3.04.17

(169) Traumatología doctrinal, con una aclaración añadida

 1.- Propongo una nueva disciplina teológica: traumatología doctrinal. Se estudiaría en seminarios, institutos de ciencias religosas, aulas bíblicas…Vendría a substituir a casi la totalidad del temario.
 

2.- Tal vez algún día, cuando las moscas sean criaturas racionales, será posible al hombre adámico, posmodernamente ético, salvarse con sus solas fuerzas naturales y un libro de educación en valores en la mano.

 

3.- Parece imposible que, con los productos que existen hoy día, no pueda borrarse la marca de la Bestia en la frente y en la mano. ¿Acaso no están las tiendas del antilegalismo bien provistas de maquillajes y coloretes? ¿Será que es necesaria la gracia, y ser de Cristo,  para limpiar la huella del maligno cumpliendo los mandamientos

 

4.- Los bellos proyectos de la teología progresista: “hacemos iglesia en comunión, sin eticismos religantes, como un servicio pluralista y nouménico a la conciencia resiliente y bla bla bla bla bla…”

 

5.- Al cristiano ultravoluntarista que pretenda estatua y placa en la Ciudad Celeste, habrá que recordarle la doctrina católica sobre el auxilio divino.

Leer más... »

26.03.17

(168) Predestinación VIII: la aceptación libre de la gracia como fruto de la predestinación

A continuación expongo en doce aforismos un resumen de los expuesto sobre este tema en los anteriores posts sobre Predestinación. No cito Magisterio, pues ya fue citado en ellos anteriormente. Me limito, pues, a recordar y re-exponer las nociones fundamentales ya exlicadas, como síntesis de la doctrina católica tal y como la exponen santo Tomás y San Agustín y nosotros la hemos expresado.

 

1.- No se puede aceptar la gracia sin auxilio de la gracia. Aceptar libremente la gracia es fruto de la gracia. El ser humano no puede aceptar la gracia POR SÍ SOLO (herejía pelagiana) ni por sí solo con la suma de la gracia (herejia semipelagiana), sino por gracia. La acepta POR SÍ MISMO gracias a la gracia. Es la doctrina católica.

 

2.- Es semipelagianismo entender que depende primero del ser humano aceptar la gracia, entendida cual sumando en una suma, como si por sí solo pudiera aceptarla si se le añade un auxilio extra. Porque para aceptar libremente la gracia se precisa del influjo de la gracia.

 

3.- Es vital, para entender el misterio de la predestinación, comprender la diferencia que existe entre que el hombre actúe por sí solo y que actúe por sí mismo. El hombre no se salva por sí solo (herejía pelagiana/semipelagiana) ni sin él (herejía quietista/luterana) sino POR SÍ MISMO, como fruto de la segura transformación que la gracia eficaz opera en su voluntad.

4.- La predestinación significa que el ser humano no se salva por sí solo, pero sí por sí mismo, como efecto de la gracia. La eficacia del auxilio divino consiste, pues, en custodiar y defender del mal, por así decir, la libre elección del bien, que ha sido suscitada y mantenida por Dios hasta su término. Nuestro Señor siempre tiene la iniciativa.

 

5.- La predestinación significa que Dios mueve eficaz y gratuitamente al ser humano a moverse por sí mismo hacia su salvación, de forma infaliblemente libre.

Leer más... »

19.03.17

(167) Las tres advertencias de la Pascendi

El 8 de septiembre de 1907, año quinto del pontificado de San Pío X, fue una fecha importante para la Iglesia: es el día de la carta encíclica Pascendi, un profético documento magisterial. En ella no sólo se condenaban con claridad conceptual y precisión luminosa las doctrinas de los modernistas.También se daba voz de alarma contra los males que iban a venir, y se lanzaban tres advertencias fundamentales.

 

1.- La primera advertencia de la Pascendi.- Todo obispo debería tener muy en cuenta su primer deber, según la encíclica. Primera obligación, primer imperativo, primera misión de pastoreo: proteger el Depósito. Responsabilidad primigenia y primordial de la Iglesia jerárquica. Y es que el papel de los pastores, en el combate contra el error, es el papel protagonista. Así lo enseña, sin timidez ni eufemismos, en la primera frase: 

«(Pascendi Introducción) Jesucristo señaló como primer deber el de guardar con suma vigilancia el depósito tradicional de la santa fe, tanto frente a las novedades profanas del lenguaje como a las contradicciones de una falsa ciencia.».
 

2.- La segunda advertencia de la Pascendi.-  No menos vigorosa e impresionante es la segunda advertencia, que enseguida se expone, no más dicha la primera. Porque es cuestión de fidelidad alzar la voz y no poner boca en tierra, cual pastor malherido. Todo pastor primero es pastor.

«(Pascendi 1) Guardar silencio no es ya decoroso, si no queremos aparecer infieles al más sacrosanto de nuestros deberes, y si la bondad de que hasta aquí hemos hecho uso, con esperanza de enmienda, no ha de ser censurada ya como un olvido de nuestro ministerio.»

