InfoCatólica / Tal vez el mundo es Corinto / Categoría: Iglesia

15.11.13

Lo que NO es católico

En el lenguaje de los tuits:

  • ¿Misericordia sin llamado al arrepentimiento? #NoEsCatólico
  • ¿Mostrar la realidad y gravedad del pecado, sin mostrar, desde el amor, un camino practicable para la conversión? #NoEsCatólico
  • ¿Quitar de la predicación lo que resulta difícil de creer o difícil de vivir, para “no alejar” a la gente"? #NoEsCatólico
  • ¿Exaltar lo antiguo sólo porque “siempre se ha hecho así” o lo nuevo porque “ya estamos en el siglo XXI"? #NoEsCatólico
  • ¿Un Cristo sin Cruz, o una Cruz sin Cristo? #NoEsCatólico

Iglesia

  • ¿Desconocer los tesoros de la Biblia para esperar que un protestante te los cuente según su versión? #NoEsCatólico
  • ¿Pretender que la Iglesia se acabó con el Vaticano II, o que apenas empezó con él? #NoEsCatólico
  • ¿Escoger lo que uno cree, como quien va por el supermercado escogiendo y descartando? #NoEsCatólico
  • ¿Sacerdotes laicizados o laicos clericalizados? #NoEsCatólico
  • ¿Pretender oponer un Papa a otro Papa, o un Concilio a otro Concilio? #NoEsCatólico

Mi cuenta en twitter es: @fraynelson

16.09.13

El Papa Francisco y las periferias existenciales

Con sus palabras y gestos proféticos, el Papa Francisco subraya un aspecto esencial al Evangelio: la mirada hacia la periferia.

Queridos hermanos:

Recientemente se han cumplido los primeros seis meses del pontificado del Papa Francisco. Puede ser un buen momento para tomar una expresión que él ha utilizado, y sobre todo, que ha puesto en práctica. El Papa nos habla de las “periferias existenciales.” El mismo día de su elección, al dirigirse por primera vez a la multitud congregada en la Plaza de San Pedro, dijo esta frase, que en ese momento podía parecer sólo un apunte amable o gracioso: “Parece que los Señores Cardenales han ido hasta el fin del mundo para buscar un Papa…” Esa frase, vista ya en el contexto de estos primeros meses de pontificado, en realidad dice más de lo que parece. Recientemente, [Federico] Lombardi, portavoz del Vaticano, comentaba que una de las señales del pontificado de Francisco ha sido darle la vuelta, cambiar la mentalidad euro-céntrica. Francisco hablaba de la “periferia existencial”: los Cardenales fueron “al fin del mundo.” Salieron de lo esperado y fueron “al fin del mundo.” Ese contraste entre el “centro” y la “periferia” realmente está muy adentro en el pensamiento de Bergoglio.

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24.04.13

La Guerra Semántica, (I)

Introducción

En Marcos 1,23-26 encontramos un comportamiento extraño del demonio:

[Jesús] estaba en la sinagoga de ellos un hombre con un espíritu inmundo, el cual comenzó a gritar, diciendo: ¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: el Santo de Dios. Jesús lo reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él! Entonces el espíritu inmundo, causándole convulsiones, gritó a gran voz y salió de él.

Hay varias cosas qué destacar en esos breves versículos.

Quienes quieren interpretar lo diabólico como fruto de la mentalidad precientífica propia del tiempo de Jesús tienen un serio escollo aquí. Ese hombre de la sinagoga no es un epiléptico. Su capacidad de interpretación o deducción no está empobrecida sino que sobrepasa lo que la gente “normal” ha podido saber de Jesús, ya que el endemoniado llama a Jesús “el Santo de Dios.” Este hecho no es un caso aislado: Marcos 1,34 comenta que el Señor “no dejaba hablar a los demonios, porque ellos sabían quién era El.” Esto lo dice el evangelista como una especie de regla general. Que alguien explique cuál es esa enfermedad mental contagiosa que le permite a la gente reconocer quién es Jesús.

