todo lo que debería". Razones más que profundas, ciertamente. Pero lo cierto es que ¡ADORABAN LA TIERRA!

O ¡los 120 millones de muertos qe ha costado la implantación del comunismo sobre la superficie de la tierra", más los millones y millones de muertos que el aborto -y ahora también la eutanasia: hasta de críos; el caso es no parar de matar- han traído, fruto maduro de esas mismas ideologías que se han comido a los políticos del Occidente “culto", “libre” y “cristiano” de toda la vida de Dios… ¡sin Dios, claro!

En ambos casos, antes de Colón, y con y después del “socialismo científico” -’toma ya zambombazo!- se cumple al pié de la letra que “cuando se ‘mata’ a Dios, el hobre peligra” de todas, todas, y siempre: y muere, porque se le persigue y se le mata…, ¡ni como a un perro rabioso, o infectado.de ébola!

Y por cerrar el tema: solo Dios, el Dios Verdadero y Único, nuestro Padre Dios, es el único que no nos pide nuestra sangre: caso único, cierto, comprobable y gozosamente esperanzador en la Historia de la humanidad. ¡Algo debería decirnos este dato! Y supongo que a favor de Dios: o ¿es mucho pedir que pensemos en ello serena y seriamente?

No solo no nos pide ni una gota de nuestra sangre, sino y e slo más deslumbrante del tema, ¡nos ofrece la suya, la de su Hijo, Jesucristo! ¡Hasta la última gota!

Si esto nos deja indiferentes o no nos dice nada, pues ni nos toca el corazón ni el alma entera… tenemos un gravísimo problema.

De ahí a pensar que la solución está en las amazonias y los amazonios: solo hay un pequeño saltito, y hay ya gentes que lo estám dando; como mínimo, montando el tenderete para que lo dé: ¡la Iglesia Católica!

¡Justo la que tiene más motivos para sospechar del amor que Dios nos tiene!

Si estos romanos no estan locos, como decía Astérix, ¡bien poco les falta!

¿Va a resultar que la tierra, la tierra que hemos recibido de manos de Dios para “que la trabajásemos y la custodiásemos”, la tierra que debíamos “llenar”, que era donde Dios nos quería fieles hijos suyos -ahí nos había puesto-, donde nos buscaba y nos encontraba, pues bajaba a estar con Adán y Eva, -con todos nosotros pues en ellos estábamos todos-, esa tierra, insisto, va a tener más derechos que nosotros mismos? Los animales, de hecho, ya los tienen; ¿ahora, también la tierra? ¿De verdad estamos ENDEUDADOS con ella? ¡Venga ya, hombre! ¡Bien podridos sí están muchos!

Mientras todos estos de la “progrez” -me resisto a llamar “progreso” a todo este tinglado irracional y loco, fruto de lo que se meten dentro, en el cuerpo y en la mente- no se desgasten las meninges y todo lo que tengan para defender la vida humana por encima de cualquier otro animal o cosa, conmigo que no cuenten: ni mi voto, ni mis perras, ni mi tiempo, ni mis sentimientos humanamente caritativos, ni NADA: nada de lo mío, a día de hoy y de mañana.

Y seguimos rezando por la Iglesia: Una, Santa, Católica y Apostólica. Y Romana también.

Amén.