 
3.- Y la tercera advertencia de la Pascendi.- Con ella, las dos primeras llamadas de atención cobran fuerza inusitada. Advierte con parresía de la naturaleza intestina del modernismo, enemigo tanto más peligroso por ser interior; alien teológico y moral; toxina de anomia que vuelve al católico alérgico a su Tradición, y lo transforma en liberal. 
 

«(Pascendi 1) Lo que sobre todo exige de Nos que rompamos sin dilación el silencio es que hoy no es menester ya ir a buscar los fabricantes de errores entre los enemigos declarados: se ocultan, y ello es objeto de grandísimo dolor y angustia, en el seno y gremio mismo de la Iglesia, siendo enemigos tanto más perjudiciales cuanto lo son menos declarados.»

 

4.- En resumen.- 1.- Los pastores tienen como primer deber proteger a su pueblo de los errores, declarándolos y condenándolos. 2.- Guardar silencio no es decoroso. 3.- Porque el enemigo está dentro de la Iglesia, y por ello es más peligroso, por estar oculto.

—En esta obligación de dar aviso hallamos el eco del Peristephanon, del gran Prudencio (348 - c410), dejando clara su urgencia: «iam necesse est audiasnolis uelisme, quis colatis sordium» (es necesario que oigas, quieras o no, qué clase de ignominias adoráis vosotros).

 

5.- Reflexionemos seriamente sobre esto, y confrontemos pasado y presente. Sean las tres advertencias de la Pascendi autoexamen de pastores y propósito de enmienda de sus programas y proyectos pastorales. Miren su fe no decaiga, que el peligro es mucho, y muchas las almas que salvar. Sean buenos pastores que avisen del peligro, e iluminen las tinieblas. Hablen a su grey con la misma autoridad de Cristo, de la que participan. No teman decir lo que el católico moderado, progresista de izquierda o de derecha, no soporta oir.

No cohiban su autoridad de gobierno. Sin duda, habrán de prepararse para la cruz del pastor: que es dar la vida por sus ovejas, llamando al mal por su nombre y no restringiendo el bien. No teman sufrir, sino no ser sufrientes, a imagen del Crucificado. No teman hablar, sino callar. No teman ser cual Ecce Homo, el mismo Ecce Homo, si es preciso. Que es por gracia que en Cristo puede ser buenos pastores, santos y valientes, en la defensa de la verdad.

 

LAUS DEO VIRGINIQUE MATRI

 

 

15.03.17

(166) En el laberinto progresista: el modernismo como Minotauro

¿Va ud. a hablar ahora del modernismo?

—Claro, es que si hablo del progresismo tengo que hablar del modernismo.

No entiendo. ¿Cuál es su tesis?

Mi tesis es que el progresismo eclesial, aun en sus dos vertientes, no es más que la forma posmoderna del modernismo.

—¡Toma ya! ¿No le parece un poco desfasado hablar, todavía, de modernismo, en plena posmodernidad? Hay evangelizadores que afirman lo contrario que ud.: que el catolicismo sigue empeñado anacrónicamente en una lucha contra el modernismo, sin entender que cambiaron las coordenadas, y que estamos inmersos en otra época: la muy líquida y delicuescente posmodernidad. Dicen que el modernismo pasó.

El modernismo no ha caducado, ni para la mente occidental en general, ni para la mente católica en particular. No ha pasado porque está inmersa en su laberinto, que se confunde con la cultura posmoderna. El progresismo es el laberinto con que el modernismo mantiene extraviadas muchas mentes católicas actuales. 

—Entonces, según eso, el modernismo es el señor del laberinto, su Minotauro.

Es lo que pienso.

—¿Y quién será Teseo?

El catolicismo autentico, bíblico-tradicional, sacramental, con buena doctrina de la gracia, con buena metafísica, con buena doctrina, sacral, adorador, venerador dúlico e hiperdulico.

Leer más... »

9.03.17

(165) Dichas y desdichas del progresismo católico

I.- PROGRESISMO TEOLÓGICO COMO HOSTILIDAD A LA TRADICIÓN

¿Ve ud. progresismo por todas partes?

—Hombre, por todas partes no, jeje

¿Cree ud, entonces, que hay un progresismo católico?

Obviamente. Claro que lo hay. Hay una tendencia del catolicismo cuya convicción es el marxismo cultural. Y digo convicción, porque es mucho más que una afición o un hobby. Es toda una forma de conformarse con el mundo. Es como una gran sombra de catolicismo, un simulacro, un arte de imitación, una impostura teológica. Una sombra que acompaña a la Iglesia, que hay que iluminar con el sol que viene de lo alto, que es la sana doctrina bíblico-tradicional. 

Y, ¿cómo calificaría ud. la esencia de ese supuesto progresismo católico?

—La definiría con esta expresión, un tanto belicosa, lo reconozco: hostilidad latente o manifiesta contra la Tradición y, por tanto, contra la ley natural. Incluyo aquí las buenas tradiciones, es decir, aquellas que conservan y refuerzan la ley natural, mediante la cultura, la leyes, las instituciones, etc. Por ejemplo, la tradición grecolatina y judeocristiana de Europa.

Es una definición muy extraña, jeje.

—Sí, pero se la puedo explicar, si le interesa.

No sé que decirle…

 

Leer más... »