"Teniendo ojos, no ven..., y teniendo entendimiento, no entienden".

Es Jesús quien habla, dedicando sus palabras especialmente a los principales entre los judíos, a los que les recuerda la profecía de Isaías en contra de los propios judíos: “Les hablo en parábolas porque viendo ojos, no ven; y oyendo no oyen ni entienden. En ellos se cumple la profecía de Isaías: ‘Oír, oiréis, pero no entenderéis mirar, miraréis, pero no veréis. Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, (…) no sea que con su corazón entiendan y se conviertan,  y yo los sane’.” (Mt 13, 13-15).

No hay mejor misericordia -no la puede haber- que la que anida en el Sacratísimo y Misericordioso Corazón de Jesús. Pero cuando hace falta decir la Verdad.y defenderla, y encarar a los que no lo hacen, sino que la ocultan, la pervierten y la tergiversan; es decir, cuando está en juego “la Casa de mi Padre” -"el celo de tu Casa me consume” cfr. Jn 2, 16-18), recordarán los Apóstoles-, al Señor se le entiende todo. Clarito, clarito. Porque no se corta un pelo.

¿A dónde voy con esta entrada? Acabo de leer una entrevista -ya vieja, de hace unos meses- al Sr. Secretario de la Congregación para la Vida Religiosa -mons. Fernández Carballo-, donde se despacha -a gusto, supongo- con una serie de lugares comunes, y con otra serie de afirmaciones que, la verdad, lo primero que me ha venido ala cabeza son las palabras con las que titulo y abro el artículo. Para ser misericordioso diré que el buenismo le consume, o le ha sorbido el seso. No hallo otra explicación. Y daré unos datillos.

De un plumazo se quita de encima a todos los que escriben -escribimos- sobre la realidad de lo que está pasando en la Iglesia, en España y en el mundo. Se nos quita de encima, o eso pretende, tildándonos de “profetas de desventuras”, palabras que pone en boca de Juan XXIII, con motivo de la convocatoria del Concilio Vaticano II, y de Benedicto XVI, con no sé qué motivo. Él sabrá si son ciertas. 

Y para desenmascararnos, se marca la siguiente machada: “Los que piensan que la vida religiosa en España está muerta, solo tienen que abrir los ojos”. Da por sentado que la vida religiosa, en general, y la vida consagrada más en particular, ni está desapareciendo ni va a desaparecer. Y cuando el entrevistador le hace notar la cantidad de colegios, conventos, etc., que se están cerrando en España, se lo salta a la torera, como si no pasara nada y estuviera todo previsto; y fuese, además, buenísimo: “Es que estábamos acostumbrados a unas cifras insostenibles".

O sea, unas cifras que se han mantenido durante siglos, que se dice pronto -¿por qué habrá sido? ¿Por dirigentes eclesiásticos como el sr. Carballo?-, ahora son insostenibles: “habrá que vender conventos"; pero todo va bien: ¡¡¡no paaaassssaaaa nnnaaaaddddaaaa!!! Y de hecho se tira a matar: "Hay un gran futuro”,

¡"Ni oye, ni ve, ni entiende” como se dice coloquialmente!

Pero hay más. Cuando le preguntan por el Sínodo de las Familias, y la pretensión de algunos, dentro de la Iglesia, de que los divorciados vueltos a recasarse por lo civil accedan a la Comunión -con Confesión o sin ella, que les da lo mismo a lo que se ve-, larga lo siguiente: ¿"Por qué condenar a un inocente a que tenga que vivir al margen de los Sacramentos de la Iglesia"?

Y pone el ejemplo de una señora, divorciada y recasada sin mediar declaración de nulidad, y que, según a él le parecía, la culpa fue más del marido; y claro, tal como estaban las cosas, ahora no podía ni confesar ni comulgar, sufriendo mucho por eso. la pobre. Y después de calificarla de “inocente", se descuelga con que es inhumano no atender “pastoralmente” -"la doctrina no se va a tocar": ¡si ya se ha tocado con ese planteamiento!- estas inquietudes, y no darles solución.

Este buen hombre, franciscano por más señas -¡si san Francisco levantara la cabeza!- es que no entiende nada de nada: lo mezcla todo, y aboga por una injustica mayor que la que se pretende atender y solucionar.

