InfoCatólica / La Mirada en Perspectiva / Archivos para: Marzo 2019, 16

16.03.19

(340) Entre el falso realismo y una "mística" equívoca

1.- La Nueva Teología, que es personalismo teológico, a través del inmenso prestigio que ha gozado en las instituciones católicas desde los tiempos posteriores a la Humani generis (1950), ha contribuido decisivamente a la formación de una idiosincrasia católica contemporánea. El carácter liberal, tercergradista, de esta idiosincrasia, tal y como estamos poniendo de manifiesto en esta continuada serie de artículos, ha definido con precisión el perfil ideo-sincrático del catolicismo hodierno.

 

2.- Paralelamente, el personalismo filosófico y político, apoyándose en los tópicos suscitados por la Nueva Teología, ha difundido un amasijo inorgánico de ideas que, pasado por el horno del posconcilio, ha cuajado en un cuerpo consistente de tópicos, prejuicios y lugares comunes de evangelización y pastoral. Catequesis, homilías, cursos de formación, artículos, publicaciones sin cuento, han ido (de)formando la mente católica en la nueva sensibilidad, de tal manera que, lo que en principio era un nuevo paradigma líquido, ahora es un nuevo paradigma sólido, petrificado, incuestionable, endurecido y enquistado.

 

3.- Ambas corrientes ideológicas, aun con sus aspectos buenos y positivos, han ocasionado una crisis de pensamiento sin igual en la historia de la Iglesia. Y no es que estén exentas de contenidos amables y piadosos; es que al transmitir sus conceptos generales han transmitido, también, sus fundamentos sustanciales, y sus fundamentos sustanciales son los mismos de la Modernidad. No de la modernidad temporal o cronológicamente considerada, sino de la Modernidad axiológica, de la Modernidad ética, de la Modernidad en sus principios constitutivos, que quintaesenciamos a menudo en la expresión del ilustrado y revolucionario Conde de Volney: «el hombre, ser supremo para el hombre».

 

4.- No podemos pasar por alto, de ninguna manera, que uno de estos principios tóxicos disueltos en la mente católica, ha sido el método fenomenológico husserliano y su triple ambición, con las consecuencias que, brevemente, mencionamos en el artículo anterior. La Nueva Teología y el personalismo filosófico y politico han usado y abusado de este método que calificamos de deconstructivo, porque, en su sofisticada búsqueda de fenómenos mentales “puros”,  o mejor dicho, “auténticos”, por decirlo heideggerianamente, desmonta los principios racionales y los saberes objetivos heredados por tradición. 

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