3.03.16

(129) Otro micropost, esta vez contra el ternurismo excesivo

Me pregunto si con tanta caricia de Dios el pecador se convierte, o sigue pecando sin temor, cual niño mimado que como respuesta a sus trastadas encuentra, como bonificación, una carantoña.

Es propio de Dios, cuando quiere, mostrarse como Padre bueno y cariñoso. Pero esta ternura ni es su única pedagogía, ni la muestra más importante de su amor, ni se produce al margen de la cruz del Verbo.

El centro de la pedagogía divina es la cruz del Hijo, el centro del amor divino es el sacrificio de su Primogénito.

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1.03.16

(128) Micropost antibuenista

1.- Contemplas el fervor apostólico de los santos y te quedas pasmado. ¿Cómo tantos y tantos, a diferencia suya, afónicos de bondadismo, pueden caer tan bajo? ¡Cómo dejan de anunciar a Cristo y lo acallan, cegados de buenismo extremo, encarcelando el temor de Dios entre barrotes de optimismo temerario, o bajo piedras de aconfesionalidad!

Dobleidentidados y querenciosos de mundo, no quieren salir del cerco tramposo del diálogo y más diálogo y bla bla bla. Y a muchos parece más evangélico no predicar que alzar la voz en el desierto, o mientras te devoran los leones.

26.02.16

(127) Gracia

Estos veinte aforismos sobre la gracia son glosas que he escrito sobre Filipenses 2, 13, un pasaje central en la Escritura, fundamento de la doctrina de la gracia del tomismo:

«Es Dios quien obra en vosotros el querer y el obrar, según su beneplácito».

 

1.- Dios no ama al ser humano como Espectador, sino como Autor.

 

2.- No hay forma de ir por delante de Jesús. Él siempre se adelanta a nuestros buenos pensamientos, para dárnoslos en bandeja, y que además parezca que nos cuestan, que son un logro de nuestra mucha virtud.

 

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15.02.16

1.02.16

(125) Mediocridad y más mediocridad

No es talmente un misterio que el número de mediocres sea casi infinito. Siglos de cultura centrada en el hombre no pasan en vano.

Se dejó de hablar de Predestinación, y el mundo católico se volvió determinista. Y del determinismo molinista, permitido como un dolor de estómago que no se quiere curar, brotaron lodos de tibieza a raudales.

Sentirse de pronto el protagonista de la propia vida cristiana, no puede producir sino una náusea aún mayor que la de Sartre. Desde entonces, el catolicismo europeo sufre malas digestiones crónicas

Por eso digo que no es talmente un misterio el derrumbe del catolicismo en España, en Occidente en general. Es lo esperado: la lógica de la decadencia es implacable. Del atracón de malminorismo se puede morir de indigestión.

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