Porque, vamos a ver. Una señora -o un señor, que es igual- católica, con ansias infinitas de confesión y comunión, es decir, de llenarse de Cristo y de ser fiel al Señor en su Iglesia, ¿se lía la manta a la cabeza y se arrejunta marital y civilmente con un señor, sabiendo que eso va contra el 6º Mandamiento de la Ley de Dios, que eso va contra la Ley de la Iglesia que rechaza ese arrejuntamiento como matrimonio por ir contra el Sacramento del Matrimonio -que es el ordenamiento querido por Dios en SU Iglesia-, por ser una injusticia con el primer marido y con los hijos -si los ha habido-, y que, por tanto, “se tienen que ‘casar’ por lo civil"? 

¿Esto es ser “inocente", ser “católica", “tener hambre y sed de Cristo", y encima pretender que sufren horrores con la temática en la que se han metido por sus pistolas? ¿Arregla algo su situación de planteamiento, su estatus de “recasada por lo civil", su irregularidad en la Iglesia, su “ir por libre" en la conducta que debería ser más ejemplar -su vocación y su vida matrimonial- el que se le deje comulgar?

Precisamente esa “pastoral” es lo que lo va a estropear todo y más.

Y al ser preguntado si “temía” un cisma a causa de esa “solución pastoral", contestó: “Por supuesto que no". Y se quedó tan ancho.

¡¡¡No paaaassssaaaa nnnaaaaddddaaaa!!! Talmente seráfico, ¿no creen?

31 comentarios

  
Forestier
Es que cuando la mente se retuerce y se troquela en forma de granito, se le hace difícil entender lo que entiende una mente sencilla, honesta y con sentido común.
(Pienso mucho en este "gran personaje" Mariano, fallecido recientemente, y amigo común)
22/01/16 11:48 AM
  
Horacio Castro
Debe ser muy difícil de entender a los divorciados “vueltos a casar” que, en esa condición, el arrepentimiento parcial y su confesión no producen ningún efecto para el perdón. Que el arrepentimiento en el sacramento de la Penitencia, debe comprender también la relación fuera del matrimonio y la firme intención de suspenderla definitivamente. Aunque no haya intención de recibir la Eucaristía en situación de adulterio. Lo saludo Padre José Luis Aberasturi.
22/01/16 12:19 PM
  
Pinjas
Dios mío,es terrible lo de esta noticia. De todos modos el mal viene de más arriba . Estoy leyéndome un libro de Ricardo de la Cierva La infiltración, que es vital para entender la destrucción de la vida religiosa y de la desafeccion y traición que se produjo en Órdenes Religiosas,empezando por los Jesuitas. Esto nos lleva a entender la crisis que estamos viendo a cuyo climax creo que asistimos en directo
22/01/16 1:06 PM
  
Almudena 1
El problema de toda esta "confusión" es dónde quedan todos los que realmente quieren, aman, a los que están pasando una situación difícil de pecado. Parece que fueran unos crueles inquisidores,sin entrañas,cuando es totalmente lo contrario. Amar a alguien es desearle lo mejor, no ocultarle la verdad, ayudarle a madurar su fe, su vida... Insisto en que de nadie se sabe que se haya "perdido" por no comulgar, si, por el contrario, es un grave peligro espiritual hacerlo en condiciones contrarias y de rebeldía hacia Aquel a Quien se comulga.
22/01/16 1:25 PM
  
Cos
Durante la improcedente guerra de Irak, ya avanzada ésta hacia su resolución, las tropas estadounidenses tomaron el aeropuerto de Bagdag, sito a pocos kilómetros de la capital. Ocupado en su labor de propaganda, uno de los ministros del régimen -el de la guerra imagino, u otro, no me acuerdo- se dedicó a propagar y con gran empeño la noticia de que ese supuesto avance de las tropas invasoras era falso y que, en realidad, se encontraban a muchos kilómetros de distancia, permaneciendo entonces perfectamente a salvo tanto la ciudad como semejante enclave estratégico. Los norteamericanos lo apodaron "Alí, el cómico".
22/01/16 1:36 PM
  
Néstor
Repito que los profetas de desventuras hoy día son imposibles, porque no se puede profetizar lo que se ve con los ojos y se toca con las manos.

Saludos cordiales.
22/01/16 2:16 PM
  
Félix Merino
Para poder recibir el sacramento de la Reconciliación (¡qué le voy a contar a usted que no sepa!) es necesario tener propósito de enmienda. Me da que si la situación de una persona se centra en el amancebamiento, este deseo no se produce.