DarknessOtra cosa que llama la atención es que el comportamiento del demonio resulta indescifrable a primera vista: ¿que gana con proclamar a Jesús como “Santo de Dios"? En Marcos 5,31, en el pasaje sobre otro endemoniado, el gadareno, leemos que este pobre le dice a Jesús: “¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te imploro por Dios que no me atormentes.” Eso es declararse vencido. ¿Termina ahí la intención del demonio?

Creo que la advertencia de Santiago 2,19-20 es útil en este punto: “Tú crees que Dios es uno. Haces bien; también los demonios creen, y tiemblan. Pero, ¿estás dispuesto a admitir, oh hombre vano, que la fe sin obras es estéril?” La advertencia del apóstol es clara: uno puede proclamar algo y desdecirlo, o peor aún, ridiculizarlo, luego con sus obras. La sola proclamación del señorío de Cristo no basta, porque puede ser el principio de una genuina profesión de fe, o el principio de una burla bien pensada.

Alguien comentaba que una de las expresiones que se repiten con más frecuencia en la televisión norteamericana, tanto de tipo “rosa” como la clasificada “para adultos” es el famoso “OMG!” o sea, “¡Oh, my God!” Imagina a una actriz porno repitiendo ese estribillo mientras realiza las peores aberraciones. Uno se da cuenta que la afirmación de que Cristo es Señor, o la invocación “¡Dios mío!,” quedan severamente envueltas en blasfemia si luego el corazón y la vida no son coherentes con las palabras.

Dicho de otro modo: aquellos endemoniados del Evangelio estaban en realidad contraatacando: sus palabras eran un insulto vestido en palabras verdaderas con aspecto de alabanza. Estamos ante un caso de una guerra semántica en que lo que se intenta destruir es la capacidad de las palabras para transmitir verdad y sobre todo, para revelar a Dios mismo. Este es un caso pero no es el único.

El llamado “matrimonio” homosexual

Varios autores han llamado la atención sobre el carácter “innovador,” en el peor sentido de la palabra, que tiene eso de llamar “matrimonio” a la unión entre homosexuales, sean hombres o mujeres. La primera víctima en la avanzada de la legislación en favor de ese uso novedoso del término matrimonio es precisamente el término mismo. Sobre esto he leído magníficos análisis pero pocos textos pueden compararse con las declaraciones de una activista pro-homosexual, Masha Gessen:

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26.03.13

De acuerdo, vamos a mejorar nuestros sacerdotes

Y “vamos a mejorar nuestros sacerdotes” quiere decir esto:

  1. No vamos a permitir la murmuración. Ni cuando parece bien intencionada. Ni cuando parece que la persona necesita desahogarse. Ni siquiera cuando el crimen que señala ha sucedido. Una cosa es luchar por la erradicación de un crimen–como caso extremo, digamos, el abuso de un menor de edad–y otra cosa es que alguien se sienta con autorización para regar veneno contra la Iglesia cada vez que abra su boca. Las denuncias hay que hacerlas: claras, certeras, serenas, objetivas, y sobre todo: ante la autoridad civil o eclesiástica pertinente. Y no más. Lo que sigue de ahí se llama: darle uno la lengua a Satanás para que la use como instrumento contra Cristo y el valor de su Sangre en la Iglesia.
  2. sacerdoteNo vamos a permitir la indiferencia vocacional. Que haya un sacerdote ante el altar es asunto que me concierne a mí. Y a ti. Y a todos. No es “su” problema ni “su” negocio. El sacerdocio toca todas las fibras de la Iglesia. Sin sacerdotes no hay plena vida sacramental. La vitalidad de la predicación, la solidez de los principios morales, la guía de camino a la santidad, la libertad frente a la idolatría del mundo… todo ello es posible con muchos y muy buenos sacerdotes. Eso nos importa a todos, en todas partes, y siempre. La animación vocacional, la oración por las vocaciones, el apoyo económico, cuando es necesario, para los seminaristas y jóvenes religiosos, es un deber que brota del hecho mismo de ser bautizados.
  3. No vamos a descuidar nuestros sacerdotes. Demasiado cómodo resulta para algunos sacerdotes encerrarse en su egoísmo, sus comodidades o sus miedos. Demasiado cómodo para nosotros encerrarnos en nuestros hogares, nuestros intereses o nuestros prejuicios. Y luego demasiado cómodo para ellos llevar dobles vidas, o buscar consuelos mundanos o ilícitos. Y demasiado irresponsable de nuestra parte esperar a que caigan, ellos solos, para entonces señalarlos, y juzgarlos, y hundirlos. Necesitamos un ambiente de calidez en el respeto, y de amistad en Cristo para con todos nuestros sacerdotes, para que amen su vocación, se sientan útiles, y a la vez puedan liderarnos en una vida cristiana plena.
  4. Sí vamos a proclamar con gozo que somos rebaño de Jesucristo. Si el Señor no se avergüenza de nosotros, ¿qué tal está que nosotros nos avergoncemos de pertenecerle? Muy al contrario, proclamaremos que “somos su pueblo y ovejas de su rebaño,” y diremos sin temor que los Apóstoles y sus sucesores, es decir, nuestros obispos, han recibido el encargo de alimentarnos y cuidar de nuestros corazones. Frente a un mundo que levanta la bandera de una supuesta “autonomía” para detrás de ella clavar el puñal de la soledad amarga y el absurdo, nosotros haremos frente común con nuestros diáconos, sacerdotes y obispos. Bajo el cayado del Papa, permaneceremos unidos como pueblo que confiesa la fe en el Dios uno y único, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

Con motivo del Jueves Santo de 2013. Laudetur Iesus Christus!

20.03.13

Una Carta al Papa Francisco

Son tan grandes y evidentes las muestras de cercanía con que has querido iniciar tu pontificado que parece casi natural escribirte y tratarte de “tú,” o de “vos,” como se usa en Argentina. Permite entonces que de modo fraterno, como es tu estilo, y con el corazón lleno de afecto, como se deja sentir el tuyo, te dirija estas palabras.

Papa FranciscoMe motiva el amor; así de sencillo. De joven novicio dominico pude acercarme por primera vez a la vida y los escritos de Santa Catalina de Siena. Pronto quedé contagiado del fuego de su amor por la Iglesia, así como de su certeza inconmovible en la presencia del Señor Jesús en su Vicario, a quien raramente llamaba de otra manera que no fuera el “Dulce Cristo en la Tierra.” Mi vida religiosa, toda ella, y mi servicio sacerdotal, todo él, han estado siempre impregnados de ese amor por el Papa, en la certeza de que “confirmar en la fe” es ministerio que toca, levanta y santifica todos y cada uno de los aspectos de la vida de la Iglesia. Nada hay en el Cuerpo de Cristo que no tenga su sustento último y su razón de ser en el misterio de la fe, y por eso, nada hay que sea ajeno al Sucesor de Pedro.

Mas no pretendo desarrollar, ni en bosquejo, la teología del papado. Mi propósito es solamente señalar algunas amenazas que veo cernirse, ya desde tempranas horas, sobre el servicio que el Espíritu Santo te ha pedido y encomendado desde el día 13 de Marzo de 2013. Bien sé que te rodean muchos consejeros de abundante luz y sincero afecto a la Iglesia. Quizás por ello mis palabras sobren. Pero aún si sobraran en el Vaticano creo que no harán daño sino algún bien en otros lugares, a otros hermanos y hermanas que puedan leerlas, porque así seremos más los que tendremos renovados motivos para rodearte con nuestra oración, amistad, obediencia y apoyo.

Mencionaré cinco amenazas.

1. Algunos grupos de presión ("lobbies") van a querer usar tu lenguaje sobre una Iglesia humilde y pobre como arma en contra de la enseñanza moral y ministerial propia de la Iglesia.

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