Otra cosa es la atención mediante una pastoral parroquial a personas en estas situaciones. ¡Debe animarles a cambiar su situación! ¿Cómo? Comunicando 2 realidades:
1. Transmitiéndoles el amor de Dios, a pesar de sus pecados, de la misma forma que a mí me ama a pesar de los míos, sabiendo siempre que no soy mejor que ellos ¿qué habría hecho yo en su situación y con todos sus condicionantes? Pues sinceramente creo que yo lo habría hecho aún peor. De ahí emana la máxima del Papa, "¿Quién soy yo para juzgar a mi hermano?"
2. Haciéndoles ver el mal de su situación, que no radica en una cultura eclesial, sino que realmente es un mal. Desde mi punto de vista esto es lo más difícil de hacer.


22/01/16 4:00 PM
  
Fulgencio
Me da mucha pena que este hombre, que fue Ministro General de los Franciscanos, no sea capaz de ver la verdadera situación de la Iglesia y de la vida religiosa en particular. Siendo Ministro General culpaba a los religiosos que abandonaban los conventos de no tener vida espiritual y de andar escasos de fe. Nunca culpó a las estructuras o al abandono institucional de los carismas fundacionales y a ciertos religiosos con cargos como verdaderos culpables de dichos abandonos. No quería ver y sigue sin querer ver. Si los jóvenes que comienzan en la vida religiosa perseveraran no habría crisis de vocaciones; pero cómo van a perseverar si las comunidades religiosas no ofrecen nada distinto de lo que ofrece el mundo. Para eso se quedan en sus casas y se apuntan a una ONG.
22/01/16 6:52 PM
  
Antonio1
El papa, hoy mismo:

"Palabras y gestos duros y moralistas corren el riesgo hundir más a quienes querríamos conducir a la conversión y a la libertad, reforzando su sentido de negación y de defensa.
Algunos piensan que una visión de la sociedad enraizada en la misericordia es injustificadamente idealista o excesivamente indulgente. Pero probemos a reflexionar sobre nuestras primeras experiencias de relación en el seno de la familia. Los padres nos han amado y apreciado más por lo que somos que por nuestras capacidades y nuestros éxitos. Los padres quieren naturalmente lo mejor para sus propios hijos, pero su amor nunca está condicionado por el alcance de los objetivos. La casa paterna es el lugar donde siempre eres acogido (cf. Lc 15,11-32). Quisiera alentar a todos a pensar en la sociedad humana, no como un espacio en el que los extraños compiten y buscan prevalecer, sino más bien como una casa o una familia, donde la puerta está siempre abierta y en la que sus miembros se acogen mutuamente.
Para esto es fundamental escuchar. Comunicar significa compartir, y para compartir se necesita escuchar, acoger. Escuchar es mucho más que oír. Oír hace referencia al ámbito de la información; escuchar, sin embargo, evoca la comunicación, y necesita cercanía."

Todo el texto es maravilloso, no sólo está parte. Debería formar parte del libro de estilo de todos los medios de vomukicación católicos.
22/01/16 9:16 PM
  
clara
Pienso en las mujeres y hombres solteros que luchan por ser fieles y con alegría pero con esfuerzo, evitan agradables relaciones amorosas humanamente hablando, por no ser queridas por Dios, confiando en que Él sabe más. No he leído ni oído a curas ni obispos valorar a estos hombres y mujeres, ni dedicarles unas líneas en las homilías, alentándolos en su fidelidad y animándolos en su amor a Dios sobre todas las cosas.
Me duele el abandono pastoral en el que viven.
22/01/16 9:22 PM
  
Palas Atenea
Gracias, Clara, por acordarte de nosotros. La soltería es un estado en trance de desaparición.
Está por escribir la historia de los solteros y su contribución a la familia porque el soltero/a a la antigua usanza solía tener disponibilidad para padres, hermanos, sobrinos, etc... y siempre en segundo plano.
22/01/16 11:03 PM
  
Horacio Castro
Es en su mensaje para la 50º Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, donde el Papa Francisco advierte contra el "linchamiento moral". Creo que ‘más’ que entender, un divorciado vuelto a casar, no puede asimilar que no se le permita acudir, sin finalizar la situación de adulterio, al Sacramento de la Penitencia para la absolución de otros pecados.
22/01/16 11:10 PM
  
clara
Efectivamente, Palas Atenea, muchas veces son el pilar y aglutinante de una familia, y con discreción, como si nada.
23/01/16 2:58 PM
  
Néstor
Los pecados no se pueden perdonar por lotes, porque no se puede estar en estado de gracia y en pecado mortal al mismo tiempo, por relación a diversos pecados, unos perdonados y otros no.

Saludos cordiales.
24/01/16 3:53 AM
  
Ironía
Ironía que se entienda: Yo soy monja de clausura y estoy deseando de llenarme de Cristo deentregarme totalmente a Cristo y a su iglesia, pero resulta que vino el repartidor de víveres y me lié la manta a la cabeza y me fuí con él. Oiga que injusticia me han echado del convento, y me han mandado a mi casa. Pero es que yo quiero seguir en el convento llenándome de Jesucristo, pero un día la semana quiero entrevistarme con el repartidor de víveres, e irme una semana al año con él de vacaciones, pero resulta la energúmena de la superiora no me lo permite es una inhumana, una desalmada, no entiende de sentimientos tienen el corazón como una piedra.
24/01/16 11:05 AM
  
Horacio Castro
¿Quedan retenidos los pecados o los pecadores? Reconozco mi ignorancia. Sinceramente me gustaría conocer fundamentos del Magisterio sobre la imposibilidad del perdonar al pecador unos pecados y otros no. Mi comentario anterior no fue un cuestionamiento, sino simplemente una referencia al sentimiento de un amigo divorciado vuelto a casar.
24/01/16 12:37 PM
  
jose de maria
Su nombre es Mons. Jose Rodriguez Carballo y no Fernandez.

Increible con el curriculum que presenta piense asi.
25/01/16 2:05 AM
  
Néstor
El pecado moral mata la vida de la gracia. Y la penitencia la resucita, digamos. No se puede estar muerto y vivo al mismo tiempo, y para estar espiritualmente muerto alcanza con un solo pecado mortal. Es como el chiste con que ya alguna vez he afligido a los lectores: ¿De qué murió el finado? De pulmonía. ¿Le afectó los dos pulmones? No, uno solo. Ah bueno, qué suerte.

Dice el Concilio de Trento, sesión XIV, Cap. 5:

"Consta, en efecto, que los sacerdotes no hubieran podido ejercer este juicio sin conocer la causa, ni guardar la equidad en la imposición de las penas, si los fieles declararan sus pecados sólo en general y no en especie y uno por uno. De aquí se colige que es necesario que los penitentes refieran en la confesión todos los pecados mortales de que tienen conciencia después de diligente examen de sí mismos, aun cuando sean los más ocultos y cometidos solamente contra los dos últimos preceptos del decálogo [Ex. 29, 17; Mt. 5, 28] , los cuales a veces hieren más gravemente al alma Y son más peligrosos que los que se cometen abiertamente. Porque los veniales, por los que no
somos excluídos de la gracia de Dios y en los que con más frecuencia nos deslizamos, aun cuando, recta y provechosamente y lejos de toda presunción, puedan decirse en la confesión [Can. 7], como lo demuestra la practica de los hombres piadosos; pueden, sin embargo, callarse sin culpa y ser por otros medios expiados. Mas, como todos los pecados mortales, aun los de pensamiento, hacen a los hombres hijos de ira [Eph. 2, 3] y enemigos de Dios, es indispensable pedir también de todos perdón a Dios con clara y verecunda confesión."

Saludos cordiales.
25/01/16 1:43 PM
  
Néstor
Y sigue el Concilio de Trento, en el mismo lugar:

"Mas los que de otro modo obran y se retienen a sabiendas algunos, nada ponen delante a la divina bondad para que les sea remitido por ministerio del sacerdote. «Porque si el enfermo se avergüenza de descubrir su llaga al médico, la medicina no cura lo
que ignora»

D-917 Can. 7. Si alguno dijera que para la remisión de los pecados en el sacramento de la penitencia no es necesario de derecho divino confesar todos y cada uno de los pecados mortales de que con debida y deligente premeditación se tenga memoria, aun los ocultos y los que son contra los dos últimos mandamientos del decálogo, y las circunstancias que cambian la especie del pecado; sino que esa confesión sólo es útil para instruir y consolar al penitente y antiguamente sólo se observó para imponer la satisfacción canónica; o dijere que aquellos que se esfuerzan en confesar todos sus pecados, nada quieren dejar a la divina misericordia para ser perdonado; o, en fin, que no es lícito confesar los pecados veniales, sea anatema [cf. 899 y 901].

Saludos cordiales.
25/01/16 1:52 PM
  
Horacio Castro
No pongo en cuestión que nadie debe acercarse a la Sagrada Eucaristía con conciencia de pecado mortal sin haber recibido la absolución. Tanto el Concilio de Trento como el Denzinger definen la doctrina de la necesidad de confesar todos los pecados mortales. El sacramento de la penitencia ha tenido varios cambios a lo largo de la Historia. Lo que no queda definido es que se pueda acudir o no, sin finalizar la situación de adulterio, al Sacramento de la Penitencia para confesar otros pecados y hasta recibir el perdón por el sincero arrepentimiento, sin recibir la absolución por otro. Es más claro al respecto- con chiste incluido- el primer párrafo no magisterial del blogger Néstor. Muchas gracias por la información sobre un tema que desconozco.
25/01/16 3:33 PM
  
Horacio Castro
Me permito yo un chiste (lo copio de otro lector). 'Examen de conciencia: si no me divorcié ni me volví a casar, estoy apto para los altares'.
25/01/16 3:43 PM
  
Néstor
"Lo que no queda definido es que se pueda acudir o no, sin finalizar la situación de adulterio, al Sacramento de la Penitencia para confesar otros pecados y hasta recibir el perdón por el sincero arrepentimiento, sin recibir la absolución por otro."

Eso equivale a decir que no está definido si el adulterio es pecado mortal !!!!! ????

¿Hace falta una tal definición? Es obvio que no.

Y entonces, el que quiere confesar todos sus pecados mortales menos el de adulterio, porque no está dispuesto a dejar de practicarlo, está exactamente la situación que aborda el canon señalado de Trento.

Saludos cordiales.
25/01/16 8:04 PM
  
Horacio Castro
Pecados mortales. Confesar los confiesa todos, pero digamos que el divorciado vuelto a casar, aún no está dispuesto a dejar de practicar este adulterio… ¿Esta situación la aborda específicamente el canon señalado?
25/01/16 9:26 PM
  
Néstor
Por supuesto que la aborda, en virtud del significado castellano de la palabra TODOS.

En realidad no veo dónde está la dificultad, y es que no creo tampoco que la haya.

Partiendo, obviamente, de que el adulterio es pecado mortal, cosa que supongo pacíficamente aceptada.

Si confiesa todos los pecados mortales, entonces confiesa también ese adulterio, y si lo confiesa bien, lo confiesa con propósito de enmienda, o sea, de no pecar más y por tanto de no tener más relaciones sexuales adúlteras, lo cual quiere decir o bien separarse o bien vivir como "hermano y hermana".

Y si no hace eso, o bien hace una confesión sacrílega, porque no confiesa TODOS los pecados mortales de que es consciente, y comunión posterior idem., o bien no se confiesa.

Más precisamente, el Concilio dice "TODOS Y CADA UNO".

Saludos cordiales.
25/01/16 11:13 PM
  
Horacio Castro
El único sentido correcto, es que primero el sacerdote, debe conocer los pecados de quien se confiesa, para luego perdonarlos o retenérselos, de acuerdo a si hay o no arrepentimiento de por medio.
25/01/16 11:30 PM
  
Néstor
Sí, pero no puede "perdonarle aquellos de los que se arrepiente y no perdonarle aquellos de los que no se arrepiente".

Porque como dice Trento:

"Mas los que de otro modo obran y se retienen a sabiendas algunos, nada ponen delante a la divina bondad para que les sea remitido por ministerio del sacerdote. «Porque si el enfermo se avergüenza de descubrir su llaga al médico, la medicina no cura lo que ignora".

"Nada ponen". No que ponen lo que confiesan, o aquello de lo que se arrepienten, y no ponen lo que no confiesan o aquello de lo que no se arrepienten.

Porque obviamente que es lo mismo confesar algo sin arrepentirse que no confesarlo, y cuando Trento dice que hay que confesarlos todos, es claro que se refiere a confesar con arrepentimiento:

"D-914 Can. 4. Si alguno negare que para la entera y perfecta remisión de los pecados se requieren tres actos en el penitente, a manera de materia del sacramento de la penitencia, a saber: contrición, confesión y satisfacción, que se llaman las tres partes de la penitencia; o dijere que sólo hay dos partes de la penitencia, a saber, los terrores que agitan la conciencia, conocido el pecado, y la fe concebida del Evangelio o de la absolución, por la que uno cree que sus pecados le son perdonados por causa de Cristo, sea anatema."

En la primera parte establece la necesidad de la contrición o arrepentimiento para la confesión.

Como se ve por el canon siguiente, la "contrición" de que habla aquí incluye también la "contrición imperfecta" o "atrición".

Saludos cordiales.
26/01/16 3:08 AM
  
Horacio Castro
El intercambio de comentarios me permite entender que no se le puede negar acudir al sacramento de la Penitencia a ningún pecador bautizado. Por más veces que se haya divorciado y vuelto a casar. Nadie discute que hay un orden lógico para los Sacramentos donde por ej. primero es la Reconciliación con el Perdón para acceder a la Sagrada Eucaristía. Lo que debemos aceptar pacíficamente, es no sobredimensionar sin fundamento algunos pecados estigmatizando a hermanos en la Fe.
26/01/16 10:35 AM
  
Néstor
Claro, puede acudir a la Penitencia, si tiene propósito de enmienda, o sea, de dejar de tener relaciones sexuales adúlteras. Si no lo tiene, puede físicamente hacerlo también, pero moralmente no debe hacerlo, porque cometería un sacrilegio confesándose de ese modo, es decir, sin confesar el pecado mortal de adulterio o confesándolo sin haberse arrepentido, es decir, sin propósito de enmienda.

Y un posterior sacrilegio recibiendo al Señor en la Eucaristía en pecado mortal. Con lo cual, dice San Pablo, come y bebe su propia condenación eterna.

Aquí no se trata de estigmatizar en particular a nadie, sino que en particular la situación del "divorciado" y "vuelto a casar" (ambas cosas no existen en realidad, por eso van entre comillas) es una situación en la que públicamente, por el "matrimonio civil", se está manifestando la falta de propósito de enmienda y por tanto de arrepentimiento respecto del pecado de adulterio, que es pecado mortal como cualquier otro pecado mortal.

Y el ministro está obligado a negar la comunión a los pecadores públicos que se acercan a la misma no solamente no dando muestras de arrepentimiento, sino manifestando además públicamente, por su estado de "matrimonio civil", su falta de arrepentimiento.

Realmente, es una doctrina demasiado clara como para encontrar en ella dificultad alguna, y es que no creo que la haya, además.

Saludos cordiales.
26/01/16 3:18 PM
  
Horacio Castro
Sobre el tema 'concreto' que había quedado planteado. Se puede tener conciencia del propio pecado de adulterio y de la falta de disposición real para suspender- de inmediato y definitivamente- las relaciones sexuales. La confesión es la manifestación humilde y sincera al sacerdote confesor para la obtención del perdón y también orientación espiritual. La confesión es un medio extraordinariamente eficaz para progresar en el camino de la perfección espiritual. No se le puede negar a nadie la confesión de sus pecados. Aun los que, cuya práctica, no se haya decidido abandonar aún. En todo caso es un tema a dilucidar entre el penitente y el confesor. Hasta existen instancias según he leído. Y por favor, no mareemos la perdiz con la Sagrada Comunión, que yo hice mis primeras confesiones bastante antes de comulgar por primera vez. Eso de confundir, respecto a divorciados en adulterio, los sacramentos de Confesión y Eucaristía es un error. Para cualquier católico puede existir Reconciliación sin Eucaristía. Inmediatamente antes de la muerte inclusive. ¿De verdad estamos hablando de desaconsejar la práctica de la confesión? No quiero entrar en detalles…
26/01/16 4:50 PM
  
Horacio Castro
Sin sobredimensionar el alcance de este intercambio de comentarios. Copio y pego de otro foro una explicación que me parece adecuada, “la confesión y la dirección espiritual son como círculos que se superponen parcialmente: comparten algunas características comunes, pero sus centros, sus esencias, son distintos”. Una cosa es, como dice Néstor, la preparación para la confesión y el necesario arrepentimiento para la absolución por “todos los pecados” (me queda la duda sobre que algunos sean retenidos y otros no), y otra la dirección espiritual. Esto surgió en unos comentarios que originó uno de los últimos post de Mª Virginia Olivera de Gristelli. Sin intención de originar debate alguno, pienso que en el futuro puede haber mayor divulgación y ‘hasta nuevas directivas’ sobre la práctica de la Confesión sin apartarse del dogma. Es que hay prejuicios, que alejan a hermanos bautizados del sacramento de la Penitencia, con lamentables consecuencias.
27/01/16 6:12 AM
  
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01/02/16 3:51 AM

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